Los mafiosos ya habían trazado el plan, comenzaron a rodear la mansión Sorrento, había llegado el momento de ajustar las cuentas que estaban pendientes

Ya estaban entrando cada quien por un lado diferente, Logan Romanov, Evelyn y Deeguel Rodríguez, iban juntos, así les había tocado, ellos irían directamente por Maurice Sorrento

Los disparos se podían escuchar por todas partes, los italianos estaban resistiendo todo lo que podían, pero la realidad era que no eran nada en comparación a los experimentados mafiosos rivales

— Vamos, Evelyn, entremos por aquí, ten mucho cuidado, no quiero que salgas herida, mira que convencerme de dejarte venir, he de estar muy loco para no prohibirtelo

— Soy una mafiosa, Logan, no lo olvides, así me aceptaste, tú ya sabías quien era

— Pero antes que eso eres mi esposa, y la madre de mi hijo, ¿Acaso ves a la esposa de otro mafioso aquí?

— Pues no, pero no todas las esposas son mafiosas como yo

Entraron por la puerta de servicio, pronto est