—Lobo Americano, hasta que te animas a llamar— fue la respuesta que le dio Nikolay Kozlov a Izan, en cuanto le marcó. —He tenido días complicados León, tengo asuntos que se han salido de mis manos lamentablemente, y que me llevan a solicitar tu apoyo. —Precisamente me estaba preguntando cuánto tiempo demorarías en llamar y me ofende que hayas tardado tanto, se supone que somos socios y amigos. Hace dos semanas que has estado en una situación difícil y hasta ahora decides buscarme. —¿Y tú cómo sabes eso?, si tengo problemas Pero se han trabajado con discreción. —No tanta como seguramente querrías. No sé exactamente lo que te ocurre pero según me han informado, has estado haciendo preguntas bastante extrañas en el mundo tan particular en el que nos desenvolvemos. —¿Habrá algo que se escape de tu ojo?— le preguntó con tono cansado— debieron apodarte águila y no León. —Por supuesto que sí hay cosas que escapan de mi radal, pero intento que no suceda muy a menudo. ¿Me dirás lo
Izan, llegó a casa ya avanzada la noche, se encontró con que Grace dormía así que sin intención de despertarla fue directo a tomar una ducha, luego cuando ya estuvo listo se deslizó en la cama suavemente junto a ella, estaba extremadamente agotado había sido un día difícil y estaba en su momento favorito del día, cuando podía volver a casa y estar junto a su esposa, sin embargo ese momento favorito del día se veía opacado por la ausencia de su pequeño hijo, maldijo una y otra vez mentalmente porque lo que más deseaba era recuperar a su hijo y que el brillo volviese de a los ojos de Grace, ya no soportaba mirar en ellos tanta angustia y sufrimiento ,como si estuviese viviendo en la peor de las torturas y estaba seguro de que así era. Extendió su mano y se acercó a ella todo lo que pudo, con una mano le rodeó la cintura y la acercó suavemente hacia él buscando el calor de su cuerpo, Grace suspiró mientras abría con suavidad los ojos y sentía las manos de su esposo en su cintura inmed
Nikolay entró a la mansión con la tranquilidad de quien tiene el poder de hacer lo que quiere, su socio y amigo lo recibió con un semblante serio. — Buenos días Nikolay, estoy muy agradecido de que estés aquí. —No te preocupes amigo mí, para eso estamos, para apoyarnos. —Igualmente lo agradezco, pasemos a mi despacho para que podamos hablar tranquilamente—le dijo y el ruso asintió. Cuando se encontraron en el despacho le preguntó— ¿ deseas algo de tomar, un café tal vez? —No O'Farrell, ya he desayunado así que no te preocupes por mí, vamos directo al grano y dime si has averiguado algo. —El día de ayer mis hombres se encontraron con una persona que dice que hace un par de semanas atrás o poco más, un hombre desconocido estuvo reclutando hombres con la finalidad de llevar a cabo una misión. —¿Y qué tiene eso especial?— le preguntó Nikolay. — El caso es que el hombre hizo especial énfasis en que la misión se trataba de un niño y que si eran hombres con suficientes escrúpulos
Nathalie observó al pequeño niño que dormía junto a ella, colocó la mano en su frente y se percató de que la fiebre había cesado, por fortuna el niño se encontraba bastante mejor y ahora podía dormir tranquilamente. Aquella situación la tenía desesperada ya habían pasado muchos días desde que Dylan no veía a su madre y cada vez era más obvio de cuánto la extrañaba, hacia solo un par de días estaba jugando con el niño cuando él elevó su carita hacia ella y con sus manos extendidas como en su búsqueda comenzó a bucear diciendo; —Ma... ma...ma...ma... Aquello generó que el corazón de Nathalie se estrujará de pena, era obvio lo mucho que el niño extrañaba a su madre y que con el pasar de los días el pequeño mostraba angustia por la ausencia del calor materno, y le generaba un más dolor saber que aquella joven madre se había perdido de las primeras palabras de su hijo porque aunque hubiese sido solo el buceo con una sílaba, era la primera vez el niño buscaba de pronunciar ese tipo d
Nathalie se encontraba en la cocina de la casa aprovechando que el pequeño Dylan dormid y que se encontraba mucho mejor de salud, decidió encargarse de el almuerzo como lo hacía últimamente, ella misma le habia solicitado al hombre misterioso que le permitiera encargarse de la preparación de las comidas porque ya estaba cansada de comer la comida que compraban fuera. —Deberias estar feliz, a las mujeres les gusta evitar la cocina. ¿No? —No a todas— le había respondido de inmediato—yo disfruto poder preparar mis alimentos. Y así habían acordado aquello, todo marchaba bien y un par de hombres la vigilaban constantemente haciendo rondas para asegurarse de que ella estaba dedicada a lo que debía, y que no intentara ninguna tonteria como; atacar a alguien con un cuchillo, se encargaban siempre de que ella viese las armas que llevaban, le frustraba sentirse observada como si fuese una rata de laboratorio a la cual tuviesen que tener constantemente bajo estricta vigilancia, sin embargo
Spencer abrió los ojos lentamente, como saliendo del letargo que le había dejado el fuerte golpe que recibió en la cabeza, por un momento no reconoció el lugar donde se encontraba, de hecho, no sabía dónde estaba y sus ojos batallaban por acostumbrarse a la escasa luz del lugar. El cuerpo le dolió al darse cuenta que estaba sentado en una silla en el centro de la nada, sus brazos estaban hacia arriba sujetos a una cadena que colgaba del techo, estaba sin camisa y completamente vulnerable. —Hasta que despiertas O'Farrell— escuchó que le decía una voz frente a él, parpadeó buscando ahuyentar el dolor de cabeza, para su desgracia no al hombre que estaba sentado en una silla frente a él y le miraba directamente al rostro. —¿Quién eres?, ¿ porque me han traído aquí?, ¿qué es lo que quieren?, solo digan que están buscando y déjeme ir. — suplicó. —Las cosas no son tan fáciles esta vez, O'Farrell— le dijo el hombre con una sonrisa. —¿Qué es ese lugar?, ¿A donde me han traído ? —Bienv
Nikolay entró al edificio abandonado, con paso firme y elegante, su enorme estatura y musculatura era intimidante, seguido de cuatro de sus hombres que parecían ser sus sombras... siempre callados y atentos a las órdenes del jefe. Llegó al área más oscura y apartada donde estaba Spencer, su apari
Nathalie cortó la llamada, y se guardó el celular en el bolsillo de su pantalón, los hombres que yacían dormidos seguirían así por mucho, pero debía darse prisa por si volvían otros para cambio de guardia ó por si aparecia el hombre misterioso y la rubia. Hurgó en los bolsillos de los hombres hasta encontar las llaves de un auto, era obvio que si necesitaba salir de aquel lugar no podía hacerlo caminando, así que tomaría uno de los vehículos y seguiría el camino que habían trazado hasta salir de ese lugar boscoso y lograr llegar a una vía principal que le permitiera volver a la ciudad. Corrió al cuarto en busca de Dylan, quien la vió y de inmediato comenzó a balbucear. —Nos vamos Dylan, nos vamos a tu casa y luego yo me iré con los míos— tomó al niño y lo estrechó contra su cuerpo. salió de la casa y se encontró con Que habían dos vehículos estacionados por lo tanto debía decidir en cuál iba a viajar o al cual pertenecían las llaves que tenía en sus manos abrió primero las pue