Una semana ha pasado desde que Nastacy fue entregada en intercambio. Su vida se ha vuelto tan repetitiva, que parece que vive en un bucle del tiempo. Se levanta, se asea, desayuna la comida que le trae la señora de servicio, después lee un libro hasta que llega la hora del almuerzo, y pasado el mediodía, posa para que Dominik pinte sus cuadros.En este momento se encuentra sentada, con las piernas cruzadas y sus manos reposando sobre ellas mientras observa fijamente al hombre que le indicó que adquiriera esa posición.Lleva media hora sin poder moverse, ya que él, nuevamente está utilizando su imagen para crear una pintura.Nas aprovecha el momento para detallarlo, se ve tan concentrado cuando pinta, su mirada se pierde entre el lienzo y los colores, tal como si en su mente, estuviese entrando en la obra que está por crear. Y mantuvo la misma expresión, hasta que de la nada, cambio a una muy sería, al parecer hay algo que ha empezado a molestarle.—¡No me sirve!—Exclama en tono frustr
—¡Me volveré loca!—asegura Nas, debido a que lleva tres días, sin hablar con absolutamente nadie. Después de aquel incidente con Dominik, él no había vuelto a la habitación, y no ha visto a nadie más que a la chica de servicio quien simplemente le deja el plato de comida y se marcha sin decir palabra alguna, como si estuviese alimentando un animal.La joven se levanta e intenta mover una cortina para abrir una de las ventanas, pero detuvo sus manos porque fue la puerta de la habitación la que fue abierta.—Tengo ganas de pintar—dice el peli negro—Hoy estoy de humor. No se toma la amabilidad de saludar, aunque nunca lo hace, por eso a ella no le parece extraño.—¿Necesita que me cambie la ropa?—trae puesto un vestido blanco que da hasta la rodilla, de escote corazón y ajustado en la cintura.La mira de arriba a abajo, y niega con la cabeza.—¿Y que hago?, ¿me quedo de pie o tomo asiento?—Eso es lo que aún no se—Se lleva una mano a la barbilla con un gesto pensativo—No me decido que
Alguien toca la puerta, de seguro es que traen la comida, tan puntual como siempre. —Adelante—dice Nas, y una señora se asoma para informarle que el jefe ha indicado que se presente en el comedor.Ella la mira atónita, y un tanto nerviosa le pregunta ¿dónde queda el comedor?, puesto que es la primera vez que saldría de esa habitación desde que llegó al edificio. Una vez informada, lo duda bastante, no sabe que le espera fuera de esas cuatro paredes, y al caer en cuenta, se llenó de valor porque recordó su plan de querer escapar de ese lugar, y para eso, necesita conocerlo mejor.Apenas sale de su habitación, se percata del hombre que se encuentra a dos metros de distancia, no tenía idea de que uno de los hombres de Dominik custodiaba su puerta. Eso complica mucho sus planes.Llega al comedor, y ya los hermanos se encontraban sentados.—Pensé que no vendrías nunca—Dice el peli negro, algo irritado.—Nas, es un gusto verte—Menciona Damián en un tono amistoso, y ella curva sus labios
—¿Qué estará haciendo mi padre? —Se pregunta Nas, mientras observa la cubierta del libro que acaba de leer—De seguro está buscándome, y yo aquí sin hacer nada para regresar con él.Esas palabras, removieron algo en su interior.Pensar en su padre, en la desesperación que debe estarlo albergando por el hecho de no encontrarla, y en lo injusto que resulta que ella, continue sin hacer nada para salir de ese lugar.La joven se levanta de la silla en la que se encontraba, se coloca las zapatillas en un solo movimiento, y sin contar con una idea reflexiva, camina hacia la puerta y la abre de golpe para salir de aquella habitación.Pasó por el frente del guardia de seguridad y el hombre no movió un musculo, así que no se detuvo, continuo su camino hasta el ascensor. Aprieta el botón, y aun las puertas no habían abierto lo suficiente cuando ya había entrado.Al parecer reaccionó una vez que se encontraba ahí dentro, la atacaron los nervios, y lo único que se le ocurrió fue detener el enorme a
“¿Y tanto misterio para esto?” —Pensó Nas, al encontrarse en el piso cinco con una simple sala de reuniones, o salón de fiestas, depende de la ocasión para la cual se amerite. Un salón que cualquier millonario arrogante y despilfarrador tendría en su casa.Eso sí, no puede negar que su descubrimiento la ayudo a relajarse un poco, ya que su mayor miedo era ser llevada a una especie de habitación del horror, en la cual Dominik torturara a sus enemigos, o algo peor. Al menos el lugar no está tan mal.Y a pesar de la baja iluminación, pudo visualizar al peli negro, sentado casi al final del salón, bebiendo alcohol y fumando un cigarrillo.El hombre se encuentra algo pensativo, con la mirada perdida, es por eso que la chica aclara ligeramente su garganta para que note su presencia.Alza la mirada y por poco no logra controlar sus expresiones, casi deja al descubierto lo extasiado que estaba ante tal belleza.—¿Estás lista?—Nas solo asiente con la cabeza para afirmar.Dom le indica el espac
—¿Por qué se me ocurrió ésta estupidez?—Se pregunta Dom a sí mismo con los dientes apretados, al darse cuenta de como sus clientes miran a Nastacy mientras baila.Todos parecen hipnotizados con la chica, y es que lo hace tan bien, que su público no puede apartar la mirada.—¡Eso es todo!—Anuncia el peli negro al terminar la primera música, y se escuchan los aplausos de inmediato, seguidos de unos cuantos "que baile otra", "queremos seguir viéndola", "es hermosa" de fondo—¡Es hora de iniciar los negocios!, no vinieron aquí solo para entretenerse.Nas se le acerca y le susurra cerca de la oreja "Si me lo permite, puedo bailar una pieza más", con la única intención de poder ganar tiempo para encontrar a alguien que le ayudese a escapar de ese lugar.Él, la observa directo a los ojos, y a pesar de que estaba decidido a negarse, algo en su interior no se lo permitió, simplemente asintió con la cabeza.Regresa a su posición y comienza una vez más, y mientras él la observa bailar, a su mente
Es la segunda vez que Nas intenta escapar, y ésta vez se encuentra más nerviosa que en la anterior.Por supuesto porque no está bajo las mismas circunstancias, en ésta ocasión está siendo arrastrada de la mano por un joven a quien pensándolo bien, le aterra meter en problemas.No les fue difícil llegar al ascensor, era extraño que no hubiesen hombres vigilando por ningún lado, quizás las cosas estaban a su favor, o tal vez, era todo lo contrario...Erick se quita el saco y se lo coloca por encima de los hombros.—Para que no llames demasiado la atención—le informa—al salir de aquí, irás directamente al auto que te voy a indicar, yo distraeré a los guardias para que no te vean subir, entra en la parte trasera y acuéstate completa, te alcanzaré en un par de segundos.No tuvo chance ni de responderle, cuando terminó de darle los detalles de su plan, las puertas se abrieron. Erick señaló un deportivo plateado, y después de tomar caminos separados, ella avanzó intentando cubrirse con los
A Nas le cuesta respirar, todo pasó tan rápido que no logra comprender que fue lo que sucedió...Permanece dentro del auto y se sobre salta cuando ve a un hombre asomarse a la puerta que continuaba abierta. Se trata de Teo, la mano derecha de Dominik.—Aqui está jefe—dice en voz alta y después extiende su mano para ayudarla a salir del auto.Y sí que cambian las cosas de un instante para otro, hace unos minutos estaba desesperada por no ser encontrada, y ahora se haya aliviada de que la atraparan en pleno "escape".Al salir del deportivo, se acomoda como puede el vestido rasgado y mantiene la mirada clavada en el piso, llena de vergüenza por la situación.Escucha unos pasos acercarse lentamente hasta detenerse frente a ella, y aunque solo logra ver unos costosos zapatos, sabe a quien le pertenecen.—Levanta la cara—le ordena Dom, en un tono extrañamente apacible, y ella no obedece, así que él la toma del mentón y la obliga a hacerlo.Sus oscuras pupilas la detallan cuidadosamente, obs