Al día siguiente Nadezhda partió a la casa de Sophia.
Sophia estaba feliz con tenerla en su casa, la colocó en uno de los mejores cuartos con la mejor vista, al frente de un enorme jardín.
Horas antes Nadezhda había mandado un recado a su superior para avisarle que estaba en casa de la novia de Scheider y que enviaría constantes recados con la información que pudiera recabar.
Bastián iba todos los días pero miraba a Nadezhda con recelo y reserva, evitaba encontrarse solo con ella en una habitación por eso iba habitualmente con Ulreich.
Los dos se metían en el despacho del padre de Sophia y hablaban de estrategias para la nueva batalla que tenían por delante y Nadezhda dejaba a Sophia entretenida con menesteres inventados y corría hasta el despacho para escuchar detrás de la puerta lo que hablaban los soldados, después esperaba que ellos salieran del cuarto y entraba para sacar la información que habían trazado, revisaba todos los papeles después lo copiaba en clave, dibujaba los mapas y estrategias, cuando terminaba; desaparecía en los pasillos como un fantasma detrás de las paredes, al día siguiente se ofrecía a comprar el periódico para la familia y así introducía la información para que llegase a manos de sus superiores.
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Esa semana Bastián y Ulreich volverían a batalla, Nadezhda vio como Sophia se despedida de Bastián con los ojos llorosos, lo abrazaba como quien no quiere separarse.
Nadezhda miraba sin mirar, era muy fría, desde muy niña lo fue, nació en un pequeño pueblo a las afueras de Moscú, sus padres eran muy pobres así que la dejaron en un orfanato cuando cumplió su primer año, nunca más volvió a saber de ellos.
Un día, unos hombres visitaron el orfanato cuando ella tenía escasos ocho años, la recogieron y la llevaron a un colegio muy disciplinado donde le enseñaron cómo manejarse, en esos tiempos, ella no lo sabía pero le estaban enseñando a ser una espía, mucho tiempo después, se enteró para que estaba siendo entrenada.
Vladimir era un muchacho que tuvo la misma suerte que Nadezhda, recogido de un orfanato de Moscú y entrenado para servir al Zar y a su patria, la conoció en una misión, fueron compañeros y sin darse cuenta se enamoraron a primera vista, o eso era lo que ellos creían que era "amor"
Al comienzo negaron sus sentimientos, era prohibido el amor, ya que los sentimientos no eran permitidos por el Decálogo de un espía pero el destino hizo que Vladimir salvará la vida de Nadezhda no una, sino varias veces. Una noche él no pudo aguantar más y le declaró su amor, desde ese momento vivieron un idilio ocultándose de sus compañeros y sus superiores, era tanto su amor que habían quedado en dejarlo todo. La misión que tendrían en Austria sería la última, desaparecerían en tierras lejanas para comenzar juntos una nueva vida, pero el destino caprichoso tuvo que cruzarse en su camino y Nadezhda quedó sola y con sed de venganza.
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Mientras Sophia llenaba de abrazos a Bastián, Ulreich se despidió de Nadezhda.
-¡Deséame suerte Annika! - exclamó con una sonrisa y lis ojos suplicantes - por favor bésame para así poder volver a ver tus hermosos ojos.
-No seas ridículo, Ulreich - respondió sonriendo con sarcasmo y malicia - en el campo de batalla no necesitas suerte, necesitas astucia e inteligencia.
-¿Porque siempre te portas tan fría? -preguntó mirándola con el ceño fruncido.
-Porque la vida no es fácil y mis besos no dan suerte, además si tu destino es la muerte no quiero que me echen la culpa "por un beso..."
-... ¡Ulreich!- la voz de Bastián retumbó en todo el patio, en su tono había molestia y fastidio -¡nos vamos! -ordenó.
-Sí - respondió desanimado -por lo menos permíteme besar tu mano.
Nadezhda le dio la mano para que Ulreich la besará, después de hacerlo se dirigió al coche y lo abordó.
Nadezhda miró a Bastián que todavía miraba para ese lado, ella sonrió y le guiño un ojo coqueta para despedirse de él, Bastián tambaleo en su sitio, ella lo notó, intentó mantener la compostura y sin hacer ningún gesto más sé acomodó de vuelta en el asiento del coche son mirar atrás.
Sophia abrazó a Nadezhda, sus lágrimas caían ha borbotones por sus mejillas mientras las dos veían alejarse el coche con dirección al cuartel.
-Sophia, deja de llorar querida... - respondió con frialdad- solo se van a batalla, son buenos soldados volverán sanos y salvos.
-¡Pueden morir! - exclamó con desesperación - Tengo miedo no volver a ver a Bastián.
-Eso no pasará - respondió intentando quitarle importancia al asunto aunque sabía que sucedería, antes de que vuelva Bastián ella quitaría del medio a Sophia - Vamos a comer algo.
La abrazó y la llevó a la cocina, intentó calmarla por mucho tiempo y pasó toda la tarde con ella además de parte de la noche. Cuando por fin Sophia se durmió, Nadezhda salió de la casa con dirección al centro, tenía un encuentro marcado con su superior y ya estaba atrasada, apresuró el paso unas cuadras después se encontró con él, estaba en una esquina fumando un cigarro.
-Señorita...- exclamó al verla caminar de largo.
-Señor, muy buenas noches.
-Buenas noches -la condujo a un discreto restaurante -¿Averiguó algo más? -preguntó cuándo se acomodaron en la mesa más alejada del pequeño restaurante donde habían pocas personas.
-No, el capitán Bastián y el sargento Ulreich se fueron está mañana antes del almuerzo, ya no hablaron nada con referencia a la batalla.
-La información que nos envió nos ayudará a estar dos pasos más adelante que los alemanes en esta batalla.
-Lo sé.
-¿Sigue hospedada en esa casa?
-Falta mucho para que termine mi misión, señor.
-No meta sus sentimientos en medio, - volvió a advertir - agente, sabe en la posición en la que se encuentra ... Y sabe lo que pasará si no resulta como libreta planeando -hizo resbalar con la azucarera algo, envuelto en una servilleta que Nadezhda tomó y guardó inmediatamente en su pequeña cartera- se arriesga demasiado y lo sabes muy bien.
-Lo sé, señor pero sé también cómo actuar y haré todo lo que tenga en mis manos para llegar a mi objetivo...Bastián Scheider, no estoy metiendo mis sentimientos en esto tan solo quiero cumplir con la misión.
-Lo único que le ordenó es que sea consiente y muy meticulosa, tenga cuidado, si los austriacos o los alemanes la descubren la matarán sin piedad, sabe que nosotros negaremos su existencia.
-Lo sé, señor - se paró del asiento, se puso su sombrero -Buenas noches, gracias por su compañía.
-A usted señorita -le besó la mano y Nadezhda salió del restaurante.
Hace tiempo que el miedo y la cobardía habían desaparecido de su sistema, no le tenía miedo a la muerte, ni a nada, sabía muy bien que sí la descubrían estaría sola, los rusos negarían su existencia, sería su fin, pero no le preocupaba, lo único que deseaba era sacar toda su información y después vengar la muerte de Vladimir con la sangre de Scheider.
Los días pasaron rápidamente no llegaban noticias del frente, Sophia estaba muy preocupada por Bastián, Nadezhda sabía que los alemanes estaban perdiendo esa batalla por la información que ella había interceptado, pero Bastián estaba bien, o era lo que le habían comentado.Una mañana, llegó una carta para Sophia mientras tomaban desayuno, ella la abrió con premura. Sonrió mientras leía, su cara se iluminó se notaba que era de su novio, el capitán Scheider, era muy obvia en sus gestos y facciones.-¡Bastián vuelve dentro de unos días! - exclamó con entusiasmo.-¿Acabó la batalla? - Preguntó Nadezhda intentando sonar interesada con la situación.-Harán cambio de guardia y el volverá - sonrió ilusionada, sabía que ni bien llegará Bastián, ellos se casarían -ya tengo todo listo para el matrimonio, ni bien llegue nos casaremos - comentó entusiasmada- ¿Quieres ver mi vestido de novia? - Preguntó ilusionada.-Por supuesto, querida, - respond
Bastián llegó, unos días después, del campo de batalla, lo primero que hizo es ir al cuartel general, ni bien lo vieron le dieron la noticia que su novia había sufrido un ataque fulminante de corazón y que estaba muerta.Al escuchar eso, su desesperación creció y no pudo seguir escuchando, se dirigió a la casa de Sophia, necesitaba saber qué había sucedido con ella.Se encontró con Nadezhda ni bien cruzó el umbral de la puerta de la mansión.-Buenos días -Nadezhda saludó cordialmente con cara de contrariada, estaba vestida de negro.-Buenos días, Annika ¿Mis suegros?-Están en el velorio ¿Te acompaño? - preguntó con suavidad.-Por favor...Nadezhda caminó delante de Bastián y lo dirigió afuera, donde se encontraban varias personas
Mientras el beso duraba, Bastián bajó sus manos para subir el vestido de Nadezhda pero ella lo empujó con torpeza, haciendo que se aleje de ella.-¿Está loco? - chillo con el ceño fruncido.-¿Dime que no lo deseas tanto como yo? - preguntó arrogante.-¡No sea tan engreído! - respondió desafiante mientras levantaba su bolso, se arregló el cabello lo mejor que pudo mientras seguía mirando a Bastián que no entendía que estaba pasando- hasta luego, capitán Scheider, gracias por su colaboración - exclamó ignorándolo y empezó a caminar con rapidez, estaba asustada y fuera de su centro, el corazón le latía muy rápido.Bastián no fue tras ella y eso era lo que ella deseaba, en esos momentos estaba muy nerviosa como para seguir lidiando con el arrogante capitán.****Entró al cuarto se recostó en la puerta intentando volver a su centro, todavía respiraba con dificultad, tenía mezcla de sentimientos, por un lado estaba feliz, su plan estaba yendo m
Nadezhda volvió a acomodarse en la silla y preguntó arrogante.-Y podría preguntar, capitán ¿Qué hará con mi dirección?-Yo sabré que hacer con ella... - respondió cerrando el cuaderno.-¿Me mandará a matar, acaso? - preguntó con sarcasmo.-¿Piensas que lo haré ? - respondió alzando una ceja.-No sé - respondió poniéndose de pie seductora -¿Me podría contar su plan? ¿Por favor?-Tendrás que esperar - respondió sonriente - sabré que hacer con ella en el momento que lo desee, usaré la información cuando yo quiera...-...Hay Capitán, esos jueguitos no me resultan divertidos - exclamó un poco nerviosa, ese juego en que el capitán la estaba metiendo la estaban poniendo nerviosa y un poco asustada.-Pero a mí sí -
Al día siguiente Nadezhda se arrepintió de no haber sido más rápida al jalar el gatillo, ¡debía haberlo matado!Estaba dividida, por un lado sentía odio por Bastian, lo veía y recordaba el disparo que mató a Vladimir y la frialdad con la que había actuado y por otro, no comprendía que le sucedía, perdía el piso cuando veía esos grandes ojos celestes que la atraían a su cuerpo para besarla con fuerza y con pasión, eso estremecía su cuerpo de una manera inexplicable.Movió la cabeza para salir de ese letargo, preparó un recado para sus superiores, pidió un encuentro para comunicarles lo poco que había podido averiguar la noche anterior, después se cambió de ropa, salió de su alojamiento, se dirigió a dejar el recado con un contacto y siguió camino a un parque donde se sentó en una banca con un libro, mientras esperaba que alguien llegará se puso a leer.- ¡Salve al Zar! - alguien se acercó, se acomodó en el asiento de atrás unos minutos después.
Nadezhda necesitaba dar parte a su buró antes de trasladarse con Bastián, tuvo que mandar un recado con uno de sus contactos y ni bien su superior se enteró fue a verla.-¡¿Estás loca?!- chillo ni bien entró al pequeño cuarto.-No, señor, será más fácil que consiga información si estoy de infiltrada en su casa.-Estás en manos de un alemán que mató a varios de nuestros mejores agentes.- Lo sé, señor...pero antes que me mate lo mataré yo.-¿Lo hará? - preguntó alzando una ceja podía notar la duda en su semblante y en su tono de voz.-Sí, ¿Por qué lo duda? - preguntó con tranquilidad.-Es una de mis mejores agentes pero lo dudo porque está inmiscuyendo sus sentimientos en todo esto ¿Cree que no me di cuenta?-¡Lo matar&eacut
Esos días Nadezhda tenía mezcla de sentimientos, por un lado, prefería que Bastián sea asesinado en batalla y así no ser ella quien lo mate pero por otro estaba desesperada por escuchar noticias de él.Un contacto llegó a su puerta, Nadezhda había interceptado unas cartas que le habían mandado a Bastián y tenía nueva información para el buró. Las había abierto quemando los sellos de resina, revisó el contenido, copió la información y volvió a sellar las cartas de la misma manera.-Hay que entregarlas al buró - ordenó entregando las copias al contacto.-Está bien, las entregaré.-¿Qué noticias hay del campo? - preguntó intentando demostrar indiferencia.-Los nuestros están ganando, gracias a tu información, ahora sí quieres preguntar del alemán... él está bien.-No pregunté por él...- respondió rápidamente.-Sí, seguro - exclamó burlón.-Entrega esas cartas...- exclamó fastidiada.-Adiós.El contacto salió de la casa,
Nadezhda estaba asustada, su cuerpo se sentía frío como sí en esos momentos hubiera muerto, no podía entender lo que estaba escuchando de labios de Bastián, ¿Cómo sabía de ella? esto era tan surrealista que creía estar en una pesadilla.-¿Cómo sabes mi nombre? - preguntó intentando escucharse tranquila pero su corazón latía tan fuerte que se podía escapar de su pecho.Bastian dio un largo suspiro apretó su cuerpo más al de Nadezhda como para que ella no pudiera escapar.-Soy soldado pero también un espía alemán... - Empezó a sudar frío mientras lo escuchaba hablar pero no podía articular palabra alguna, mientras el prosiguió -...Hace un tiempo recibimos la información que el gobierno del Zar Nicolás II estaba mandando espías a Austria y a Alemania, los nombres de Vlad