Había migrado del bar a un par de mesas, coqueteaba y hablaba con algunos muchachos, que me había encontrado ahí, básicamente, traté de mezclarme. El alcohol que había tomado antes parecía relajarme un poco y estaba agradecida porque la tentación de sacar mi arma y dispararle a cada hombre que me tocaba era fuerte.Estaba feliz porque para mi sorpresa tenía un sentido de la paciencia mucho más grande del que me suponía, porque las cosas se estaban moviendo más lento de lo que deberían haberlo hecho y estoy intentando mantenerme cuerda.Suspiré apartándome de un idiota una vez más después de impulsar el ego de otro hombre cuando mis ojos finalmente captaron la vista de Clayton. No era un tipo mal parecido con su cabello color caramelo y ojos verdes, de hecho era bastante guapo. Uno de los hombres más guapos de la escena en la que me encuentro. Tiene un cuerpo envidiable que dejaba al descubierto que se manchaba las manos de vez en cuando por sus negocios.Caminó hacia el centro del ca
Agarré la mano de Kol y tiré de él conmigo hacia donde estaba Clayton o donde se suponía que se dirigía. Seguía siendo detenido por personas que querían hablar con él, por lo que funcionó a mi favor.El plan tenía que empezar ya a rodar sobre ruedas o nosotros probablemente acabaríamos en grandes problemas.Y se perfectamente que no es el mejor plan del universo de igual manera se que soy la principal perjudicada, ya que me dejaría malherir por un idiota que acabo de conocer en nombre de una misión para el hombre que he jurado matar a él, a su padre y a su maldita estirpe.Pero aquí sigo.—Ava. ¿Qué demonios estás haciendo?—preguntó Kol poco después con seriedad sin entender la escena.Pobre muchacho. Ni siquiera sabe de donde le he salido.—Clayton se me está escapando. Necesito llamar su a
—El hombre que hizo esto, ¿recuerdas su rostro?—Preguntó Clayton con un nudo notable en el ceño. Negué con la cabeza.—No tuve tiempo de memorizarlo. Estaba tan asustada y él siguió golpeandome, me sentía tan impotente—dije con tristeza en la voz.Pobre Kol, ni siquiera se como había podido darme los golpes. Aunque el cabrón no tenía poca fuerza.—Oye— dijo Clayton girando mi cara hacia la suya—No eres ninguna victima. Tú pareces una mujer muy fuerte e independiente—suelta él con seriedad.—Gracias Clayton— dije con una pequeña sonrisa.—No hay problema. Ojalá hubiera llegado a tiempo. ¿Que estabas haciendo en el pasillo?—preguntó finalmente.— Te estaba buscando. Después de que te fuiste, me aburrí rápidamente y… nunca conocí a alguien como tú, Clayton. Simplemente haces las cosas mucho más fáciles— dije deslizando mi mano sobre la suya donde descansaba en el sofá. Él entrelazó nuestros dedos y me dio una sonrisa suave.—No te alejes—sigo con mi teatro como si me fuera la vida en e
— Clayton, si realmente sientes algo por mí como yo siento por ti, me dejarás marcharme. Por favor— supliqué con desesperación fingida.Clayton suspiró y se pasó una mano por la cara. Negó con la cabeza y señaló un pasillo a mi derecha con resignación.Vaya con el grandullón se había enamorado demasiado rápido de mi.—Gracias. Adiós— dije alegremente caminando por el pasillo, mis tacones haciendo clic con cada paso. Llegué a una puerta de metal, la abrí y comencé a bajar las escaleras.Fui al piso dos niveles debajo de la casa de Clayton y tomé el ascensor hasta la planta baja, justo en el lugar donde vi por última vez a Kol. Me abrí paso por el casino, escondiendo mi rostro de todas las cámaras y salí invicta a la calle.Caminé hacia el hotel donde los demás estaban esperando, decepcionada de no haber podido usar mi arma, cuchillo o incluso pelear un poco. Por mucho que me encantaba actuar y hacer de damisela en apuros, también me gustaba golpear y matar cosas, un hábito en el que
Nunca en mi vida me había quedado sin palabras como en este momento. Mi boca se abrió y se cerró, ningún sonido salió de ella mientras mis ojos estaban pegados a los oscuros de Hugo. Me miró esperando, con calma, pacientemente. Sabía que la ira brillaba detrás de su mirada fría, pero ¿por qué? Los golpes que me dio Kol eran duros, diablos, pero deseados, incluso los pedí. No creía que a Hugo le importara el daño en mi cara ni me preguntara cómo lo conseguí. No me había preparado para este momento. No estaba preparada.Desde la organización me habían entrenado para estar listo para cualquier cosa. Secuestrada por el gobierno de los Estados Unidos, podría escapar. Dejada varada en un desierto, podría sobrevivir. Abandonada en la Antártida, podría vivir. Atada a una silla con una bomba, podría salvar mi vida. Varada en una isla, podría volver. Atada y anclada al fondo del mar, podría salvarme mí misma.Pero nunca en esos 4 años estuve preparado para la mirada intensa de un hombre con e
—Entonces dime, tesoro… — dijo invadiendo mi espacio personal. Odiaba que hiciera esto. Era agobiante sobre todo saber que mis sistemas de protección y seguridad que consistían en ponerme en alerta cada vez que un hombre se acercaba más de lo debido no estaban funcionando. Me estaba dejando expuesta y eso si que no se lo iba a perdonar jamás.Es jodidamente irresistible, no voy a negarlo. Todo su cuerp es puro magnetismo, su manera de hablar, su rostro, todo de él llama al jodido pecado y a la estupidez, porque eso es lo único que sería si yo me sucumbiera a mis peores instintos y siguiera la pasión que me empuja a arriesgarme y a fantasear sobre el que pasaria.Su aliento a menta abanicó mi rostro y el calor que emitia su pecho expuesto no pasa desapercibido para mi calor corporal. Hay una pequeña voz que me susurra la posibilidad o mejor dicho la locura que sería que nos besaramos. Dios, me estoy volviendo jodidamente loca. No quiero saber nada de este tipo. Es demasiado para mi
Me puse perezosamente una enorme sudadera con capucha negra sobre mi cabeza. Con un suspiro cansado, recogí mi cabello en un moño. Mirándome en el espejo, pude ver que mis esfuerzos fueron un gran fracaso. Me di la vuelta, poniéndome unas zapatillas negras. Salí de mi habitación para encontrar el apartamento vacío. Los otros se habían ido mucho más temprano. Yo era la única aquí.En mi mente las palabras del imbécil de Hugo se apadrean como dagas, soy incapaz de pensar con claridad solo quiero que pare.Caminando hacia la nevera, agarré una botella de agua. La abrí y di pequeños sorbos de agua. Estaba extremadamente exhausta y necesitaba algo para refrescarme.Sonó un golpe en la puerta y supe quién era cuando de repente se abrió sin que yo tuviera que caminar todo el camino hasta allí. Mi querida amiga Amanda, vestida con pantalones negros ajustados, tacones negros y una camisa blanca suelta de manga larga, entró como si el lugar fuera una pista de Victoria Secret. Su cabello casta
Me recosté en el asiento de cuero, mis ojos recorrieron el menú de comida en busca de alguna oferta que pudiera resultarme interesante. La verdad es que fue una completa perdida de tiempo pero el hecho de ver la cara de Amanda tornarse cada vez más asqueada hizo que mi humor mejorara en cuestión de segundos. Quería hacerle sentir como la basura que era y en parte devolverle la asfixia que ella suponía para mi.No puedo evitar pensar en qué habría sido de mi de haber tenido una hermana pequeña. La verdad es que si es como Amanda probablemente la habría asfixiado con mis dos manos. —No puedes esperar que coma aquí, ¿verdad?—preguntó Amanda con disgusto mientras ella los ojos cubrieron cada centímetro del pequeño restaurante en el que estábamos.El piso tenía baldosas blancas y negras, las cabinas tenían asientos rojos y desgastados mesas de madera entre ellos. Olía a papas fritas y pasteles aquí. El aire estaba ligeramente caliente y el lugar parecía sofocante debido a lo lleno que es