AníbalEl dolor lo que había hecho era acrecentarse cada vez más y más. En el punto en que estaba, yo ya me sacudía en el suelo y se me salían las lágrimas. Mis dientes chocaban e intentaba desesperadamente sujetarme con mis manos y al menos arrodillarme.Sangreoscura seguía diciendo unas palabras q
Fabrizio—Tiene la presión un poco baja, pero creo que lo peor ya ha pasado. Su condición no ha mejorado totalmente, pero tampoco hemos vuelto a como estaba al principio —dice la doctora mientras monitorea a Marina.Yo me había quedado en la habitación junto con Bruno, el rey y Tatiana. Afuera, habí
XavierNo tenía la menor idea de qué había ocurrido.Yo solo había tenido una deliciosa siesta con mi preciosa mate, luego de haberla cuidado y bañado como el tesoro especial que es, y me había despertado con ella acariciándome el pecho. Si ese no era el escenario perfecto, entonces no sé cuál era.
Carmen —En serio, Marina, dinos cómo te sientes…——Mucho mejor, lo prometo... no sé qué sucedió. De repente me caí, y sentí que el mundo se me vino abajo. Solo quiero que me den el alta y volver con Bruno, y si es posible salir a ayudar en lo que se viene —dice ella, y yo siento un dolor en mi cora
—Tenemos que ir a explorar, no hay otra opción. Debemos que llevar un grupo de nuestros mejores guerreros, tenemos que ir al corazón del problema —decía Fabrizio. Y esto no me gustaba para nada.Sabía lo que teníamos que hacer, pero ahora mi lobo estaba perdido, hacía solo días de que había marcado
CarmenNo podía ni imaginarme la idea de que él estuviera lejos, ¿después de todo lo que había pasado? ¿Y ahora le pedían que se fuera? — Deberías estar conmigo... — le susurro mientras él me aprieta contra la cama y quita mi blusa.— Si no podemos saber lo que está pasando... no puedo mantenerte s
Aníbal—Alfa Aníbal de la manada Luna de Sangre... —escuché una voz que decía en el instante mismo en que entraba a la carpa principal de nuestro campamento.Allí me esperaban Lucio y el vampiro Sangreoscura. En una esquina, sentado y afilando un gran cuchillo, estaba el gigante Alfa Pascal. Aún no
Xavier No podía dejar de pensar que la última imagen que tenía de mi mate era ella llorando. Se supone que ella no debería sentir el vínculo de forma tan intensa. Ella no tenía un lobo que le rogara por todos los motivos estar conmigo. Eran realmente sus sentimientos, su pequeño corazón, su verdade