Aníbal — ¿No me digas que tienes visitas, Aníbal? Cualquiera pensaría que estarías muy ocupado con el tema del atentado a tu padre... pero no, aquí estás muy contento disfrutando de la vida — decía el beta y era obvio que sabía que me tenía en sus manos. — No es nada de lo que imaginas — decía yo
— ¿Dónde está mi mate? No puedo continuar sin saber si ella está bien... — decía él gruñendo y exigiendo como si él fuera el Alfa de aquí. — Carmen está perfectamente en mi cama, segura y esperándome. Así que terminemos esto rápido... — decía yo mientras el hombre se agitaba y peleaba, y yo sonreía
Carmen Al día siguiente estoy ansiosa. Tengo miedo de que entren en mi habitación y me digan que yo he sido culpable de lo que le pasó a alfa Ares. Pero me dejan sola todo el día, y la única entra, ya a la noche, es mi madre, con otro gran vestido y otros grandes planes. — Mamá necesito saber si X
— Pronto vendrán varios cambios... prepárense. Estén alertas. Sigan las instrucciones…Ahora ¡A celebrar!— dijo él mientras yo tragaba saliva. Los lobos empezaron a levantar y a gritar. Él se agachaba y tomaba mi cara. — Nuestro momento se acerca... mi luna. Estarás en mi habitación esta noche...—
Fabrizio — ¡Fabrizio! ¡Volvimos! — me gritaba una voz en los pasillos, y cuando volví a ver, eran mis amigos que habían regresado. —Gracias a la diosa luna que han vuelto — les digo mientras los recibo con abrazos. — ¿Tan mal está la cosa? Nos desaparecemos un par de días y todo se viene abajo…—
—Eso quiere decir que tienes algo en contra de Aníbal... sabes algo, viste algo — digo y el muchacho sonríe. —Eres un vampiro muy inteligente, siempre lo ha sido... —dice. —¡Ni siquiera me lo dice con mi comando de Alfa! —gruñe Xavier. —No se lo puedo decir a ningún lobo... —dice Bruno con orgull
Aníbal Habíamos vuelto al castillo y yo ahora pensaba en lo que tenía que hacer, lo que me pedían mis aliados no era cualquier cosa. Pensaba que estaba llevando la parte más difícil de todo esto, mientras ellos simplemente planificaban y nos ponían en peligro a todos, incluyéndome a mí. —Nosotros
—Quizás sí, Alfa. Tendría que compartir parte de su poder con ella, puede ser— dice la doctora y la esperanza en todos renace. —Es una buena solución… gracias a la diosa— dice Fabrizio suspirando. Veo a Xavier que la mano le tiembla y se tiene que sostener del borde de una silla. —Hay otra cosa…