Michelle gime por lo bajo al sentir el aroma a café recién hecho. Se había prácticamente arrastrado al departamento de su amiga luego de darse una larga ducha y arreglarse un poco. Thomas la esperaba, hoy era viernes de colegio y tanto Olivia como Leslie tenían compromisos que no podía atrasar, por lo que estaba más que encantada de llevarlo y buscarlo al mediodía.—Buenos días —Michelle va hacia el pequeño Thomas y lo abraza por detrás mientras él está sentado en la banqueta alta, llenando su mejilla de besos— ¿Cómo está mí bebé favorito?—Hola tía —el niño sonríe a pesar de estar aún dormido—¿Cómo te fue ayer en el cine con mamá?—Bien. Me compró un peluche de Stitch, es
—¿Estás segura de que puedes traerlo a casa luego? —pregunta Olivia desde el otro lado de la línea—No te preocupes, O. Además está entusiasmado en ir, no me cuesta nada. ¿A qué hora estarás por casa luego?—Estoy por regresar en dos horas, quizás.—Bien. Nos vemos allí, entonces. Cuídate, te quiero.—Y yo a ti. Gracias.Da un largo suspiro al terminar la llamada y se gira sobre sus pies para encontrarse con Louis recargado sobre su camioneta mientras que los niños juegan a un costado.—¿Y bien? —pregunta él con diversión—Puede ir a su casa —muerde su labio inferior—¿Y que hay de ti?Louis la mira con una sonrisa d
Demasiada tensión en cada encuentro, ambos se habían resistido a ir más allá y lo único que siempre desearon fue tocar aquellos labios que tan cerca estaban. El corazón de Michelle se disparó al escuchar aquella confesión, porque ella también quería besarlo desde que lo vio sobre el escenario, mirándola de aquella manera. Sus sentidos se nublaron, no podía pensar con claridad cuando sentía su calor tan cerca, sus manos sosteniendo su cintura una vez más y su boca a unos pocos centímetros. La mujer se dejó ir, después de todo no tenía tanta resistencia cuando se trataba de Louis. Su boca comenzó a rozar la suya, sus bocas se abrieron dispuestas a probarse por fin, aunque el plan no les salió como querían. —¿Puedo mostrarle a Thomas mi videojuego? —la voz de Luna provoca que ambos se separen con rapidez. Louis rasca su cabeza, mirando a la niña que parece ajena a lo que está ocurriendo con ellos dos. La mujer relame sus labios y se gira sobre sus pies, mirando si el horno va bien mi
Agradece en este momento que las luces estén apagadas, porque no sabría como disimular su sorpresa ahora mismo. No solo había vuelto a ver a Louis después de tantos días, sino que aquella mujer que le había hablado el otro día estaba con él, y acababa de besarlo. Maldice internamente por ser tan idiota, era obvio que el hombre tenía a alguien más y solo estaba intentando tener una aventura con ella. Ni siquiera quiere imaginar lo que eso hubiera sido de haberse besado aquel día en su casa. Toma una larga bocanada de aire, escuchando el compás de la música y sabiendo que este era el momento donde ella comenzaría y tenía que meterse en el papel de Kendall. Su mirada cambia cuando aquella luz la ilumina, comienza a mover sus caderas y a crear aquel ambiente sensual que está acostumbrada, ese que a todas las personas de allí le gusta tanto. A pesar de la molestia que siente en su pecho, por fuera parece que en realidad quiere conquistar a todos los presentes, que gritan su nombre y fes
Ocurrió el escenario que menos quería Louis para aquella pequeña que bajaba del vehículo, estuvo evitando ese encuentro por mucho tiempo, sabía que ese no era el momento. Cuando vio los ojos de Luna comenzando a llenarse de lágrimas supo que no podía hacer nada para echar a su hermana de allí. —¡Mamá! —grita Luna, mientras corre hacia la rubia que aún está sorprendida. La escena comenzó a reproducirse frente a sus ojos, Luna estaba llorando en los brazos de su madre mientras Louis las miraba con pena y tanto Michelle como Thomas aún estaban sorprendidos. —Hola, mi amor. Que grande estás —la mujer acaricia los cabellos rubios de su hija mientras que lágrimas caen de su rostro— ¿De donde vienes? —Por fin estás aquí, te extrañaba tanto —dice ella mientras sonríe—. Acabo de terminar mi clase de arte. ¿Quieres ver todo lo que tengo en mi carpeta? —Claro mi amor —sonríe —¿Entonces te quedarás? —pregunta con entusiasmo —Luego lo hablamos, ¿De acuerdo? —Luna, ¿Porqué no te cambias la
Aunque Michelle intentó disimular su nerviosismo después de la llamada de Nick, Louis se había dado cuenta de que algo ocurría. No quiso preguntar, la mujer no parecía muy cómoda la mayoría de las veces que hablaba sobre su vida privada, por lo que solo esperó a que si ella lo quería hablar, lo hiciera con tranquilidad.Otro asunto que le inquietó fue la mirada que le dio la hermana de Louis apenas había llegado, por lo que ella no entendía el motivo de aquello. Entonces comenzó a preguntarse si en realidad era porque la mujer sabía de su juego previo y de que sabía que Louis tenía una novia. Ahora que sabía la verdad sobre que esa mujer solo era su amiga, no entendía por qué la rubia tenía aquel resentimiento.
Louis entra a la casa después de dar un largo suspiro, intentando sacar aquella presión que tenía sobre sus hombros desde que su hermana había llegado.La situación estaba acalorada dentro del despacho, Bella y Margaret estaban discutiendo y vio como su hermana estaba bastante alterada por la situación.—No me digas que no puedo ver a mí hija. Carajo, ya estoy bien —gruñe—No estoy prohibiéndote nada, Bella. Cálmate de una vez y escucha lo que te digo. Solo pregunté si estabas apta para regresar.—Es mejor que nos calmemos —interviene Louis—. Mamá necesita una explicación como también
Michelle estaba nerviosa, caminando de aquí para allá dentro del departamento de Olivia. Su mejor amiga la miraba sin entender absolutamente nada, desde que llegó en la tarde con Thomas la mujer había estado delirando con sus palabras y luego simplemente se fue por varias horas, diciendo que tenía que prepararse para esta noche.Su amiga se sorprendió al verla tan maquillada y bien vestida para ver una simples películas, la mujer solía usar un pijama y su cabello recogido ya que el día había sido agotador y de todas maneras era una reunión privada.Con unos jeans grandes, una pequeña remera pegada a su torso y un par de zapatillas perfectamente lustradas, estaba lista para ver si vendría por fin. Por un escaso momento pensó en po