Dicen que el mundo está lleno de sorpresas que todo está alineado a los destinos de la vida y eso justo estaba por experimentar Victoria, que aunque con solo ocho años la vida la iba a colocar en el camino de la mejor madre que hubiera querido tener, desde luego todavía están muy pronto para saberlo y más ahora cuando margarita se disponía a terminar de alistar al última valija de Victoria.Soledad no había querido esperar ni siquiera una semana para tener a Victoria junto a ello, se había encargado personalmente en buscarle el internado fuera del país.Por más que Victoria lloro e imploro no hubo respuesta de Leo, quien se había convertido en un maniquí en las manos de Soledad.—Nana, ¿Y tú sabes cuándo voy a volver? —dijo Victoria llevando sus manos a la cara en dónde limpio la última lágrima que resbalaba por sus mejillas.—No lo sé mi niña, pero espero que en tres meses cuando la señora Maya este bien, tu ya puedas regresar —dijo Emma con un nudo en la garganta.—Ella no me quiere
Mientras Victoria viajaba a su nuevo destino, Julia se encontraba luchando por su vida y la de su pequeña criatura, que decidió llegar al mundo aun cuando todavía le quedaban dos meses para nacer. Sofía caminaba de lado a lado, las horas y cada minuto que pasaban se hacían eternos, además de regañarme por dejar a Julia sola en casa, si no hubiera sido por el profesor quien cruzó para saber de Ethan Julia y su bebé estarán muertos, bueno al menos esa fue una parte de la versión que dio Ángel. Ya que no había forma de explicar que hacía él a esas horas de la noche en la casa de Julia y más al ver en las condiciones en que ella llegó, pues aparte de estar desmayada traía solo una bata puesta. Pero aun así, Sofía y Margarita estaban agradecidas, ahora solo faltaba que la cesárea saliera bien, pues debido a la complejidad de Julia tuvieron que hacerle cesárea. Sofía y Margarita se pusieron de pie al mirar al ginecólogo de Julia venir hacia ellas. —¡Doctor!, ¿Cómo están mi hija y mi nie
En toda la noche Leo no pudo dormir, el dolor, la culpa no lo dejaban tranquilo, se lamentaba por enviar a su pequeña lejos de él, cuando él sabía muy en el fondo que ella lo único que quería era amor, un amor que él por el momento no estaba dispuesto a dar, se sentía miserable y cobarde.Además de ser un ser inservible que no podía movilizarse por sí solo, como todas las mañanas siempre debía esperar a que el chófer viniera y lo ayudará, eso hacía que su humor se volviera un como un demonio.Al otro lado del pasillo en una de las habitaciones estaba Soledad caminando de lado a lado, pues está noche el médico había pedido verla, y lo peor es que ni siquiera había pasado cuatro noches, además que Lucas también quería verla así que estaba entre la espada y la pared.—Me imaginé que era cierto, y que la niña Victoria no decía mentiras —dijo Emma al ver a Soledad caminando de lado a lado.—Tú no te metas en lo que no te importa, no es de tu incumbencia —respondió Soledad, mientras se sent
Soledad alzó su mirada y vio al ser más asqueroso que se hubiera imaginado, si, ya habían estado los dos, solo que está vez verlo sentado sobre la cama y solo con una bata, la cual tenía toda abierta, hizo que Soledad quisiera vomitar en ese mismo momento.——Pasa muñeca. —Soledad entró en la habitación, no sin antes sentir unas ganas profundas de matar al hombre que tenía justo enfrente.—No entiendo porque cambia los días que me pido verme, se supone que son cada cuatro días y apenas llevamos dos días de estar los dos. —Soledad reclamo, pues ella no quería seguir acostándose con un hombre además de ser bastante mayor era gordo y calvo, cosa que le causaba repugnancia.—Yo hago lo que me plazca, si no te gusta, en este momento voy hablo con el señor Rossi —dijo con el mayor del cinismo el doctor, quien encendió un puro, mié mientras Soledad lo miraba asqueada.—Está bien, no te enfades cariño, es solo un decir, bien sabes que se supone que no puedo salir de casa, no tengo excusas —dij
Soledad estaba a punto de abandonar su alma, en verdad este hombre no tenía pulso, pues ya había tomado varias veces la muñeca del hombre y no sentía absolutamente nada.—Y ahora ¿qué hago? ¡maldita sea!, no puedo salir así —ella habla furiosa.Soledad caminaba de lado a lado, por lo visto el día de hoy era lo único que se la había pasado haciendo, además de no ser uno de los mejores días de ella.Se sentó una vez más en una silla que había y después de mucho pensarlo decidió llamar a Lucas, pues no sabía en quien confiar, y así ella no lo hubiese matado, sabía que no podía salir de allí sin dar explicación alguna, pues la expondría a un escándalo y todo lo que había avanzado con Leo se iría a la basura.Soledad sacó su celular de su bolsa y aunque sus manos temblaban marco cada número telefónico, espero unos segundos hasta que escucho la voz ronca de Lucas al otro lado de la línea.—¿Dime qué ya vienes?, O de lo contrario voy a ir por ti, ya no quiero que me sigas tomando por estúpid
Esta mañana Julia se levantó más feliz, cada vez las cosas le salen más como ella las planeo, después de Leo nada ha sido fácil y ella ha sido perseverante y constante. Saber que su pequeño estaba bien, que poco a poco tenía más fuerzas para poder luchar contra el mundo era algo que en verdad la emocionaba totalmente. Ella quería que su hijo fuera fuerte, que su hijo tuviera todo para que en su futuro no tuviera que buscar a su padre para nada. Algunas veces, Julia miraba al niño, le era inevitable no hacerlo, encontrarle un parecido a Leo era algo que la mortificaba. Aunque claramente la genética hace de las suyas, por más que Julia quisiera evitarlo, él en algún momento podría ser tan idéntico a su padre, que haría que los días de Julia le fuera inevitable no pensar en él. Hoy Julia quería hacer algo especial, sentía la necesidad de visitar a Ethan, habían pasado unos días en los que no había podido ir y lo que menos quería es que él sintiera que Julia se olvidó de él, porque clar
Julia miró todo lo que estaba sobre la mesa, todos se habían vuelto locos. Obvio ella también estaba feliz por este día, también estaba emocionada por todo esto, pero no pensaba que era para tanto. Sofía entró con el último vestido, Julia sonrió porque sabía que todos estaban junto a ella para apoyarla, que independientemente las decisiones que tomara en su vida, siempre iba a tener a su lado personas que la amaran por sobre todas las cosas. Julia termina de medirse el último vestido, cuando sale a mostrarlo y escucha los aplausos por parte de Sofía. Julia respira profundo y se mira en el espejo, su reflejo es el de una mujer feliz y completa. —¿Y bien? ¿Crees que es el indicado hija mía? —Julia asiente con su cabeza, mientras sonríe y se observa, se ve completamente bien, irradia hermosura y felicidad. —Sí, este es el vestido. Aunque la verdad creo que no era necesario hacer todo esto. Te vas a graduar mi niña, claro que es importante. Porque no tienes idea lo orgullosa que estoy
Once meses después Los días no iban nada bien para Leo, las problemas en las empresas Lennox y Rossi después de la fusión no iban para nada bien, al contrario todo era un maldito caos, los malos negocios que había hecho Soledad en el estos dos últimos meses tenían a las empresas casi al borde de la quiebra.El dolor había consumido tanto a Leo que se había olvidado de todo incluida su propia vida, y a su pequeña victoria, a la cual solo la había llamado dos veces en los últimos tres meses, el remordimiento y la culpa no lo dejaban tranquilo y ahora todo le estaba cobrando factura.—¿Dónde están los malditos documentos de exportación de este mes? —grito Leo a soledad, quien pegó un brinco del susto que dio—Están ahí, yo los puse ahí —respondió Soledad totalmente nerviosa.—No entiendo cómo fuiste capaz de destrozar toda una fortuna en solo meses, ¿Acaso en qué estabas pensando? —dijo con su mirada más fría que nunca.Pues si no conseguían una solución en menos de una semana, de segur