— Clayton, si realmente sientes algo por mí como yo siento por ti, me dejarás marcharme. Por favor— supliqué con desesperación fingida.Clayton suspiró y se pasó una mano por la cara. Negó con la cabeza y señaló un pasillo a mi derecha con resignación.Vaya con el grandullón se había enamorado demasiado rápido de mi.—Gracias. Adiós— dije alegremente caminando por el pasillo, mis tacones haciendo clic con cada paso. Llegué a una puerta de metal, la abrí y comencé a bajar las escaleras.Fui al piso dos niveles debajo de la casa de Clayton y tomé el ascensor hasta la planta baja, justo en el lugar donde vi por última vez a Kol. Me abrí paso por el casino, escondiendo mi rostro de todas las cámaras y salí invicta a la calle.Caminé hacia el hotel donde los demás estaban esperando, decepcionada de no haber podido usar mi arma, cuchillo o incluso pelear un poco. Por mucho que me encantaba actuar y hacer de damisela en apuros, también me gustaba golpear y matar cosas, un hábito en el que
Nunca en mi vida me había quedado sin palabras como en este momento. Mi boca se abrió y se cerró, ningún sonido salió de ella mientras mis ojos estaban pegados a los oscuros de Hugo. Me miró esperando, con calma, pacientemente. Sabía que la ira brillaba detrás de su mirada fría, pero ¿por qué? Los golpes que me dio Kol eran duros, diablos, pero deseados, incluso los pedí. No creía que a Hugo le importara el daño en mi cara ni me preguntara cómo lo conseguí. No me había preparado para este momento. No estaba preparada.Desde la organización me habían entrenado para estar listo para cualquier cosa. Secuestrada por el gobierno de los Estados Unidos, podría escapar. Dejada varada en un desierto, podría sobrevivir. Abandonada en la Antártida, podría vivir. Atada a una silla con una bomba, podría salvar mi vida. Varada en una isla, podría volver. Atada y anclada al fondo del mar, podría salvarme mí misma.Pero nunca en esos 4 años estuve preparado para la mirada intensa de un hombre con e
—Entonces dime, tesoro… — dijo invadiendo mi espacio personal. Odiaba que hiciera esto. Era agobiante sobre todo saber que mis sistemas de protección y seguridad que consistían en ponerme en alerta cada vez que un hombre se acercaba más de lo debido no estaban funcionando. Me estaba dejando expuesta y eso si que no se lo iba a perdonar jamás.Es jodidamente irresistible, no voy a negarlo. Todo su cuerp es puro magnetismo, su manera de hablar, su rostro, todo de él llama al jodido pecado y a la estupidez, porque eso es lo único que sería si yo me sucumbiera a mis peores instintos y siguiera la pasión que me empuja a arriesgarme y a fantasear sobre el que pasaria.Su aliento a menta abanicó mi rostro y el calor que emitia su pecho expuesto no pasa desapercibido para mi calor corporal. Hay una pequeña voz que me susurra la posibilidad o mejor dicho la locura que sería que nos besaramos. Dios, me estoy volviendo jodidamente loca. No quiero saber nada de este tipo. Es demasiado para mi
Me puse perezosamente una enorme sudadera con capucha negra sobre mi cabeza. Con un suspiro cansado, recogí mi cabello en un moño. Mirándome en el espejo, pude ver que mis esfuerzos fueron un gran fracaso. Me di la vuelta, poniéndome unas zapatillas negras. Salí de mi habitación para encontrar el apartamento vacío. Los otros se habían ido mucho más temprano. Yo era la única aquí.En mi mente las palabras del imbécil de Hugo se apadrean como dagas, soy incapaz de pensar con claridad solo quiero que pare.Caminando hacia la nevera, agarré una botella de agua. La abrí y di pequeños sorbos de agua. Estaba extremadamente exhausta y necesitaba algo para refrescarme.Sonó un golpe en la puerta y supe quién era cuando de repente se abrió sin que yo tuviera que caminar todo el camino hasta allí. Mi querida amiga Amanda, vestida con pantalones negros ajustados, tacones negros y una camisa blanca suelta de manga larga, entró como si el lugar fuera una pista de Victoria Secret. Su cabello casta
Me recosté en el asiento de cuero, mis ojos recorrieron el menú de comida en busca de alguna oferta que pudiera resultarme interesante. La verdad es que fue una completa perdida de tiempo pero el hecho de ver la cara de Amanda tornarse cada vez más asqueada hizo que mi humor mejorara en cuestión de segundos. Quería hacerle sentir como la basura que era y en parte devolverle la asfixia que ella suponía para mi.No puedo evitar pensar en qué habría sido de mi de haber tenido una hermana pequeña. La verdad es que si es como Amanda probablemente la habría asfixiado con mis dos manos. —No puedes esperar que coma aquí, ¿verdad?—preguntó Amanda con disgusto mientras ella los ojos cubrieron cada centímetro del pequeño restaurante en el que estábamos.El piso tenía baldosas blancas y negras, las cabinas tenían asientos rojos y desgastados mesas de madera entre ellos. Olía a papas fritas y pasteles aquí. El aire estaba ligeramente caliente y el lugar parecía sofocante debido a lo lleno que es
—¡Oye! ¡¿Te detendrías?!—gritó Amanda detrás de mí. Me detuve pero solo para saludar a un taxi con una sonrisa gentil.Esta idiota es demasiado pesada.El vehículo amarillo se estacionó a mi lado y abrí la puerta, subiendo.Amanda logró deslizarse por el otro lado antes de que el conductor despegara. Bien. No estaba pagando por este viaje. Manejamos por lo que parecieron horas, mis ojos estaban pegados a la carretera, marcando algunas características aquí y allá en mi mente. Tarde o temprano me escaparé y ellos no podrán encontrarme.—Son ambas muy bonitas pero me quedo con la morena— dijo de repente el taxista. Miré hacia el espejo retrovisor y crucé los ojos con el pelirrojo un poco mayor.—Confía en mí, no quieras que yo sea tu favorita— le dije con cara de pocos amigos y el hombre me miró con seriedad.—No me malinterpretes me recuerdas a una vieja amiga, a ella le encantaban las armas y el sadismo—soltó como si estuviera preso de sus memorias.Muy tierno pero una perdida de mi
Le di un mordisco al sándwich de pollo que acababa de hacer entre suspiros pesados. La cocina estaba en silencio porque yo era el único alrededor, se sentía un poco raro. Quiero decir, eran las 2 am, pero mi estomago empezó a rugir como una fiera en medio de la sabana y tuve que obedecer.Han pasado dos días desde que se suponía que Amanda averiguaría más sobre mí pero ella todavía tenía que quedarse a mi lado como quería Hugo para que no escapara, poco podía espiar mis cosas. Por lo que a mí respecta, ella no había tenido la oportunidad de salir de la finca y todas las llamadas telefónicas fueron monitoreadas en una de las habitaciones secretas que encontré ayer, escondiéndome de la seguridad.Se habían vuelto un poco locos cuando no me encontraron, así que eso fue bastante divertido por mi parte. Fue entretenido. Tomé mi taza de jugo, ahogando la mitad. No sabía cuánto había echado de menos la comida hasta que salí al mundo exterior. La casa de los horrores por lo general les daba
—¿Qué está pasando con Clayton?—Pregunté inclinando la cabeza en lo más mínimo.—Bueno, una tercera familia poseía casi la mitad del dinero en este casino, no estoy muy feliz de encontrar que falta—dijo Hugo y me sorprendió que compartiera esta información conmigo—Fue reportado como desaparecido ayer, probablemente esté muerto.Me inquietó la cabeza, esperando lo mismo. —¿Sospechan las víboras de ti entonces?—Honestamente, no lo sé, pero serían estúpidos si intentaran cualquier cosa, incluso si fueron. Ellos lo saben— murmuró antes de que ambos nos quedáramos en silencio de nuevo.— Quiero ofrecerte otro contrato—dijo Hugo y miré hacia arriba levantando mi ceja hacia él.—¿Lo haces? ¿En serio?—Pregunté completamente desconcertada, este hombre acabaría conmigo.—Todavía estoy trabajando en los detalles, pero sí…Lo miré sin creer sus palabras. Probablemente solo sería una nueva manera de esclavizarme.—Si no tomé el otro, ¿qué te hace pensar que tomaría este nuevo?—pregunté.—Porque