Marina Había pasado tantas cosas desde que había dejado mi manada; me había ofrecido a intentar solucionar los problemas que habían aparecido cerca de nuestros territorios. Había luchado junto con Xavier mano a mano, para luego terminar bajo las órdenes del Rey. Y en el camino, me había encontrad
En momentos tenemos a soldados que se encargan de poner orden y yo voy hacia la chica. — Pequeña... ¿Eres tú? — le digo y ella me ve deleitada. — ¡Mari! ¡Oh Mari! — grita ella feliz y me abraza. — Pensé que te había perdido... luego del ataque… te veo mucho mejor — le digo, se veía menos flaca y
Xavier Carmen... mi mate se llama Carmen. Marina la había encontrado primero y la había cuidado y ayudado, y por eso estaba eternamente agradecido. Había querido matar al estúpido Alfa por quincuagésima vez ya; parecía que no podía ser dejado solo un instante porque iba a atacar a mi mate. El re
— ¿Violín? Interesante—digo. — Algo me dice que la futura Luna debe haber pasado por cosas horribles... es decir, ¿estas son sus pertenencias? —decía él viéndolo todo angustiado. — Algo es algo... — digo yo. Cuando salimos del bar veo que hay algunos prisioneros a quienes están interrogando y yo
Carmen —Sí señorita... el Alfa es su mate, el otro también... y no puede tener a los dos... por lo que para que pueda decidirse por alguno… tiene que apsar tiempo con ellos. Dormir con ellos— explica la mujer loba y yo me quedo en shock. Había pasado la noche anterior en el cuarto de Marina, ahí
—¿De v-verdad?— —Así es... pronto estará listo— dice él y yo sonrío. —G-gracias... de verdad— Y esas simples palabras parecen hacerlo muy feliz. A la tarde fui al médico y me enviaron varias vitaminas y una dieta que Xavier se empeñó en que comenzara ahora mismo, la que incluía mucha más comida
Aníbal Temía que todo estuviera perdido. Toda esta disputa era una tontería, ¡no iba a poder ganar! — Nada de esto hubiese sucedido si no hubieses rechazado a nuestra mate — decía mi lobo Axel, molestando siempre. — No es momento de reproches...— — ¡Pero lo es! ¡No piensas con la cabeza! Solo
— No, ella será mía. Yo lucharé por ella— — ¿Has perdido completamente la cabeza, muchacho? Realmente siempre has sido un hijo estúpido...— — ¿No lo entiendes, padre? ¿Y si ella es la de la profecía? — digo, y por un momento él se queda pensando. — No… no es posible que ella no salve, ella va a