Sentía un poco de incomodidad entre las piernas. Abrí los ojos y me encontré recostada sobre el pecho del oso. Dormía plácidamente, pero con cada una de sus respiraciones podía sentir cómo entraba un centímetro y luego salía de mi feminidad un poco. Me sonrojé. Ni siquiera dormido quería dejar de follarme. Intenté inclinarme hacia adelante y sacarlo del todo pero unas fuertes manos me sostuvieron en el sitio. El oso abrió los ojos. -No. Yo parpadeé. -¿No qué? -No te muevas. Aun quedan rastros de tu celo. -¿De verdad? - Pregunté extrañada. Ya no sentía dolor, calor o ganas de que me montara salvajemente... bueno, tal vez esto último sí pero creo que se debía principalmente a que me gustó mucho lo que hicimos por horas. -Si, aún lo puedo oler. - Dijo levantando su pecho para que ambos estuviéramos sentados. Gemí al sentirlo completamente dentro de nuevo. Sostuvo mi cabeza y me atrajo a un beso mientras comenzaba a mover las caderas. Estaba equivocada. El fuego aún se enco
-Espero que ninguno de esos sea mi maldito auto. - Gruñó Corbin antes de comenzar a inspeccionar vehículo por vehículo. Le deseaba suerte reconociendo su auto entre el cementerio de autos que fueron utilizados como leña para hoguera. Muchas hogueras. -Mientras estás en eso, veré si de casualidad está la administradora para que nos preste su teléfono. - Dije yendo directo a dentro. Escuché un montón de maldiciones a mi espalda antes de llegar a la recepción. El lugar era... un caos. Hubo una celebración muy salvaje por aquí. -¿Hola?, ¿Hay alguien aquí? Nadie respondió así que me aventuré a recorrer todo el terreno. No había ni un alma.Me encogí de hombros y fuí hacia el sitio en el que había visto el "tocador" de damas. Ya que estaba aquí, aprovecharía el llamado de la naturaleza.Me pareció un poco extraño que el pequeño pasillo que conducía a los baños estuviera lleno de agua, pero lo ignoré.Entré y miré con horror el sitio.Las tuberías estaban rotas. Los sanitarios habían
-¿Qué es lo que haces en tu manada, Ema? - Preguntó casual mientras terminábamos con nuestros pescados.-Mi manada tiene una empresa de tecnología, así que ayudo a mi hermano con eso. - Dije encogiéndome de hombros. - Descubrí desde muy pequeña que yo no servía para las tareas de las lobas y, después de la muerte del Alfa anterior, mi hermano me permitió estudiar y tomar algunos cursos.-¿De qué? - Preguntó con interés.-Idiomas e informática. -¿Y eso te gusta? -Mucho. Me encantan las computadoras y todo lo que tenga que ver con la programación; además, es liberador poder maldecir a los machos en tres lenguas distintas con una sonrisa sin que se sientan ofendidos.Él se echó a reír.-¿Frase favorita?-Ton cerveau est aussi petit que ta virilité*.-Ah, el idioma del amor. Pocos entenderían una mierda. - Dijo de acuerdo. - Impresionante.-Gracias. -Dije con modestia. - ¿Qué es lo que haces tú?-Soy un administrativo mal pagado. - Dijo con un suspiro. - Tengo a mi cargo a un montón de
Unas horas después, cuando ambos estábamos satisfechos en brazos del otro, él maldijo. -Me he estado corriendo dentro de ti, Ema. Mucho. - Susurró deliciosamente en mi oído. - Sé que mi semilla no ha... cumplido su función, pero quiero saber por qué lo permites. Sentí algunos escalofríos. -En realidad no me preocupo por eso. - Dije von un suspiro satisfecho. - Desde hace algunos meses comencé a cuidarme. -¿No deseas hijos? -No me opongo a tener un par de ellos, solo que no me gustaría tenerlos con cualquier persona. Quiero comenzar una familia cuando me encuentre emparejada y sepa que él estará involucrado en la crianza de nuestros hijos. -Entiendo. Entonces, ¿Estás buscando a tu compañero? -No. -Dije en voz baja. - Ya lo he encontrado. Él se tensó a mi espalda. -No veo una marca de emparejamiento. -No la hay. Cuando lo encontré él ya se encontraba emparejado con otra hembra. Ni siquiera me dió un vistazo. Aun podía recordar claramente ese día hace unos meses. Mi hermano se
Corbin pasó a su lado sin detenerse. Yo solo les di un tímido saludo.-Parecen felices de verte. Supongo que no anticiparon tus pequeñas vacaciones. - Murmuré bajando mi cuerpo hasta estar cerca de su oreja. Luego me reí. - Creo que vas a encontrar un caos si las expresiones de alivio de todos son un indicativo. ¿Vamos directo a tu oficina?Corbin sacudió su cabeza.Nunca había estado en una manada de osos, pero no era lo que esperaba. Al terminar el túnel, nos recibió una enorme recepción de lo que parecía ser un hotel lujoso. Mis cejas se alzaron.Un enorme tragaluz quitaba la necesidad de usar cualquier otra iluminación. Era como si hubieran perforado la maldita montaña hasta su pico. A nuestro al rededor, un montón de aberturas en la roca del que entraban y salían osos.Él nos condujo hacia una en la que no nos cruzamos con nadie durante el corto trayecto por "el pasillo". Topamos con la siguiente bifurcación que se dividía en al menos cinco caminos y luego él solo tomó una de e
-Quizá sea un poco estúpido que lo pregunte ahora mismo, pero... ¿Tu madre es la hembra Alfa de la manada? Había ropa para ambos cuando salimos del baño. Ni siquiera pregunté de dónde vino, solo usé la muy cómoda sudadera y los pantalones ajustables alegremente. Después Corvin me guió y ahora nos encontrábamos en un enorme comedor en donde, y cito, "Madam Gissell pidió un banquete de bienvenida".-Lo es hasta que el Alfa consiga una pareja. - Dijo encogiéndose de hombros como si todo estuviera bien en el mundo.-Eso te hace a ti, su unico hijo, el Alfa. - Dije despacio.-Si. ¿Quieres más cordero?-Por favor.Así sin más. Hey Ema, no te lo había dicho, pero soy el Alfa, ¿Quieres postre?Irreal.Bueno, si él lo tomaba como si no fuera nada, entonces yo también lo haría. Con eso decidido, repetí unas tres veces el postre: Helado de vainilla sobre manzanas.Terminamos de comer y yo era una hembra feliz.-Hora de pasar a la oficina. - Dijo tomando mi mano para ayudarme a levantarme. - Pu
Hubo un breve silencio al otro lado de la línea.-Yo... ¿Necesitas transporte?-No estoy tan lejos, puedo correr...-Ah, entonces yo le avisaré al Alfa si es que llegas después que él. Ten un lindo día, Ema.Y colgó.Sacudí la cabeza preguntándome qué era lo que acababa de suceder y luego di un par de clics a la computadora de Corbin.Me eché a reír.Su "virus" era una para nada sugerente sucesión de fotografías de cafeteras nuevas que aparecían como fondo y protector de pantalla. Lo eliminé y puse un bonito bosque.Salí de la oficina y le sonreí al ver que me esperaba en la pared opuesta. Su madre había desaparecido.-Pienso que tu virus seguirá apareciendo si no compras algo decente en el que puedan servirse un buen café. Él gruñó. -Y yo pienso que todos aquí tienen suerte de que necesite personal.La habitación se puso tensa, pero yo lo sabía mejor. Si de verdad le molestaran sus pequeñas bromas, ya habría pedido nombres.Le tomé la mano.-¿Me das un recorrido antes de que me va
Seguí el olor de Corbin hasta llegar a su habitación. Una habitación con la puerta abierta. Lo encontré sobre su cama restregando mi vestido sucio por su cara. Parpadeé. -¿Qué sucede, Ema? - Preguntó sin inmutarse. -Eh... - Me aclaré la garganta. - Frazadas. Si, venía a preguntar si tenías un par extra. -Las frazadas están al pie de la cama de invitados. ¿No las viste? -No. -Susurré. Él seguía sin cortarse sobre... lo que sea que estuviera haciendo con mi vestido. Después de un largo minuto de silencio, por fin apartó la cosa de su cara y me miró. -¿Tienes frío, dulce Ema? Asentí. -¿Qué es lo que realmente necesitas para calentarte? -Una chimenea. Él se echó a reír. -No tengo una de esas en este lugar. Dió algunas palmaditas a su lado y de pronto me encontré subiendo a su cama. Giró todo su cuerpo hasta que ambos estuvimos recostados frente a frente. -Ema, siempre he sido un hombre muy directo. Te he hecho saber que te veo como una potencial pareja, a