— ¿Cariño? ¿De verdad eres tú? —pregunté en voz alta. Por la diosa, debía estar alucinando, pero cuando lo tuve ahí cerca no lo podía creer. — ¡Carmen! ¡Carmen! —le dije, y ella corrió hacia mí acercándose a la celda. Yo moví mis manos todo lo que pude y logré acercarme a ella. Su solo contacto hac
Aníbal La noche transcurría perfectamente hasta que, en un breve instante de distracción, ella desapareció. — Maldición — gruñí para mis adentros. Comencé a buscarla por todas partes hasta que de repente detecté un sutil aroma que provenía de la oficina de mi padre. — Ella está cerca — afirmaba
Si él no se hubiese emocionado tanto, ahora el asesino no tendría una cortada. Freya miraba las heridas de Xavier y parecía molesta. — Él debe haber encontrado la manera — dije rugiendo. — Creo que deberíamos atender primero un juicio justo para mi Alfa — decía Bruno. — ¡Imposible! Primero neces
Aníbal — ¿No me digas que tienes visitas, Aníbal? Cualquiera pensaría que estarías muy ocupado con el tema del atentado a tu padre... pero no, aquí estás muy contento disfrutando de la vida — decía el beta y era obvio que sabía que me tenía en sus manos. — No es nada de lo que imaginas — decía yo
— ¿Dónde está mi mate? No puedo continuar sin saber si ella está bien... — decía él gruñendo y exigiendo como si él fuera el Alfa de aquí. — Carmen está perfectamente en mi cama, segura y esperándome. Así que terminemos esto rápido... — decía yo mientras el hombre se agitaba y peleaba, y yo sonreía
Carmen Al día siguiente estoy ansiosa. Tengo miedo de que entren en mi habitación y me digan que yo he sido culpable de lo que le pasó a alfa Ares. Pero me dejan sola todo el día, y la única entra, ya a la noche, es mi madre, con otro gran vestido y otros grandes planes. — Mamá necesito saber si X
— Pronto vendrán varios cambios... prepárense. Estén alertas. Sigan las instrucciones…Ahora ¡A celebrar!— dijo él mientras yo tragaba saliva. Los lobos empezaron a levantar y a gritar. Él se agachaba y tomaba mi cara. — Nuestro momento se acerca... mi luna. Estarás en mi habitación esta noche...—
Fabrizio — ¡Fabrizio! ¡Volvimos! — me gritaba una voz en los pasillos, y cuando volví a ver, eran mis amigos que habían regresado. —Gracias a la diosa luna que han vuelto — les digo mientras los recibo con abrazos. — ¿Tan mal está la cosa? Nos desaparecemos un par de días y todo se viene abajo…—