Leo se colocó de pie tomó sus pantalones y se los puso, camino hacia la puerta.—¿A dónde vas? —preguntó Julia, colocándose de pie y tomando una sábana para tapar su pecho desnudo.—No me demoro, solo voy por unos documentos que necesito que firmes —respondió parándose en el marco de la puerta.—¿Ahora?, ¿Porque no vienes?, Mañana habrá mucho tiempo, ahora solo quiero dormir en tus brazos —dijo Julia haciendo un puchero que la hacía ver más hermosa, Solo que en la cabeza de Leo no estaba dormir como una pareja de enamorados, ahora lo único que importaba era que ella firmara los dichosos documentos.Julia terminó por aceptar, aunque no le gustaba para nada la idea que después de lo que había acabado de pasar, Leo quisiera trabajar, pero bueno ella debía acostumbrarse a él y a sus costumbres, pues ella no pensaba irse de la vida de Leo así de fácil.Leo bajó las escaleras y camino hacia la sala, al llegar se percató que el ama de llaves estaba sentada tomando un café, cosa que le disgu
Julia no comprendía el actuar de Josefina, pues nunca habían tenido una relación cercana, solo en reuniones, solo que está vez era distinto.—¡Josefina!, ¿qué sucede? —pregunto Julia, alzando el mentón de Josefina, pero ella estaba hecha un mar de lágrimas, no podía articular palabra alguna.Julia le indicó que la siguiera, no era bueno seguir en la puerta hablando, Josefina la siguió, caminaron juntas hacia la sala en dónde se sentaron.Julia la miraba con bastante angustia y más por no saber que estaba sucediendo con Josefina.—Josefina, ¿dime qué sucede?, ¿Le sucedió algo a tu hijo? —Julia movió su cabeza en negación, saco un pañuelo de su bolsa, limpio su nariz, para después tomar la mano de Julia.—Mi niña, vine a decirte que ayer por la tarde George falleció, sufrió un paro cardíaco respiratorio, no llegó con vida al hospital. —Josefina se echó a llorar nuevamente, mientras Julia sentía como si un balde de agua helada recorriera todo su cuerpo.Jamás imaginó que él también la ab
Julia bajo del auto bastante molesta, camino hacia la entrada, solo que un hombre alto impido su pasó. Ella miraba a su alrededor, es como si todos se hubieran confabulado para poder hacerle eso, ella tenía el corazón destrozado y no buscaba la salida adecuada. —¡Lo siento señorita, no puede seguir! —Julia abrió sus ojos como platos, pues no era la primera vez que ingresaba, ya lo había hecho miles de veces y la conocían muy bien.—Necesito hablar con el señor Rossi —dijo Julia, colocándose de puntitas para mirar si podía ingresar.—Lo siento mucha señorita Lennox, pero el señor Rossi no se encuentra, además usted tiene prohibido el ingreso a esta empresa —dijo aquel hombre empujándola para que saliera de la empresa.Julia llevo las manos a su cabeza, pues era de no creer por qué le estaban impidiendo la entrada a las empresas, pero debía hablar con el, y si no era en sus empresas pues sería en su casa, así que camino rápidamente hacia su auto y subió.Julia condujo hasta la casa de
Leo Rossi hizo reunir a todos los empleados de las empresas Lennox, era obvio que sentía grande, creía un Dios sabía que tenía poder absoluto de las empresas y estaba por hacérselo saber a todos.En la sala todos cuchicheaban y se preguntaban unos a otros porque les estaban ordenando reunirse, si la señorita Lennox no estaba por ningún lado.—Me imagino que todos hablan porque me encuentro aquí de pie, ¿o me equivoco? —dijo Loe, tomando el micrófono para llamar la atención de todos los presentes, y vaya que si logro hacerlo.— Tengo que informarles que desde hoy voy a hacer su nuevo jefe, la señorita Julia Lennox para ser más precisos me acaba de ceder a mí todas las empresas Lennox, y para evitar suspicacias les informo que fue por una deuda que tenía su padre, "Manuel" no quiero chismes de pasillos, no quiero que se distraigan en horas laborales, o me veré obligado a echarlos a todos de patadas a la calle —dijo Leo con bastante preponderancia— Ahh y tampoco quiero ver que me falte
Julia lo cacheteo nuevamente al ver que la burla de Leo era más grande, se reía sin ni siquiera parar, no le importó ver a la mujer que tenía al frente quien le entregó no sólo amor, sino también su cuerpo, alma y corazón.—Así que de eso se trataba lo que me hiciste firmar, ¡Eres un bastardo! —dijo dejando resbalar lágrimas de dolor por sus mejillas.—Yo no te hice firmar nada, tu me lo cediste, por qué era lo justo, ¿No?, O me vas a decir que no era justo. —Julia quería acabarlo, en verdad se estaba burlando de ella.—¡Eres un maldito imbécil!, ¿Acaso te estás burlando de mí?, No veo por qué yo no tenga que ser justa con un hombre frío además de calcular.—Como te parece que si es justo, por qué el imbécil de tu padre se quedó con gran parte de mi dinero, así que esto lo veo como un adelanto de intereses —No termino de hablar cuando sintió nuevamente la mano de Julia estampada en su rostro.—Así que todo este maldito teatro es por qué mi padre te debía dinero, te queda grande hablar
Julia camina desesperada, ella no sabe ya que más hacer para calmar todo su dolor su alma se está desgarrando, es tanto el sufrimiento que ya se siente casi a estallar, ella se acomoda detrás de la puerta con su cabeza recostada sobre ella, mientras mira el retrato de la supuesta felicidad que se supone que tenía, pero todo se les salió de las manos los gritos que produce su garganta es lo único que la hace sentir mejor.La soledad que la acompaña le genera más frío en su corazón, ella termina por dejarse caer sobre la alfombra sintiendo el frío, de reojo observa alrededor entiende muy bien que pedir ayuda ya no puede, todo lo perdió desde el instante en que Leo le ultrajó todo, las culpas están llegando a su cabeza, todo le parece que está siendo injusto y en su contra.Los recuerdos que llegan a la cabeza de Julia la hacen querer arrepentirse, por toda la ingenuidad que mantenía; ella estira la palma de su mano y golpea con toda su fuerza la puerta, sus mejillas ya están que prenden
Julia queda fría, parecen ser buenas noticias lo que le tienen, pero ella no entiende el porqué, son tantos choques de emociones que en tan pocas horas está teniendo, sus párpados se van cayendo y aunque intenta pestañear hacia arriba sus ojos descienden de la tristeza.—Y sí son buenas noticias, dígamelas de una vez por todas entienda que ya me tiene impaciente. —Las manos de Julia se mueven, no obstante, algo en su interior le dice que su vida cambiará rotundamente, eso es lo que más nerviosa la pone, ya no tiene más fuerzas para afrontar las pruebas que le traiga la vida.—Bueno entonces déjeme continuar, comprendo muy bien la ansiedad que les entra, puesto que yo ya viví varias veces esa situación, usted siendo una mujer tan bella, seguramente no le faltará quien la cuidé —esas palabras tan bonitas que escucha Julia, alcanzó a sentir que no las merece, la sonrisa que saca es con ironía.—¿Es qué no entiendo cómo puede saber parte de mi vida? Intento no ser grosera, pero es que ust
A Julia no le quedó más remedio que volver a casa, era mucho dolor en tan poco tiempo, estaba cansada de tanto llorar, y ahora mucho más después de la humillación que Leo le había hecho, cómo era posible que él negara a su propio hijo, si ella se había entregado a él en cuerpo alma y corazón, pero ahora solo quería volver a casa, pues deseaba dormir y nunca despertar nunca más, por así decirlo, porque ahora tenía un motivo más para salir adelante.Julia llevo sus manos a su vientre y dejo salir un leve suspiro, aunque todo esto era un maldito infierno aún tenía una esperanza, así empezará de nuevo, lo haría, por qué el ser que crecía en su vientre haría que ella tomara todas las fuerzas necesarias para salir adelante.Al estar a escasas casas de su residencia vio como Margarita luchaba con otros hombres, o así parecía ser.Julia se bajó rápidamente del auto y corrió hacia donde Margarita trataba de luchar con tres enormes hombres.—¿Qué está sucediendo aquí? —preguntó Julia tomando de