La Señora Lynch dijo: “Es porque ella no está acostumbrada al cambio de ambiente. Rodney había pasado la mayor parte del tiempo con ella, así que probablemente quiera que su padre la cargue…”.

“Mamá, no digas su nombre”.

Cuando ella escuchó su nombre, Freya se enfureció. Incluso cuando miraba a la pequeña que tenía en sus brazos, se sintió un poco resentida. “¿De verdad quieres al idiota de Rodney? Déjame decirte. Él solo te cuidó por un tiempo. Fui yo la que trabajó muy duro para darte a luz. Eres tan insensible”.

Como si entendiera que su mami la estaba regañando, la pequeña Dani lloró aún más fuerte.

“¿Por qué la regañas? Ella aún es muy joven. ¿Qué sabe ella? Le dolerá la garganta por llorar”.

La Señora Lynch rápidamente cargó a Dani y la consoló.

Freya se sentó en la cama, pareciendo exhausta y desconcertada.

Realmente no sabía cómo su vida había terminado así.

Bajo el consuelo de la Señora Lynch, Dani finalmente se durmió.

Después de colocar a Dani en la cuna, la Señora