Capitulo 33
El ascensor anuncia su llegada pero por muy extraño que pareciese, las personas nos dejaron subir primero. Tal vez se debía al hecho de que eramos los últimos en bajarnos. Will y Dylan saludaron a varias mujeres al pasar lo que hizo que me molestara más de ser posible eso. Nos acomodamos en el fondo del pequeño espacio: yo quede en medio de los dos chicos, me sentía super diminuta con ellos a mi lado. Una vez que todos hubieron subidos las puertas se cerraron y todos marcaron su respectivo número en el tablero.
Unos dedos fríos hacen contacto con mi piel recorriendo ligeramente el contorno de mi espalda muy cerca del borde del vestido, me tenso en seguida conteniendo la respiración, en una suave demostración cariñosa. Lo malo es que era Dylan quién estaba provocando que un leve gemido por poco se escapara de mis labios, si no los hubiera mordido con fuerza. Entonces siento como otra mano se une al silencioso juego de "todos ataquen
Capitulo 34—No, yo no pienso nada. Solo que todo cansa y tiene un límite. Y ya mi límite por hoy a llegado a su final.—Ven, vayamos arriba.—No. Lo siento, hoy quiero estar sola.—¡Maldita seas, si creés que vas a salir de aquí!.—¡Maldita seas, tú, Will, si creés que me lo impedirás!.—No saldrás. —me grita.—Nunca pedí tu permiso para poder marcharme. —me agarra por los hombros con tanta fuerza que se me escapa un gemido. Lo miró súper cabreada—. Quítame tus manos de encima, me lastimas.Golpeó sus manos al quitarlas de los hombros.—No quiero que vuelvas a tocarme en tu puta vida, William Reyes. Tienes que saber cuándo darle espacio a una mujer... ¡A mí, al menos!. —le doy una mirada severa.—No digas eso, por favor. —su voz se rompe en un débil susurro.Sus ojos me traspasan el alma al verlos rojos y con lágrimas. Esto me estaba abriendo un enorme agujero en el pecho y el dolor era horrible, per
Capitulo 35.No. No podía permitir que algo sucediera entré ambos, no otra vez.Tengo muchas cosas en mi cabeza en las que pensar y no quiero seguir añadiéndole más.—Me voy. —decidida me aparto de él. Creo que lo que tanto me hacia debilitarme ante su presencia se debía al simple hecho de parecerse al hombre que amo.Suspiró. Aunque podían llegar a ser tan malditamente iguales, sus personalidades y reacciones eran completamente distintas.—Muy bien. ¿A dónde piensas ir?.—A casa de Susan—¿A casa de mi sobrina?. —me mira confundido.—Es obvio que ni tú sabes de mí ni yo de tí.—No me refería a eso... Quiero decir; porqué ir a su casa cuando puedes quedarte en un hotel. Susan no vive sola, tiene a Henry.—Y creés que no lo sé. Estoy muy cansada, solo quiero dormir.—Vamos. —me agarra por el ante brazo y me obliga avanzar, tengo que apresurar mis pasos para no caerme. Me condujo fuera del parque y a
Capitulo 36.Un fuerte golpe en la puerta principal me despierta y no era uno, si no varios golpeteos que taladraban mi cabeza.—¡Voy! —¿Quien demonios tocaba así? Desperazandome en la cama abro los ojos y me doy cuenta que no estoy en mi habitación, entonces los recuerdos de la noche anterior vuelven a mí. Me incorporo muy rápido haciendo que me mareé, mierda, todo me da vueltas—. Jodido dolor de cabeza. —murmuró agarrándomela, la pobre retumbaba como un tambor.—¿Señorita se encuentra bien?—¿Ah? —estaba algo lenta y Confundida. Fui abrir la puerta principal y al otro lado un hombre; joven como de unos veinticinco años o algo así, vestido con el uniforme del personal del hotel, estaba observandome con cara de pena, y brillante rojo tiñendo sus pálidas mejillas.—Disculpe que la haya despertado pero nos cansamos de llamar al teléfono fijó y no contestaba, el Sr. Dylan está preocupado por
Capitulo 37—No. Igual solo supe que había pasado la tarde con el hombre equivocado, cuando lo ví entrar en el restaurante con el traje negro que me había dicho que compró esa mismo tarde. Para entonces ya estaba molesta con tu padre.—¡Wow!. —sonríe pero al darse cuanta de que yo estoy seria, su sonrisa desaparece—. No quiero estar en tus zapatos.—Como sea —yo tampoco quería estarlo, pero eso me lo reselvaba para mí—. Ya sabemos lo volátil, irracional e neurótico que puede llegar a ser...—Uff... Vaya pesadito que es con eso.—Lo que no sabía es lo obsesivo que es.—¿Qué? Carol, papá puede ser de todo menos eso...—Tiene toda una pared de su despacho en la casa llena de fotografías mías —la interrumpo.—¿Cómo? No te creo. Will no es un loco enfermizo. —su expresión incrédula.—¿Crees que miento? No lo hago, Susan. Y si
Capítulo 38.Abro mis ojos; notando los rayos del sol que entran por la ventana de la habitación, por fin algo de luz después de unos días de lluvias. Observo el techo algo Confundida, por un instante no se dónde me hallaba. Me tomo un tiempo entender que solo había vuelto a soñar. Me estiro rodando mi cuerpo de medio lado y decido que es hora de levantarme.Aunque haya salido el sol, en mi corazón seguía estando una densa y oscura nube negra que lo opacaba todo, convirtiéndome a mí en un zombis vacío que va de un lado para otro en esta casa. Pero sentía que hoy sería diferente, es una sensación de que algo pasara, ya sea bueno o malo. Y si no pasaba pues haría que pasará.Ya ha transcurrido una semana y media desde la última vez que vi a Will, no me volvió a llamar o ha buscar. Se que le pedí tiempo pero no que se olvidara de mí ¡Dios porque los hombres no podían entendernos! ¿Tan difícil es comprendernos? No lo cre
Capitulo 39WILL.—¡Tengo que verla!. —exclamo. Gideon menea su cabeza en negación. Miro a Mario que se a mantenido callado hasta el momento.—Ella te pidió tiempo, hombre. Debes de dárselo. —dice el primero.—Gideon, ya le he dado casi dos malditas semanas ¿Que más quieres? Eso es suficiente, no pienso darle más.—Calmémonos un poco chicos, así no llegaremos a ningún lado. —dice Mario. Paso mis manos por mi cabello frustrado y ansioso, caminando de un lado a otro en la oficina del restaurante en el que soy socio de Mario.Miro a los tres hombres que están conmigo y odió ver la pena en sus expresiones.—¡Dejen de mirarme así!. —me termino mi trago de whiskey—. No soy ninguna mujer que necesita sus penas.—Will, amigo, porque no te calmas y dejas de ver cosas donde no las hay. Somos tus amigos y nos preocupamos
Capitulo 40WILL.—¡Mientes!. —le gritó. Ella se estremece—. No hagas esto, Susan. No tomes partido en esto.—Yo… yo no estoy mintiendo, papá. —sus ojos se comenzaban a enrojecer. Henry aparece entonces poniéndose una camiseta negra, la frialdad en su expresión me decía que estaba listo para dar pelea de ser necesario.—Will —su voz dura al decir mi nombre, «bien» pensé—. Solo una cosa; No. Le. Grites. A. Susan. Ella y yo ya te dijimos que Carol, no está.—¡Y una mierda!. —paso por un lado de ambos, al apartamento, como un jodido desesperado—. ¡Carol! ¡Sal que quiero hablar contigo!. —grito caminando de un lado a otro en la sala.—¡Will! Hombre, cálmate. Este no era el plan. Si Susan te dice que no está, es porque así es. —Mario pone una mano sobre mi hombro pero me la sacudo.—¿Por qué no puede salir y hablar conmigo? ¿Por qué?.
Capitulo 41.WILL.No quería tener que soltarla, aún en contra de mi voluntad, la bajo con cuidado y cuando estoy seguro, la suelto. Ella sigue mirándome, ¿Cómo carajos pude estar tantos días sin ella? Y como si pudiera escuchar mis pensamientos ella dice:—Sabías que necesitaba espacio y te agradezco por dármelo, pero no vuelvas a permitir que me vaya otra vez.—No tienes que decírmelo. —paso mi brazo por su cintura atrayéndola a mí con fuerza, con la otra mano agarro su mentón acercando sus labios a los míos, me dejo acariciar por su aliento—. Ten con seguridad que está es la última vez que te alejas de mí. Nada ni nadie hará que tú y yo nos volvamos a separar, ¿De acuerdo?. —ella no me da una respuesta y eso no me gusta nada, está dudando. Aprieto un poco más mi agarré en su cara sin hacerle dañó—. Me he permitido amarte cómo para perderte.—Te amo. —besa mis labios y se sue