Nikolay entró a la mansión con la tranquilidad de quien tiene el poder de hacer lo que quiere, su socio y amigo lo recibió con un semblante serio. — Buenos días Nikolay, estoy muy agradecido de que estés aquí. —No te preocupes amigo mí, para eso estamos, para apoyarnos. —Igualmente lo agradezco, pasemos a mi despacho para que podamos hablar tranquilamente—le dijo y el ruso asintió. Cuando se encontraron en el despacho le preguntó— ¿ deseas algo de tomar, un café tal vez? —No O'Farrell, ya he desayunado así que no te preocupes por mí, vamos directo al grano y dime si has averiguado algo. —El día de ayer mis hombres se encontraron con una persona que dice que hace un par de semanas atrás o poco más, un hombre desconocido estuvo reclutando hombres con la finalidad de llevar a cabo una misión. —¿Y qué tiene eso especial?— le preguntó Nikolay. — El caso es que el hombre hizo especial énfasis en que la misión se trataba de un niño y que si eran hombres con suficientes escrúpulos
Nathalie observó al pequeño niño que dormía junto a ella, colocó la mano en su frente y se percató de que la fiebre había cesado, por fortuna el niño se encontraba bastante mejor y ahora podía dormir tranquilamente. Aquella situación la tenía desesperada ya habían pasado muchos días desde que Dylan no veía a su madre y cada vez era más obvio de cuánto la extrañaba, hacia solo un par de días estaba jugando con el niño cuando él elevó su carita hacia ella y con sus manos extendidas como en su búsqueda comenzó a bucear diciendo; —Ma... ma...ma...ma... Aquello generó que el corazón de Nathalie se estrujará de pena, era obvio lo mucho que el niño extrañaba a su madre y que con el pasar de los días el pequeño mostraba angustia por la ausencia del calor materno, y le generaba un más dolor saber que aquella joven madre se había perdido de las primeras palabras de su hijo porque aunque hubiese sido solo el buceo con una sílaba, era la primera vez el niño buscaba de pronunciar ese tipo d
Nathalie se encontraba en la cocina de la casa aprovechando que el pequeño Dylan dormid y que se encontraba mucho mejor de salud, decidió encargarse de el almuerzo como lo hacía últimamente, ella misma le habia solicitado al hombre misterioso que le permitiera encargarse de la preparación de las comidas porque ya estaba cansada de comer la comida que compraban fuera. —Deberias estar feliz, a las mujeres les gusta evitar la cocina. ¿No? —No a todas— le había respondido de inmediato—yo disfruto poder preparar mis alimentos. Y así habían acordado aquello, todo marchaba bien y un par de hombres la vigilaban constantemente haciendo rondas para asegurarse de que ella estaba dedicada a lo que debía, y que no intentara ninguna tonteria como; atacar a alguien con un cuchillo, se encargaban siempre de que ella viese las armas que llevaban, le frustraba sentirse observada como si fuese una rata de laboratorio a la cual tuviesen que tener constantemente bajo estricta vigilancia, sin embargo
Spencer abrió los ojos lentamente, como saliendo del letargo que le había dejado el fuerte golpe que recibió en la cabeza, por un momento no reconoció el lugar donde se encontraba, de hecho, no sabía dónde estaba y sus ojos batallaban por acostumbrarse a la escasa luz del lugar. El cuerpo le dolió al darse cuenta que estaba sentado en una silla en el centro de la nada, sus brazos estaban hacia arriba sujetos a una cadena que colgaba del techo, estaba sin camisa y completamente vulnerable. —Hasta que despiertas O'Farrell— escuchó que le decía una voz frente a él, parpadeó buscando ahuyentar el dolor de cabeza, para su desgracia no al hombre que estaba sentado en una silla frente a él y le miraba directamente al rostro. —¿Quién eres?, ¿ porque me han traído aquí?, ¿qué es lo que quieren?, solo digan que están buscando y déjeme ir. — suplicó. —Las cosas no son tan fáciles esta vez, O'Farrell— le dijo el hombre con una sonrisa. —¿Qué es ese lugar?, ¿A donde me han traído ? —Bienv
Nikolay entró al edificio abandonado, con paso firme y elegante, su enorme estatura y musculatura era intimidante, seguido de cuatro de sus hombres que parecían ser sus sombras... siempre callados y atentos a las órdenes del jefe. Llegó al área más oscura y apartada donde estaba Spencer, su apari
Nathalie cortó la llamada, y se guardó el celular en el bolsillo de su pantalón, los hombres que yacían dormidos seguirían así por mucho, pero debía darse prisa por si volvían otros para cambio de guardia ó por si aparecia el hombre misterioso y la rubia. Hurgó en los bolsillos de los hombres hasta encontar las llaves de un auto, era obvio que si necesitaba salir de aquel lugar no podía hacerlo caminando, así que tomaría uno de los vehículos y seguiría el camino que habían trazado hasta salir de ese lugar boscoso y lograr llegar a una vía principal que le permitiera volver a la ciudad. Corrió al cuarto en busca de Dylan, quien la vió y de inmediato comenzó a balbucear. —Nos vamos Dylan, nos vamos a tu casa y luego yo me iré con los míos— tomó al niño y lo estrechó contra su cuerpo. salió de la casa y se encontró con Que habían dos vehículos estacionados por lo tanto debía decidir en cuál iba a viajar o al cual pertenecían las llaves que tenía en sus manos abrió primero las pue
—¡ENTREGANOS A DYLAN AHORA MISMO!—gritó Izan enfurecido. —¿Que haces, Izan?— Grace se giró hacia él con los ojos llenos de temor, después de ver cómo el rostro de Nathalie se llenaba de terror. Nathalie estaba muy asustada al ver la cantidad de armas que le apuntaban, su cuerpo entero temblaba —Yo solo quiero devolver al niño —dijo ella llena de angustia. —Por supuesto que vas a devolver a mi hijo ahora mismo, quiero que sepas que no voy a perdonarte, lo que has hecho a mi familia debes pagarlo— Nathalie se asustó aún más ante esa chispa de incontrolable desprecio que brillaba en sus ojos, de manera inconsciente comenzó a retroceder con él pequeño aferrado contra su pecho, estaba asustada. —Por favor no disparen—dijo nerviosa mientras daba lentos pasos hacia atrás— no disparen, les juro que no hice esto porque quise—comenzó a llorar mientras mantenía los ojos fijos en Grace, como buscando su ayuda— no lo hice señora, no lo hice porque quise ya se lo he dicho. —Tranquila,
—¡No sé atreva a acercarse!— le advirtió— ¡Solo le daré el niño a la señora Grace! —Por favor, Izan— Grace lo miró con angustia y dio los pasos que los separaban para interponerse en su camino, lo miró directamente a los ojos, sus bellos ojos color verdes reflejaban una angustia única.— Déjame hacer esto a mi modo, te lo pido. Si sigues presionandola no sabemos de lo que pueda ser capaz a causa del miedo, tiene a nuestro hijo, no juegues xon su vid sy su integridad, porque si algo le pasa a Dylan... no te lo perdonaré jamás — dijo muy segura de sus palabras— terminaré odiandote, mi amor. — susurró solo para ellos. —Pero, Grace... —Por favor, tu sabes de negocios, de hacer dinero, de mafias, armas y todo lo que quieras, Pero ésto se trata de una madre a otra. ¡Lo haré a mi manera! —Bien— asintió no muy convencido y aún menos complacido. Grace le agradeció y se giró hacia Nathalia. —Nathalie, todo está bien. Puedes darme a Dylan — el niño comenzó a llorar, como adviertiendo e