— Pronto vendrán varios cambios... prepárense. Estén alertas. Sigan las instrucciones…Ahora ¡A celebrar!— dijo él mientras yo tragaba saliva. Los lobos empezaron a levantar y a gritar. Él se agachaba y tomaba mi cara. — Nuestro momento se acerca... mi luna. Estarás en mi habitación esta noche...—
Fabrizio — ¡Fabrizio! ¡Volvimos! — me gritaba una voz en los pasillos, y cuando volví a ver, eran mis amigos que habían regresado. —Gracias a la diosa luna que han vuelto — les digo mientras los recibo con abrazos. — ¿Tan mal está la cosa? Nos desaparecemos un par de días y todo se viene abajo…—
—Eso quiere decir que tienes algo en contra de Aníbal... sabes algo, viste algo — digo y el muchacho sonríe. —Eres un vampiro muy inteligente, siempre lo ha sido... —dice. —¡Ni siquiera me lo dice con mi comando de Alfa! —gruñe Xavier. —No se lo puedo decir a ningún lobo... —dice Bruno con orgull
Aníbal Habíamos vuelto al castillo y yo ahora pensaba en lo que tenía que hacer, lo que me pedían mis aliados no era cualquier cosa. Pensaba que estaba llevando la parte más difícil de todo esto, mientras ellos simplemente planificaban y nos ponían en peligro a todos, incluyéndome a mí. —Nosotros
—Quizás sí, Alfa. Tendría que compartir parte de su poder con ella, puede ser— dice la doctora y la esperanza en todos renace. —Es una buena solución… gracias a la diosa— dice Fabrizio suspirando. Veo a Xavier que la mano le tiembla y se tiene que sostener del borde de una silla. —Hay otra cosa…
Xavier — Lo siento mucho, Alfa... realmente pensé que nos daría más información… pero no este resultado — me dice Fabrizio, colocando su mano en mi hombro. Desde que escuché las noticias sobre la salud de mi mate, estaba completamente desconsolado. No podía creer que no hubiese una solución. Por
—Ese es el plan amigo… ahora ve, busca a tu mate— le digo y sale corriendo. Al día siguiente, estoy preocupado de que Carmen esté con Aníbal, pero cuando la veo regresar cabizbaja en la noche, no sé qué pensar. — Mate...— — Xavier... — me dice, y sonríe triste cuando me ve, y no puedo evitar ir a
Carmen Lo que tenía enfrente parecía un cuento de hadas. Nunca imaginé que había un lugar tan hermoso, había árboles llenos de frutas colgando, arbustos llenos de flores y mariposas que se paseaban por todas partes. — ¿Qué lugar es este? —preguntaba yo, impactada. Apolo me había traído sobre su