“Bajemos después de que la rueda de la fortuna complete una vuelta”, dijo Freya impotentemente.

“No tengas miedo. Me sentaré al lado tuyo”. Ryan se movió hacia ella.

Con eso, la rueda de la fortuna tembló dos veces. Freya gritó y envolvió sus manos alrededor del brazo de él. Estaba tan nerviosa que no se atrevió a mirar afuera.

Ryan extendió su mano para sostener sus hombros. Con una voz gentil, le dijo al oído: “Mira la vista nocturna…”.

Hechizada por su voz, Freya miró hacia abajo. ¡Pam! De repente, explotaron hermosos fuegos artificiales desde la atracción del palacio. Por casualidad los dos llegaron a la cima de la rueda de la fortuna, por eso los fuegos artificiales estaban tan cerca de ellos como si estuvieran al alcance de su mano.

A cualquier mujer le gustaría las cosas bellas.

Freya nunca había visto fuegos artificiales tan hermosos desde un punto de vista tan alto en su vida. En esta noche estrellada, parecía haber una galaxia extremadamente hermosa alrededor de los dos