Brihana Kazcanov se encontraba en el centro médico más prestigioso de la ciudad, un lugar donde las paredes blancas y el aroma a desinfectante parecían absorber cualquier rastro de humanidad. Había llegado temprano, con su característico porte elegante, pero con un rostro que denotaba preocupación. Sabía que su nombre y reputación le abrirían puertas, pero esta vez no se trataba de una simple visita social o de un evento de caridad. Había vidas en juego, y ella estaba decidida a encontrar respuestas.Los médicos la recibieron con respeto, incluso con un leve nerviosismo. Después de todo, Brihana era una figura pública, una embajadora de marcas de lujo, y una mujer que no aceptaba un "no" como respuesta."Señorita Kazcanov, es un honor tenerla aquí" —dijo uno de los doctores, un hombre mayor con cabello canoso y gafas gruesas—. "¿En qué podemos ayudarla?"Ella respiró hondo, dejando de lado cualquier formalidad."Doctor, necesito hablar con los pacientes que han reportado reacciones alé
El salón de conferencias estaba impregnado de una tensión palpable. Brihana Kazcanov, con un porte imponente y una mirada que podía atravesar el acero, se encontraba frente a un grupo de personas que habían intentado manipular la situación de las reacciones alérgicas para su beneficio personal. A su lado, dos abogados de renombre acomodaban cuidadosamente los documentos que contenían pruebas irrefutables de los crímenes de los presentes.La sala estaba en completo silencio, excepto por el leve crujido de las sillas cuando uno de los hombres intentó moverse incómodamente."Ustedes pensaron que podían jugar con la salud de las personas y con mi reputación" —comenzó Brihana, su voz clara y firme—." Creyeron que podían manipular los informes médicos y exagerar los síntomas de las reacciones alérgicas para desacreditar a Cartier. Pero lo que no calcularon fue que yo no soy una mujer que se quede de brazos cruzados."Uno de los hombres, visiblemente nervioso, intentó interrumpir."Señorita
Brith sintió que la sangre le hervía. La idea de casarse por conveniencia lo repugnaba, pero sabía que estaba en una posición desesperada.—Lo pensaré —respondió finalmente, con un tono frío.Eduardo asintió, como si ya hubiera ganado.—Tómese su tiempo. Pero recuerde, esta es una oportunidad que no se presenta dos veces.Brith Cartier salió del imponente despacho de Eduardo Montenegro con la mandíbula tensa y las emociones en conflicto. Había mantenido la compostura frente al empresario, pero por dentro estaba hirviendo. No podía creer que, apenas unos meses después de haberse liberado de un matrimonio que lo había dejado emocionalmente destrozado, lo primero que Eduardo le ofreciera fuera otro matrimonio… esta vez con su hija, Sienna."¿Acaso piensan que soy una pieza de ajedrez que pueden mover a su antojo?", pensó mientras caminaba hacia su auto, su mente girando en círculos. Había amado profundamente a su exesposa, pero esa relación había sido un desastre, marcada por mentiras, m
Brith respiró hondo, sintiendo el peso de la situación. Todo lo que Jean Luc había dicho tenía sentido, pero también lo colocaba en una posición peligrosa. Si Andrei era capaz de manipular a tantas personas y de causar tanto daño, enfrentarlo directamente no era una opción."Jean Luc, si realmente tienes pruebas que puedan involucrar a Andrei, las necesito. Pero no puedo actuar sin un plan. Si vamos a hacer esto, tienes que ser mi aliado. Necesito que me ayudes a construir un caso sólido."Jean Luc asintió."Lo haré, Brith. Pero tenemos que ser cuidadosos. Andrei tiene ojos en todas partes. Si sospecha algo, no dudará en eliminarme… o a ti."Brith apretó los puños, sintiendo una mezcla de rabia y determinación."No voy a dejar que Andrei siga destruyendo vidas. Si realmente tiene a los inversionistas bajo amenaza, hablaré con ellos. Si logro ganármelos, podríamos quitarle el poder que tiene sobre la empresa. Pero primero, necesito esas pruebas."Jean Luc asintió de nuevo."Las tengo e
Liam se secó las lágrimas de risa y se recostó en el sofá, todavía riendo.—Lo siento, amigo, pero esto es demasiado. Acabas de salir de un matrimonio que terminó en desastre, y ahora este tipo quiere ponerte a su hija en las manos. ¿Qué sigue? ¿Un reality show sobre tus fracasos matrimoniales?Brith negó con la cabeza, aunque una parte de él también veía lo absurda que era la situación.—Lo peor de todo es que Eduardo lo dijo como si fuera un trato de negocios. Como si casarme con su hija fuera solo una transacción más.Liam volvió a reír, pero esta vez con un toque de seriedad.—Bueno, al menos sabes que no tiene alma. Pero en serio, Brith, ¿qué vas a hacer? Porque, honestamente, no puedo imaginarte diciendo "sí, acepto" otra vez.Brith suspiró, apoyando la cabeza en el respaldo del sillón.—No lo sé, Liam. Todo esto es un desastre. Pero una cosa es segura: no voy a permitir que nadie más me manipule. Ni Andrei, ni Eduardo, ni nadie.Liam levantó su vaso en un brindis.—Por eso te r
Brihana sonrió y negó con la cabeza.—Gracias, Tiffany, pero no necesito hacer nada. Si Sienna realmente cree que puede manejar a Brith, tarde o temprano se dará cuenta de lo equivocada que está. Y cuando eso pase, yo estaré aquí, disfrutando del espectáculo.El sol brillaba con fuerza esa mañana, pero el aire en las oficinas de Éclat estaba cargado de una tensión que nadie podía ignorar. Brihana Kazcanov había llegado temprano, lista para una reunión importante con los directivos de la empresa. Su porte elegante y su andar sereno eran inconfundibles; incluso los empleados más distraídos se detenían a mirarla. Ella no necesitaba anunciarse, su presencia lo hacía por sí sola.Sin embargo, lo que Brihana no esperaba era encontrarse cara a cara con Sienna Montenegro. La futura señora Cartier.Sienna estaba allí, como si la estuviera esperando. Vestida impecablemente, con un aire de superioridad que irradiaba en cada paso, se abrió paso entre los empleados, quienes disimuladamente observa
El aire en las oficinas de Éclat estaba tenso, como si algo grande estuviera a punto de suceder. Los rumores sobre el enfrentamiento entre Brihana Kazcanov y Sienna Montenegro se habían extendido como un incendio forestal. Todos los empleados hablaban en susurros, especulando sobre lo que podría pasar después. Pero nadie, ni siquiera Sienna, estaba preparado para lo que estaba por venir.Sienna había recibido una notificación para presentarse en la oficina del director ejecutivo. Ella caminó por los pasillos con la cabeza en alto, segura de que iba a recibir un reconocimiento, quizás incluso un ascenso. Después de todo, los rumores decían que sería la futura señora Cartier, y en su mente, eso significaba que merecía un trato especial. Mientras avanzaba, los empleados la miraban, algunos con curiosidad, otros con una mezcla de lástima y desprecio. Pero Sienna no se percató de nada; estaba demasiado ocupada imaginando su victoria.Cuando llegó a la oficina del director, ajustó su chaque
Sienna llegó a la mansión de los Montenegro con lágrimas en los ojos y el corazón lleno de rabia. Su cabello estaba desordenado, y su maquillaje, que antes era impecable, ahora estaba corrido por el llanto. Todo su plan, su esfuerzo por convertirse en la futura señora Cartier, se había desmoronado frente a sus ojos. Había sido humillada no solo por Brith, sino también por Brihana, esa mujer que parecía tener todo bajo control. Pero Sienna no iba a quedarse de brazos cruzados.Al entrar en el despacho de su padre, lo encontró sentado detrás de su amplio escritorio de madera, con una expresión seria pero calculadora. Don Montenegro siempre había sido un hombre de negocios frío y estratégico, y esa tarde no era la excepción.—Papá… —comenzó Sienna, con la voz temblorosa—. No sabes lo que me hicieron. Esa mujer… ¡esa m*****a mujer! Me humilló frente a todos, y Brith… ¡Brith la defendió! ¡A ella! —Su voz se quebró, y las lágrimas volvieron a caer.Don Montenegro la escuchó en silencio, deja