Me levanté de aquella cama, marchandonos Claudia y yo hacia la calle, viendo en la misma entrada el coche de Mario, estando él dentro de su automóvil mirándonos— ¿Quieres que nos vayamos con él? — me pregunto Claudia— No vete tú con él, yo prefiero caminar un rato, debo de pensar estoy muy nerviosa, vete con Mario ya nos veremos en mi casa — le dije marchandome yo en el sentido contrario de donde estaba aparcado Mario con su cocheApenas había andado unos metros cuando un coche se paró a mi lado viendo a John dentro— Sube ahora mismo al coche — me dijo — No quiero, prefiero andar un poco — le dije— Te he dicho que subas y no te conviene que me veas enfadado Sofia — me dijoSubí a su coche, sentandome en el asiento del copiloto, mirándonos John y yo a los ojos— ¿Que ha venido el espagueti a por ti? ¿Qué te dije ayer? — me preguntó— Yo no lo he llamado, no puedes culparme a mí de lo que él haga — respondí— Asi me gustas, que seas respondona,pero yo se como dominarte, vamonos a m
Cuando Mario y yo cruzamos nuestras miradas, los latidos de mi corazón iban a más de mil por hora, quedando inmovil al lado de la puerta de su despacho, viendo sentado en una silla a su lado a su amigo, que nos miraba a Mario y a mi como si estuviera viendo un partidos de tenis en directo— Leandro por favor, marchate y déjanos a solas — le dijo Mario, levantandose su amigo de la silla, marchandose seguidamente de aquel despacho— ¿Qué puedo hacer por ti? o mejor dicho – dijo levantandose del sillón– quiero que te pongas de rodillas y me des placer, ¿no es eso lo que le hacías a John cuando venías a su despacho? — me dijo mientras se acercaba a donde yo estaba— Mañana te entregaré mi dimisión, ha sido un error venir — le dijeMario me cogió de los brazos con sus manos empotrandome entre la puerta y su cuerpo, quedando nuestras bocas a milímetros— No lo admitiré, seguirás trabajando en este hotel para mi hasta que me digas quien es el padre del bebe que tienes en tu vientre, ¿entend
Nos marchamos de aquel restaurante, parando John su vehículo después, a unos metros donde estaba mi casa. Me fui dando un paseo hasta el edificio, entre y subiendo las escaleras, llegue a mi casa, me senté en el sofá poniendo la cabeza en el respaldo, mientras las lágrimas caían por mis mejillas solas, ya que la casa estaba muy silenciosa, me levanté del sofá cogi mi movil de mi bolso para llamar al Club TENTACIONE, cuando contestaron a mi llamada, pregunté por Karla la encargada de aquel Club— ¿Dígame? — la escuche preguntar— Karla soy bella, no se si te acordaras de mi — le dije— Claro que me acuerdo de ti ¿como estas bella? — me pregunto— Bien, pero necesito pasarme por tu club, ¿puedo ir ahora? — pregunte— Claro que si, vente ya para el club, yo te espero con los brazos abiertos, te espero entonces — me dijo, terminando las dos la llamadaMe marché a la calle, y pare un taxi, subí a el dándole al conductor la dirección donde estaba el club, cuando llegamos le pagué al conduct
Al entrar en el salón de mi casa con mi equipaje ya preparado en la mano, se me callo al ver a Mario dentro, mirándonos los dos fijamente a los ojos, hipnotizandome sus preciosos ojos verdes.— ¿Qué haces aquí? ya te puedes ir marchando de mi casa, nadie te ha invitado a venir — le dije— Sofia por favor hablemos, creo que estas muy confusa por todo lo que te esta pasando — me dijo Mario—- Creo te equivocas, no estoy confusa, solamente quiero que desaparezcas de mi vida para siempre, por favor — le dijePero Mario se acercó hasta donde yo estaba, rodeo mi cintura con su brazo, puso su mano en mi nuca, pegando su boca a mi boca, besandome con deseo, pasion y lujuria mientras su lengua bailaba dentro de mi boca, apartandonos cuando ya nos faltaba el oxígeno, mirándonos los dos a los ojos— Casate conmigo — me dijo, escuchando de mi amiga Sandra un “oh”, y a mí dejándome estupefacta por su petición— ¿Qué has dicho? — pregunte— Que te cases conmigo, no tengo anillo para ponerte, pero p
Mario me soltó mis brazos poniendo una de sus rodillas en el suelo, sacando del bolsillo de su chaqueta una cajita envuelta en raso, abriendola, mientras los dos nos mirabamos fijamente a los ojos— Sofia, sabes que te amo como nunca ame a ninguna mujer, ¿aceptas ser la señora Angeletti? — me pregunto mientras una lágrima rodaba por mis mejillas— Mario, por favor ponte de pie — le dije sintiendo mis mejilla sonrojadas— No voy a levantarme hasta que me digas que sí que te casaras conmigo — me dijoPero en vez de contestarle y con los nervios a flor de pie, me fui hacia la puerta, abri el cerrojo y abriendo la puerta me marché del despacho corriendo, entre en el cuarto donde nos cambiábamos de ropa, cogi mi bolso y corrí hacia las escaleras, marchando seguidamente del hotel, Ya en la calle, ande pensativa tropezando con la gente que iba en dirección contraria a donde yo andaba, hasta que sin darme cuenta llegué al hospital agotada, ya que las nauseas volvieron a hacer acto de presenci
Estuve despierta hasta que me asegure de que Mario ya estaba durmiendo, me levanté de la cama y como si fuera una ladrona, me marché del dormitorio hacia el salón. Como ya estaba vestida, cogi mi bolso, marchandome de aquella preciosa casa, cerrando la puerta despacio para no despertar a Mario. Una vez en la calle, me fui dando un paseo aunque no había nadie en la calle y estaba ciertas zonas muy oscuras, cuando ya me canse de andar, me senté en un banco que había en la calle, saqué el móvil de mi bolso y llame a un taxi, que tardó en llegar bastante tiempo, subí en él dándole al conductor la dirección de mi casa, al llegar, le pagué al hombre, baje del coche dirigiendome a la entrada del edificio para subir hasta la planta de mi casa. Abri la puerta, pero cuando la iba a cerrar, me di cuenta de que alguien puso un pie impidiendo cerrar, encendí la luz del pasillo viendo enfrente mía a John, que empujándome entró en la casa— ¿Qué quieres? Lárgate de mi casa ahora — le grite, recibien
Cuando me desperté, me vestí, me acerque hasta la cocina para hacerme un vaso de leche y comerme unas galletas, ya que tenía hambre, limpie después la cocina y la deje toda recogida, me fui al salón cogi mi bolso, marchando seguidamente de mi casa hacia la calle, me acerque hasta la parada mas proxima del autobus para ir al hotel y coger mi liquidación ya que la noche anterior Mario me despidió y yo sabía que lo dijo muy enserio. Una vez que llegue, entré en el hotel dirigiendome hacia el cuarto donde nos cambiábamos de ropa, para hablar con mi amiga Sandra y contarle lo que me había pasado la noche anterior con John y con Mario, pero antes de llegar, me paré al escuchar la voz de Mario.— Señorita Sofia, ya no puede estar en este hotel, al menos que sea una cliente y aquí no admitimos putas, vaya a recursos humano para que le paguen y lárguese de este decente hotel, no queremos fulanas como usted — me dijoNo le dije nada, agache la cabeza, marchandome del hotel hacia las oficinas do
Mario no se quiso ir de la habitación ni para comer hasta que mi amiga Sandra vino a visitarme y ella mismo lo echo de la habitación, quedandonos las dos solas.— Qué cambio ha dado el jefe, esta mañana no había quien le hablara y ahora es él, el que no cesa de hablar ¿Que le ha pasado? no lo entiendo — me dijo— Anoche fue a mi casa y estaba John dentro conmigo, ese cabrón forzó la puerta cuando yo iba a entrar y me forzó despues a mi, viendome desnuda Mario cuando abri la puerta — le dije— Ahora si que lo entiendo todo, ese cabron no te dejará nunca tranquila, que no se cruce cuando esté conduciendo yo, que no miraré si hay algún guardia para cuando me lo lleve por delante — me dijo, riendo las dos— Mario es muy bueno, lleva todo el día aquí conmigo y seguro que no querrá marcharse esta noche de la clínica— Y bueno amiga ¿para cuando es la boda? no quiero que mi sobrino nazca y que sus padres aún esten disponibles y solteros — me dijo Sandra— No te preocupes que no sucederá así