Julia lo cacheteo nuevamente al ver que la burla de Leo era más grande, se reía sin ni siquiera parar, no le importó ver a la mujer que tenía al frente quien le entregó no sólo amor, sino también su cuerpo, alma y corazón.—Así que de eso se trataba lo que me hiciste firmar, ¡Eres un bastardo! —dijo dejando resbalar lágrimas de dolor por sus mejillas.—Yo no te hice firmar nada, tu me lo cediste, por qué era lo justo, ¿No?, O me vas a decir que no era justo. —Julia quería acabarlo, en verdad se estaba burlando de ella.—¡Eres un maldito imbécil!, ¿Acaso te estás burlando de mí?, No veo por qué yo no tenga que ser justa con un hombre frío además de calcular.—Como te parece que si es justo, por qué el imbécil de tu padre se quedó con gran parte de mi dinero, así que esto lo veo como un adelanto de intereses —No termino de hablar cuando sintió nuevamente la mano de Julia estampada en su rostro.—Así que todo este maldito teatro es por qué mi padre te debía dinero, te queda grande hablar
Julia camina desesperada, ella no sabe ya que más hacer para calmar todo su dolor su alma se está desgarrando, es tanto el sufrimiento que ya se siente casi a estallar, ella se acomoda detrás de la puerta con su cabeza recostada sobre ella, mientras mira el retrato de la supuesta felicidad que se supone que tenía, pero todo se les salió de las manos los gritos que produce su garganta es lo único que la hace sentir mejor.La soledad que la acompaña le genera más frío en su corazón, ella termina por dejarse caer sobre la alfombra sintiendo el frío, de reojo observa alrededor entiende muy bien que pedir ayuda ya no puede, todo lo perdió desde el instante en que Leo le ultrajó todo, las culpas están llegando a su cabeza, todo le parece que está siendo injusto y en su contra.Los recuerdos que llegan a la cabeza de Julia la hacen querer arrepentirse, por toda la ingenuidad que mantenía; ella estira la palma de su mano y golpea con toda su fuerza la puerta, sus mejillas ya están que prenden
Julia queda fría, parecen ser buenas noticias lo que le tienen, pero ella no entiende el porqué, son tantos choques de emociones que en tan pocas horas está teniendo, sus párpados se van cayendo y aunque intenta pestañear hacia arriba sus ojos descienden de la tristeza.—Y sí son buenas noticias, dígamelas de una vez por todas entienda que ya me tiene impaciente. —Las manos de Julia se mueven, no obstante, algo en su interior le dice que su vida cambiará rotundamente, eso es lo que más nerviosa la pone, ya no tiene más fuerzas para afrontar las pruebas que le traiga la vida.—Bueno entonces déjeme continuar, comprendo muy bien la ansiedad que les entra, puesto que yo ya viví varias veces esa situación, usted siendo una mujer tan bella, seguramente no le faltará quien la cuidé —esas palabras tan bonitas que escucha Julia, alcanzó a sentir que no las merece, la sonrisa que saca es con ironía.—¿Es qué no entiendo cómo puede saber parte de mi vida? Intento no ser grosera, pero es que ust
A Julia no le quedó más remedio que volver a casa, era mucho dolor en tan poco tiempo, estaba cansada de tanto llorar, y ahora mucho más después de la humillación que Leo le había hecho, cómo era posible que él negara a su propio hijo, si ella se había entregado a él en cuerpo alma y corazón, pero ahora solo quería volver a casa, pues deseaba dormir y nunca despertar nunca más, por así decirlo, porque ahora tenía un motivo más para salir adelante.Julia llevo sus manos a su vientre y dejo salir un leve suspiro, aunque todo esto era un maldito infierno aún tenía una esperanza, así empezará de nuevo, lo haría, por qué el ser que crecía en su vientre haría que ella tomara todas las fuerzas necesarias para salir adelante.Al estar a escasas casas de su residencia vio como Margarita luchaba con otros hombres, o así parecía ser.Julia se bajó rápidamente del auto y corrió hacia donde Margarita trataba de luchar con tres enormes hombres.—¿Qué está sucediendo aquí? —preguntó Julia tomando de
Leo se dejó caer sobre el pavimento, en verdad había corrido mucho tras del auto de Julia, sin tener algún resultado, se puso de pie, y aún cansado como estaba decidió volver a caminar hacia la casa de Julia.Al llegar vio a Lucas quien le pagaba los servicios a los hombres que habían sacado las cosas de Julia, Leo camino hacia Lucas lo tomó de la camisa y gritó.—¿Por qué diablos no me avisaste que ella seguía aquí? —Leo estaba furioso, pero ni él mismo sabía porque, solo quería tener una excusa para evitar sentir lo que estaba sintiendo.—Tú mismo me dijiste que te llamara cuando ella se haya ido, ahora no entiendo el porqué de tu enojo, si simplemente estoy cumpliendo órdenes. —Leo soltó a Lucas, quien lo miraba con bastante egoísmo, pero muy pronto Leo se arrepentiría de tratarlo como una basura, eso se repetía constantemente Lucas.—Está bien, ahora largo todos de aquí, no quiero ver a nadie, ¡Largo! —El grito de Leo fue fuerte, que logró que todos se fueran rápidamente.Leo quer
Leo abrió sus ojos, pero sintió que su mundo se venía abajo, todo lo daba vueltas, trato de ponerse de pie, pero se fue de espalda, solo que al caer se cortó sus manos con los vidrios rotos de la botella que la noche anterior y lo destrozó contra la pared.Tomó la pijama que tenía aún en sus manos y la enredó en ella, volvió a ponerse ese pie y aunque todo su mundo daba vueltas, siguió su camino deteniéndose de las paredes, salió de la casa de Julia y subió al auto, gracias a dios había llamado a su chófer, de lo contrario se había matado en el camino.—Julia, Julia. —Leo abría y cerraba los ojos y a y otra vez, aún no entendía por qué Julia no salía de su cabeza, toda la noche en tubo en sus pensamientos incluso en sus sueños.El chófer no duró mucho en llevarlo a la mansión Rossi, se bajó del auto y fue directo hacia la puerta trasera la abrió y sacó a Leo, quien todavía seguía con su mano izquierda llenas de sangre, y en su mano derecha la foto de ella, de Julia.Al abrir la puerta
Julia había tenido un día bastante difícil, había tomado la decisión de retirarse la universidad, además de que anduvo buscando trabajo con tan mala suerte que no había encontrado ninguno, ya era de noche y ahora solo quería ir a descansar, pero su auto aún estaba varado y por eso lo había dejado en la universidad, pero después vería la forma de ir por él.Está noche estaba haciendo un frío infernal así que tomo su abrigo y lo apretó con gran fuerza a su pecho, pero una figura pequeña llamó su atención, ella la conocía de esto estaba segura.—¡Victoria!, ¿Eres tú? —pregunto agachándose hasta quedar de la pequeña.Victoria dejó salir una sonrisa de alegría, pues era una cara conocida, además que ella quería muchísimo a Julia, pues ella se había ganado su cariño.—¡Julia! —grito Victoria colocándose de pie para después colgarse del cuello de Julia, la cual no paraba de reír.Era tanta la efusividad de Victoria que Julia la abrazo y soltó un suspiro ahogado, pero era hora de preguntar po
Leo se detuvo cuando vio a Julia subirse en un auto, maldijo, pues como era posible que ella subiera a un auto de un desconocido, en verdad que eso le daba más ira, pero no la iba a seguir, de eso estaba seguro, ahora tenía una prioridad más, su hija, así que decido volver con su pequeña, después de todo ya estaba de nuevo en su hogar.Leo volvió a su casa, y al entrar fue rápido a la habitación de su pequeña Victoria, estaba impaciente por verla y contestar que nada malo le hubiera pasado, abrió la puerta y caminó con pasos firmes hasta la cama de su pequeña.Leo dejó salir un suspiro de tranquilidad, en verdad si pequeña estaba a salvó, y aunque no quiera admitirlo era gracias a Julia. Leo decidió acostarse a un lado de su pequeña victoria, quería protegerla y estar ahí para cuando despertara, así que rodeo sus gruesos y grandes brazos alrededor del cuerpo de la pequeña hasta quedarse profundamente dormido.Por otro lado, Julia temblaba del frío, pues estaba completamente mojada, to