Esa noche los Alfas regresaron a la manada Dark Moon, dos de ellos con sus lunas, cosa que era increíble, habían pasado siglos buscándolas y ahora las tenían consigo — El Alfa Damiano, sentía nostalgia al despedir a sus hermanos, todavía no podía volver con ellos, pero esperaba hacerlo pronto, no dejaba de extrañar su hogar, solo que tenía cosas que resolver primero El cachorro Darío, estaba algo inquieto, parecía incómodo y lloraba más de lo normal, lo único que lo calmaba era tomar leche del pezón de su madre, pero si lo quitaban volvía a llorar de nuevo — ¿Qué te pasa, pequeño? tú no eres así, no has parado de llorar, ya tienes los ojos hinchados, ¿te duele algo? — Lobo, el cachorro no habla todavía, no va a responderte, lo que si es muy extraño que llore así, es verdad que es un lobezno llorón, pero no tanto — Lo sé, pero no he escuchado que los lobeznos se enfermen de la nada, algo le pasa a Darío, el problema es que no se que pueda ser, solo quiere estar pegado a
seis meses después, el cachorro ya era un lobezno más grande y hermoso, balbuceaba mucho más, incluso decía papá y mamá, agua y algunas otras palabras sencillas, estaba regordeto, sus ojos azules bellísimos resaltaban en su rostro El lobezno se encontraba en su cuna, jugaba con unas sonajas, cochecitos y con su lobo de peluche negro, ese era su preferido, lo abrazaba y lo besaba llenándolo de baba, el padre entró provocando la euforia de su hijo — ¡Pa...pá! — Mi hermoso cachorro, ven aquí, ven con papá! hoy hace un día soleado y agradable, vamos a dar un paseo por el jardín — Darío, le alzó los brazos a su padre, el Alfa, lo cubrió bien con un entero de peluche grueso, gorro con orejeras y guantes, para salir, el rey lobo y su cachorro, admiraban el blanco paisaje, el lobezno reía alegre, su naricita estaba roja — ¡Pa... pá... besho...! — Quieres beso de papá, ¿Eh? — El Alfa daba muchos besos en el cachete a su cachorrito, ese día viajarían al pueblo en donde Evelyn, hab
El carruaje llegó al límite de la manada luna roja, los centinelas se acercaron para ver quienes eran y que era lo que querían exactamente — Identifiquense, ¿Qué es lo que quieren en este territorio? no pueden pasar si no están invitados por nuestro rey, además... — Los lobos, comenzaron a olfatear al vampiro, su enemigo natural de siempre, lo que los puso muy alerta — ¿Un vampiro? ¡si intentas algo te vamos a exterminar, váyanse de aquí! — Los centinelas ya estaban mostrando los colmillos — Tranquilos, soy el Alfa Damiano Volkov, vamos de camino pero necesitamos descansar, mi cachorro ya está incómodo y cansado, el vampiro viene conmigo y es inofensivo, avísale a tu Alfa que estoy aquí A regañadientes los centinelas avisaron a su Alfa, cuando supo de quién se trataba y sin sabiendo que un vampiro venia con él, autorizó que pasara a su pacifico territorio, el carruaje avanzó hasta llegar a la enorme villa del rey Damiano, bajó del carruaje para saludar y mostrar que venía
Cuando el Alfa subió a la habitación, el cachorro ya estaba dormido junto a su luna, como el lobezno estaba en el medio, el solo puso su brazo sobre su luna, así prácticamente los abrazaba a los dos Al beta Leonardo le dieron otra habitación, él pronto se fue a descansar, mientras que Luciano y el fiel Nicolay, salieron a tomar un poco de aire, de todos modos ellos no iban a dormir — Amo, lo noto inquieto, ¿Qué le preocupa? — Me preocupa que las dudas que tengo resulten ser reales, que Evelyn, resulte no ser mi alma gemela, eso no lo entendería, y en un ser inmortal como yo que ha vivido tanto, estoy confundido y desolado, tanto como nunca lo he estado — Se aclarará todo, amo, sé que así será, todo sucederá a su tiempo y tendrá todo más certero, sabes si es aquí donde pertenece o si hay algo más para usted, después de todo tiene toda una eternidad para amar y ser amado Al día siguiente la familia Volkov y el vampiro, fueron despedidos por el Alfa Israel, volvieron a tomar
En el mundo humano, en la civilización rusa, Angelo, se había mudado con Dominic, a la mansión Volkov, ellos estaban cada día más felices, más enamorados y su conexión era muy profunda, siendo dos bestias salvajes, y deseándose como lo hacían, todos los días hacían el amor Alexander, que vivía también en la mansión, tenía que soportar verlos tan melosos todo el tiempo, cada vez le hacían recordar que el seguía sin encontrar a su luna, y eso cada día que pasaba lo ponía de muy mal humor, la necesitaba, quería tenerla a su lado El Alfa, había salido a la parte trasera de la enorme mansión a sacar una basura, cosa que no era muy común que hiciera, pero no le gustaba la suciedad, solo que mientras más se acercaba al contenedor, un aroma peculiar llegaba a sus fosas nasales, era delicioso, madera, era un aroma a fina madera, el lobo lo iba siguiendo — *¡Luna, luna, está cerca, búscala Alexander, no puedes dejar que escape!* — El lobo Rui, estaba muy inquieto, saltaba de un lado a otr
La hermosa y etérea sirena, de bellos ojos violeta, sabía que había llegado el momento de tomar una decisión, ella pidió hablar con cada uno de los reyes antes de proceder al ritual Dentro de la casa la bruja hablaba con los reyes — Es momento, Evelyn debe decidir entre quedarse con los dos por el resto de la eternidad, o elegir a solo uno de ustedes — Esperen, quiero hablar con Luciano, unos momentos, por favor acompañame afuera — ¡Evelyn....! — El Alfa, tenía su corazón intranquilo, tenía que reconocer que el rey de los vampiros era poderoso e imponente, un ser extraordinario que a pesar de ser su enemigo desde el principio de los tiempos, era un digno rival de amores y bien podría arrebatarle a su luna, si a ella le llamaba más la misteriosa magia que poseía el antiguo rey, que su poderosa fuerza demoníaca y oscura El Alfa, caminaba de un lado a otro con su cachorro, le dejaba besos en los cabellos de vez en cuando, era como si a través de él se los hiciera llegar a
En la mansión Volkov, Alexander, estaba terminando de trabajar, había tenido una larga jornada laboral aún sin haber asistido a la compañía, apagó su computadora y la cerró para ponerse de pie y estirarse un poco para ir a darse una ducha El Alfa pudo ver qué la mapache se estaba moviendo por la cama — Ya despertaste, eh, justo a tiempo para nuestro baño, no creas que vas a dormir en la cama sin antes acicalarte La mapache le bufó, se veía adorable así enfadada — Mirate nada más como te molestaste, ¿acaso no te gusta bañarte? hmmm... qué mapachita tan sucia El animalito, sacó sus garritas y le dió un zarpazo al lobo, él solo siseó y se alejó un poco — ¡Solo es un baño, no hay por qué ponerse así, Pero que mal carácter tienes...! — Alexander, ¿Con quién demonios hablas? — Angelo, entró a la habitación sin tocar, fue entonces que vió al mapache arriba de la cama y a su hermano sangrando de la pierna — ¿Qué hace este animal aquí? ¡Estás herido, ahorita te ayudo a sacarlo,
El Alfa Damiano, se había quedado profundamente dormido con su luna y su cachorro, lo había puesto en la orilla, con unas frazadas para que no se callera de la cama, así durmieron abrazados esa noche dándose calor corporal, la familia de nuevo estaba unida y sus corazones podían descansar Al Alfa Rey, el aroma de su luna, lo tenía en completa paz, lo mismo pasaba con Alejandro, la mapache no quiso ir con él al cuarto de baño, se habían quedado dormidos mientras el lobo la abrazaba a la regordeta mapachita, se veían tan lindos como una escena muy inusual Más de pronto el Licántropo, sintió las manos vacías y la cama fría, lo que lo hizo abrir los ojos y buscar a su destinada, se levantó buscando por todas partes, levantó las almohadas, debajo de la cama, pero no había nada — Hey... pequeña, ¿En donde estás? cuando me quedé dormido estabas justo aquí, ¿dime qué no escapaste? — El Alfa estaba que se jalaba los cabellos, no podía perderla, ¿Cómo era posible que siendo un lobo tan