encomendando llevar un plug de cola de zorro en la oficina.
No sé si alguna vez os habréis visto en una situación parecida. Quizá no de manera tan consciente, sin conversaciones previas, sin… podr&i
encomendando llevar un plug de cola de zorro en la oficina.
No sé si alguna vez os habréis visto en una situación parecida. Quizá no de manera tan consciente, sin conversaciones previas, sin… podr&i
Narrando recuerdos sumisas o sugars de Adrienmasturbábamosonline, el uno frente al otro, sin mediar palabra. Siempre me pedías por escrito que pusiera una almohada debajo de mi culo para que pudieras ver mejor mis dedos desentrañar un coño complejo y mojado. Así nos conocimos. Por internet. Y así decidimos alimentar esta relación. Comothe good old school, me decías. De manera epistolar, usando lo mejor de las nuevas tecnologías. Y así estuve meses con la mano hundida en mi coño, las piernas temblando, débiles, contrayéndose en breves espasmos, los pómulos rojos y la boca seca. Leyéndote. Conectados en una oscuridad rota por la luz del ordenador, me pedías darme la vuelta y mis muslos me pesaban. Mi pelo se derramaba por el colchón y por mi cara sudada al cambiar de postura y al arquear exageradamente la espalda para que pudieras ver bien mi culo. Tu sombra parecía una aparición fantasmagórica. Ábrelo bien, decías. Quiero verlo palpitar para mí. Y
Generalmente cuando establezco contacto con una mujer que le interesa el BDSM y la dominación la mayoría se arrepiente al ver que yo no juego. Si bien muchas mujeres tienen la fantasia de ser sometidas por un hombre pocas se atreven a dar el salto a la realidad. Los prejuicios, el miedo de toparse un pelele que no sabe que hace y otros factores intervienen e impiden que la dama en cuestión pruebe lo que tanto desea.Puterina es diferente a las demás y es que ella si entiende lo que es el BDSM. Desde que empezamos a comunicarnos mencionaba que solo la pornografía de ese estilo la excitaba. No dude en aclararle que llevarlo a la practica era otro asunto pero conforme continuaban nuestras interacciones a distancia me di cuenta que ella era la indicada; era el tipo de sumisa caliente, entregada y decidida que llevaba tiempo buscando e un mar de curiosas e indecisas.Cuando la vi en persona afuera de la estación del metro aquel domingo su mirada denotaba nervios. Esto me comenzaba a
No sabría decir con exactitud cuándo perdí el apetito sexual. Un buen día las pulsiones decidieron que era hora de tomarse unas vacaciones y, sin consulta previa ni vacilación alguna, se esfumaron…Durante meses había acudido a sesiones programadas con mi terapeuta sexual sin obtener los resultados deseados según Wesley mejore bastante. Aún qué seguía siendo una adicta al sexo. Una ninfómana que pretendía mantener una relación de pareja monógama con su inocente novio Wesley, el cual ignoraba todos sus lascivos escarceos; todos los salvajes encuentros sexuales que me habían sentado frente a una psicóloga.Un día mi terapeuta se cansó y me dijo: ¡Nada de sexo! Y sus palabras fueron misa para mis oídos. Nada de sexo; la frase se movía constante y ondulante en mi cabeza... Transcurrieron semanas en las que el deseo s
No sabría decir con exactitud cuándo perdí el apetito sexual. Un buen día las pulsiones decidieron que era hora de tomarse unas vacaciones y, sin consulta previa ni vacilación alguna, se esfumaron…Durante meses había acudido a sesiones programadas con mi terapeuta sexual sin obtener los resultados deseados según Wesley mejore bastante. Aún qué seguía siendo una adicta al sexo. Una ninfómana que pretendía mantener una relación de pareja monógama con su inocente novio Wesley, el cual ignoraba todos sus lascivos escarceos; todos los salvajes encuentros sexuales que me habían sentado frente a una psicóloga.Un día mi terapeuta se cansó y me dijo: ¡Nada de sexo! Y sus palabras fueron misa para mis oídos. Nada de sexo; la frase se movía constante y ondulante en mi cabeza... Transcurrieron semanas en las que el deseo s
Esto es algo que me pasó hace mucho tiempo, siempre me he sentido muy caliente al sentirme observada, y me encanta cuando me dicen morbosidades, que me digan que soy suya, que soy una perra, puta, zorra... Todos esos comentarios siempre me calientan, así que un día, decidí hacerme una cuenta falsa, y comencé a subir fotos mías, me calentaba mucho leyendo los comentarios que me dejaban, diciéndome que era lo que querían hacerme, y muchos me mandaban mensajes en privados, otros ni siquiera un hola decían, simplemente me mostraban su pene y yo al instante me calentaba y me masturbaba mirándolos.Un día, alguien me mandó un simple hola y de igual forma le respondí, después me ofreció a jugar un juego de roles al cual yo acepte.Amo: muy bien, pues entonces perra, de aviso que desde ahora, tú haces lo que yo te pida y como te lo pida, no me gusta que me han esperar y espero que seas buena niña si no quieres un castigo.Cuando dijo aquello, me espante un momento, pero me
Nunca antes la habían atado.Carolina estaba a punto de abrirle la puerta de su sumisión, una cesión de poder que ella apenas conocía. Miguel disfrutaba haciéndola esperar. Jugaba con su voluntad de la misma manera que jugueteaba con las cintas de seda entre sus dedos. Ella saboreaba la incertidumbre, arqueada en la posición indicada. Aguardaba con impaciencia el momento en que él la inmovilizara.Lanzó una mirada hacia la escalera, ansiosa por subir ya a la habitación, pero no se movieron de donde estaban.Sin darle tregua, Miguel volvió a estrecharla contra la puerta de entrada. Por un momento, sólo existieron las respiraciones entrecortadas, la humedad de sus lenguas batallando en un duelo de titanes, y la erección presionando su abdomen. Un beso lánguido, lascivo, provocó que Carolina jadeara sin control.De pronto, todo resquicio de igualdad en la guerra despareció. Miguel la agarró con fuerza de las muñecas y le lanzó una mirada de advertencia, inclinan
Aferrada a los barrotes del cabecero de la cama, ojos cerrados, ensimismada, muevo la pelvis controlando ese leve contacto que necesito de su enorme lengua a mi menudo botón de placer. De vez en cuando, me separo de él y pauso, espero pocos segundos para luego volver a colocar todo, ahora todo mi sexo, enterito, encima de su boca. Como si quisiera ahogarle. En realidad, creo que quiero hacerlo, no sé si de forma inconsciente. En ocasiones, la manera que tengo de sentarme sobre él, la manera que tengo de apretar su cabeza con mis muslos y el tiempo que transcurre sin que mi inerte amante proteste, parecen las secuencias de un crimen perfecto.Creo que quiero matarle porque yo me muero también. Sí, joder, sé que es distinto, pero en esos momentos, no pienso. Pensar… ¿quién puede pensar cuando cada lametón o cada ausencia me doblega, provocando mis estruendosos gruñidos e incontrolados temblores que se transforman en metálicos golpes de los barrotes a la pared? A veces, durante e
Recuerdo de Gala-Tanquila- me dice. -Es solo una vela con cera de masaje».Sus manos empiezan a resbalar por mi cuerpo y recorren hábilmente mi espalda, mi cuello, mis costados… me hace cosquillas.Cuando llega a mi culo se detiene un buen rato. Me toca la entrepierna por debajo, me acaricia los muslos por el interior.«Ahora tranquila», dice, «te voy a atar ¿vale? Tengo un arnés en la cama».«¿Pero cómo un arnés?», pregunto yo nerviosa…«Shhhhhhh, confía en mí. No te va a pasar nada. Déjate llevar. Disfruta. Te va a gustar».Me muero de miedo. Sigo con los ojos vendados y el corazón latiéndome como un caballo desbocado.Me coge las muñecas y me las sujeta a los dos extremos de la cama con una especie de muñequera y unos ganchos. Hace lo mismo con mis tobillos. Me quedo