El CEO Cevallos, fue directo, por supuesto que le importaba que intenciones tenía el hombre, quién era, que valores tenía, si no le convencía por algo que fuera mal visto, ni daría su consentimiento para esa relación — ¿Qué intenciones tengo con Emma? pues quiero que nos podamos conocer más, recién le he pedido ser mi novia, ella me ha aceptado y eso me tiene muy feliz, no pienso dejársela a ese imbécil de Sotomayor, si la tuvo y no la valoró, ese no es problema mío, yo la quiero conmigo, hacer un futuro juntos — ¿Un futuro dices? no pensé que fuera tan serio, ¿qué no solamente querías conocerla? es mi hija menor, se supone que Adela que es la mayor, se comprometa primero y tenga una buena pareja — El padre se puso preocupado — Estoy seguro que ya habrá alguien que congenie con su hija mayor, pero ahora es el turno de Emma, soy un hombre muy formal, no soy un picaflor aunque heredé el encanto natural de mi padre Lizandro, soy cien por ciento fiel, con una lealtad inquebrantab
Entre apretones amistosos de hombros, el CEO y el abogado, pasaron a la sala de estar, Emma, bajaba las escaleras vestida en dior, su cabellera negra le lucía muy linda, el joven De Luca, estaba embobado sin quitarle la mirada de encima — Hola, buenas noches, disculpen la demora, espero que tengan mucha hambre porque la cena ya está lista, así que pasemos al comedor — Hola, cariño, esto es para ti, espero que te gusten — Adriano dió un suave y corto beso en los labios de la jovén, Emma, se sonrojó pero no le disgustó el acercamiento de su novio — Son hermosas, Adriano, las pondré en agua, ustedes vayan yendo a sentarse enseguida los alcanzo Pablo Cevallos, vió que su princesa sonrió, ella estaba de lo mas feliz con ese jovén, hacían muy linda pareja además Cómo la madre de Emma, estaba de viaje, no los acompañaría esa noche, así que se dispusieron a degustar el exquisito pavo acompañado de ensaladas frutales y puré de papás, un buen vino fue el acompañamiento ideal, todo est
En la cena, Adela, había quedado advertida por su padre, así que se estaba conteniendo por el momento, pero debido a su personalidad narcisista y egocéntrica, no pensaba dejar las cosas así — Adriano, que pena contigo, Adela, suele ser muy explosiva con su carácter, siento mucho si te hizo sentir incómodo, eso es lo que menos quería para esta noche — Tranquila, me he sentido muy bien recibido por ti y por tu padre, la cena está deliciosa — Me imagino que acostumbras a que te cocinen chefs, Adriano — Así es, señor Cevallos, en nuestra mansión en Inglaterra, tenemos a tres chefs con estrellas Michelin a nuestro servicio, pero puedo decir con toda sinceridad que este pavo es lo más exquisito que he probado en mucho, mucho tiempo — Es una simple cena de pavo al horno y ensalada de frutas, no se puede comparar con lo que te sirven chefs tan preparados — Adela, dejaba salir su veneno — Tienes razón, no tiene comparación lo que me cocinan mis empleados a lo que me han cocinado l
No hubo momento de la noche en que Adela, no intentará desacreditar y dejar en mal a su hermana, el abogado era muy guapo, y se le había metido en la cabeza quitárselo, consideraba a Emma, muy poca cosa para el hombre — Adriano, lamento mucho la incomodidad que se sintió en la cena desde la llegada de Adela, estoy muy apenada contigo — No tienes por qué sentirte así, ella pierde su tiempo en intentar que yo te vea como poca cosa, eres una mujer muy hermosa y admirable, ahora me iré antes de que tú padre te pregunte si me pienso quedar a dormir La pareja rió, el CEO, no se iba a dormir hasta que el novio se marchara, estaba al pendiente de la situación, se despidieron con un beso, en la puerta principal, está vez Adriano, profundizó un poco más, la química entre ellos era demasiado fuerte, se separaron y su respiración estaba agitada En la habitación de los esposos Ferreira, era imposible que Aithana no sintiera tantas emociones divididas con respeto a su esposo, ella harí
Aithana, se quedó pensativa por unos momentos, su esposo la abrazaba desde atrás, el le susurraba al oído todo lo que lo había hecho sentir la noche anterior cuando hicieron el amor, Drago, le estaba preguntando que si podían quedarse juntos por el resto de su vida — Dame tiempo, no me iré, te sigo amando, no sé si sea bueno o si sea malo para mí, pero me di cuenta de que te sigo amando tanto, me cuesta irme, todavía sigo necesitando tus besos y tus caricias, no puedo decir que estoy me gusta, debería de haberte dejado de querer, debería despeeciarte y odiarte, más... todavía no lo logró — No, Aithana, no me odies, sigue amándome, sigue siendo mía, yo te amó y soy tuyo, solo tuyo, tenemos tres bellos hijos, no desbaratemos este hogar, déjame curar tus heridas con mi amor — Ahhh... escuchá, me quedaré a tu lado, pero si vuelves a fallarme, me iré y no volverás a saber de mi nunca más, además te prometo que encontraré a otro hombre al que le daré todo lo que soy capaz de ofrecer
En la vida de un mafioso no todo es disfrutar y relajarse, siempre hay enemigos acechando en las sombras, y este era el caso de los Sorento, los enemigos de Deeguel, que querían obtener su poder, sus negocios, territorios y dinero, lo habían intentado matar en aquel atentado donde perdió la vista, pero habían fallado Esta vez harían las cosas diferentes, sabían que se había vuelto mucho más fuerte de lo que ya era cuando se asoció con la familia Ferreti, los líderes de la mafia griega, así que decidieron ir a por ellos primero para neutralizarlos, solo que lo que no sabían era que los griegos no tenían puntos débiles, todos, todos ellos eran letales En la mansión Rodríguez, ese mediodía, un hombre se mirada tan gélida como el hielo, de complexión atlética, con brazos marcados pero de cuerpo estilizado, llegaba furioso, quería asesinar a todos a su paso, Deeguel Rodríguez, fué avisado por sus hombres que un extraño queria entrar y ver a los Ferreti El mafioso mexicano salió a
Los Ferreti, se iban a mover de inmediato, tenían que encontrar a Evelyn, viva, al igual que a Evon, los Sorento, se iban a arrepentir de haberla secuestrado, se había metido con el mismo diablo, Alessandro Ferreti, utilizaría hasta su último recurso para rescatarla — Dante, vamos a ponernos en marcha con este asunto, ya sabes lo que tienes que hacer, Joshua, llama a Alexander, cuéntale lo que está pasando, dile que venga preparado para la guerra — Los Sorento, habían despertado de su sueño al león de hielo, el que había estado dormido y dejando que su hijo Dante, tomara el poder que él ya le había heredado — Por ahí hubieras empezado, ruso, debiste decirme que eras cuñado de Dante Ferreti, y lo que estaba pasando, te habría dado acceso a la mansión sin problemas — Fue mi error, es que no tengo cabeza para nada, estoy muy preocupado por mi esposa y mi hijo, si mueren yo... no, no puedo aceptarlo, si fuera cualquier otra cosa jamás hubiese venido a pedirle ayuda a mi cuñado,
Los Sorento, no eran alguien con quién pudieras jugar, eran asesinos de sangre fría,, su ambición era desmedida y no negociable con sus rehenes, pero la seguridad y temple de la joven Ferreti, no dejó margen a una negativa, cooperaría pero siempre y cuando dejaran ir a su hijo — ¡No estoy seguro de que debamos ceder a las exigencias de la mujer, ella no está en condiciones de pedirnos nada, tener dos cartas es lo mejor para asegurar el éxito! — Su argumento me convenció, aún siendo mafiosos y asesinos, no hay honor en dejar a un niño en medio del fuego cruzado, no somos infanticidas, con que nos quedemos con ella es suficiente, procedamos, iré a traer al niño Muarice Sorento, subió a la habitación para extraer al niño — Mamá, no me quiero ir y dejarte aquí solita, me quiero quedar a acompañarte y protegerte — Escucha Evon, tienes que ir con papá, dile que estoy bien y que resistiré hasta que venga por mí, pero que no se demore tanto por qué el italiano querrá hacerme dorm