Xavier No podía dejar de pensar que la última imagen que tenía de mi mate era ella llorando. Se supone que ella no debería sentir el vínculo de forma tan intensa. Ella no tenía un lobo que le rogara por todos los motivos estar conmigo. Eran realmente sus sentimientos, su pequeño corazón, su verdade
CarmenEl tiempo pasaba terriblemente lento, y yo, ante cualquier sonido cerca de alguna de las puertas del castillo, corría como loca, deseando que fuera mi mate que estuviera cerca, que hubiese vuelto. Soñaba con él, rogaba porque volviera, lo imaginaba entrando triunfante, corriendo a mis brazos.
Fabrizio—Este pueblo humano está muy cerca de la manada donde vive mi abuela —dice Sebastián mientras avanzamos, por lo que parece ser ya un lugar desierto.—Hay pisadas por todas partes, hay olores de humanos, pero también de lobos, rogues, vampiros... esos desgraciados híbridos. Es imposible segu
Xavier —¡Xavier, m*****a sea! Me has dado un susto tremendo —me grito Fabrizio, mientras se sentaba en el suelo tapándose la cara con las manos.—¿Alfa, qué demonios fue eso? —se acercaba ahora Sebastián, tenía un short y se agachaba a verme, perdido.—Juro que no sé qué fue... yo estaba peleando c
Carmen—¿Paola? ¡Paola! —grité yo, contenta, y cuando la abracé, aún no podía creer que ella estuviera realmente ahí conmigo.—¡Carmen! ¡Por la diosa, estás aquí! —dijo ella llorando.—¿Pero cómo? ¡Te creí perdida y pensé que no nos íbamos a volver a ver! —dije en una mezcla de asombro y felicidad.
—¿Qué fue eso?—preguntaba Alfa Pascal una y otra vez. Yo caminaba de un lado a otro, dejando un camino de tierra.Se suponía que íbamos a atacar ese pueblo humano, acabar con todos, pero los humanos habían logrado huir en su mayoría. Sin embargo, el mensaje en el pueblo era claro: podíamos atacar a
Carmen—¡Esto no tiene sentido! ¡No estoy logrando nada! — decía frustrada.El cuerpo me dolía, aunque había estado todo el tiempo sentada, mientras el rey tomaba mis manos y me hacía preguntas. Sentía una corriente de su poder entrar en mí, pero era como si fueran rayos que golpearan por todas part
Fabrizio—¿Te sientes bien, gran Alfa?——Sí, ese desgraciado realmente me sorprendió. Fue mi culpa, estaba demasiado concentrado en acabar con Aníbal y no vi cómo ese Alfa gigante me atacaba —explicaba él. La herida en su pierna había sido grave.—Debo confesar que pensé que ibas a quedar fuera de c