La figura de un hombre alto y fornido se pasea inquieta como si en lugar de un hombre fuera una bestia, y como si en lugar de encontrarse en lo que era su hogar, estuviera en una jaula. Así se sentía Adriano en la casa de los Caruso, como una bestia enjaulada.
—Bienvenido a casa, soy Sasha, la mano derecha de Dominik —sonrió el rubio con su clásico encanto, extendiendo su mano para luego estrecharse a sí mismo, al ver que el castaño no estaba para la labor.Adriano lo escanea de arriba a abajo con indiferencia.—¿Dónde has estado la última semana?—pregunta Adriano fulminando con la mirada a Ezra.—¿Perdón?—preguntó Ezra sin poder camuflar su sorpresa.—Sé quien eres—espetó Adriano con su clásico tono de voz tenue y apagado—Por eso mismo sé que desapareciste justo después de la boda de mi hermano, y no has vuelto a aparecer hasta hoy, verás no tengo mucho tiempo, en mi mundo el tiempo vale dinero—añadió—Así que será mejor que evitemos conversaciones vacías y vayamos al grano, ¿Dónde estabas en la hora del funeral ayer?Los ojos de Adriano centraron tanto la vista en Ezra que este se sorprendió ante el hijo rebelde de la mafia, sin lugar a dudas era un tipo mucho más inteligente que toda la b****a que había por ahí.—Tienes razón, me fui fuera por un tiempo—afirmó—Tu hermano ya lo sabía—se defendió serio, no le dejaría ver que lo había tomado por sorpresa. Debía mantenerse sereno para poder descubrir hasta qué punto había investigado Adriano—No podía asistir a su funeral porque era demasiado duro afrontar la muerte de Dominik—mintió con naturalidad Ezra.—Supongo que estarás al tanto de que la asesina es su esposa, ¿No?—pregunta Adriano buscando analizar la reacción del joven ayudante, haciendo que una leve alarma dentro del rubio se active, este asiente sin emoción sabiendo las intenciones de Adriano.—Por desgracia, pero me he encargado de que la vergüenza quede sellada hasta que tú decidas ponerle remedio. Solo lo sabe tu madre, yo, y tú. Es mejor así, de cara al resto la señora María Caruso no ha tenido fuerza para asistir al funeral—afirmó con una sonrisa amarga al recordar la escena de una Meredith que hacía su mejor esfuerzo por luchar en el ring contra él, y lo que fue peor aún, verla caminar con tacones.—Bien hecho eso nos da margen—afirma más para sí mismo que para su acompañante—Seguro que ya sabes que he mandado a buscarla y que ahora mismo partiré en su busca para que esta tarde, esa zorra esté aquí—añade cambiando su expresión a una mucho más agresiva.Ezra tragó saliva con fuerza, le había dado su palabra a Meredith que no saldría dañada al menos físicamente.—Sí, señor, por eso me gustaría convertirme en su mano derecha…—afirma él con una sonrisa de lado a lado.Adriano frunce sus pobladas y oscuras cejas para afirmar indiferente.—No pienso quedarme mucho aquí. Lo suficiente como para sentir su cuello crujir entre mis manos—afirma convencido, sus ojos pierden toda luz, habló con tanta fuerza que a nadie le cabría duda que Adriano era capaz de hacer eso y más.En ese mismo instante, Paige Caruso interrumpe con una sonrisa encantadora en el rostro. Lleva su pelo recogido en un elegante moño y los labios pintados con un rojo carmesí que hacía contraste con su color de piel, estaba hermosa y radiante como siempre, como si no se hubiera pasado la última semana llorando a moco tendido.—Aquí estás…—afirmó ella mirándolo incrédula—¿Sucede algo madre?—Sucede mío caro, que esta tarde se anunciará tu compromiso con Bianca Lombardo—afirma ella triunfante al ver la expresión de horror dibujada en el rostro de Adriano y el esfuerzo titánico que hace Ezra por no soltar una carcajada.—¿La hija de nuestros peores enemigos? ¿La mocosa de los brackets?—pregunta incrédulo Adriano a lo que su madre afirma de forma efusiva.—Han asesinado a tu hermano—afirma ella seria—Han ido muy lejos está vez.—¿Qué diría papá de esto?—pregunta él serio recordando el evidente hecho de que fue él quién asesinó al padre de los Lombardo—O lo que es peor…¿Qué diría el suyo al verme casándome con su hija?—añadió serio.—Ambos están muertos—espetó la mujer con fuerza.—¿No será esto un plan tuyo para mantenerme aquí?—preguntó arqueando una ceja con una sonrisa ladina su hijo mayor.—¡Cómo crees!—afirmó ella defendiéndose—Aunque ese sería el mejor de los regalos para mi, además de que tu hagas algo tan positivo para nuestro clan hará que seas un legitimo sucesor de Dominik—añadió.—El único detalle es que a mi no me importa esta mierda—afirmó con una mueca burlona Adriano.—¿A caso quieras que sigan ardiendo personas inocentes por una guerra milenaria cuyo origen desconocemos? La otra vez, la hija de nuestras sirvientas fue violada por el chofer de los Lombardo, y esto que te parece tan poca cosa es un horror para una madre…—declaró dura ella.—Lo sé madre no he dicho nada. Ese miserable merece un castigo—le respondió con fuerza Adriano—Pero…Su madre lo interrumpe haciendo que sus ojos se salgan de órbita sorprendidos ante tal hecho, jamás alguien en los últimos años había osado a hacer tanto.—Esta tarde irás como buen Caruso y te casaras con esa muchacha, si quieres llévatela a Nueva York o yo que sé…Pero el derramamiento de sangre inocente debe cesar—afirmó tajante seria como si de repente Adriano volviese a tener diez años y no los casi 27 que tenía.—Pero tenía pensado ir a buscar a la tal Malak…—respondió Adriano incrédulo.—Pues la llevas contigo, es por la tarde no por la mañana—le atacó Paige poco después giró sobre sus talones para salir disparada del salón.Ezra, quien por su parte se había mantenido quieto viendo la escena pasar, agradeció ese golpe de suerte. Esto le daría más margen de maniobra a Meredith de sobrevivir pues al menos hoy no podría empezar con las torturas.—Con una condición—añade seria.—¿Cuál?—Prometeme que mi integridad física no estará en juego ni tampoco la de los Cuervo—añade la última palabra mirando a los hombrecitos que la miran confundidos como si no creyeran que Meredith hubiese pronunciado esas palabras. Ella ignoró ese gesto, prefirió no mirarlos.Ezra hizo un par de intentos por entonar pero finalmente tan solo le salieron un par de muecas, la castaña lo había tomado desprevenido. Por muy lógica que fuese la petición Ezra sabía que no podía prometer algo así cuando no era capaz ni garantizar ni la suya propia, estaban en territorio peligroso aún así formuló su mejor sonrisa en un intento de tranquilizar los ojos de los presentes que lo miraban serios.—Te doy mi palabra que haré mi mejor esfuerzo por protegeros—afi
—¡Demonios!—la voz y la mirada penetrante de Ezra al otro lado de la pantalla hizo que los Cuervo y Meredith intercambiaran un par de miradas cómplices, victoriosos, ante el resultado.Igor, Iván y Daniel no habían dudado en atracar la tienda que Igor usaba para espiar señoras en sus vestuarios. Aún podían sentir a las dependientas perseguirlos con dos palos de escobas. Al menos no habían sido audaces de llamar antes la policía. Así le habían conseguido el vestido, los tacones y algo de maquillaje que en seguida dejaron ver que Meredith Klein y Malak Kaiser compartían talla de pecho. Y en cuanto a físico no tenían nada que envidiarse la una a la otra.—¿Parezco ella?—pregunta Meredith refiriéndose a Malak fingiendo una tierna sonrisa, Ezra y los Cuervos asienten de forma contundente, ella tuerce la sonrisa en una mueca—Pues que pena p
—Dominik, hay personas detrá…—la voz de Malak no sirvió para alertar a Dominik. No fue suficiente incentivo para que el líder de los Caruso la tomase en serio. Es más ni siquiera pudo ver su miedo o preocupación.—¿Estás de broma?— torció una sonrisa burlona—Pues claro que hay personas detrás de nosotros María, soy el cabeza de los Caruso—explicó con diversión tomando uno de los mechones dorados de ella para mirarla serio—Ahora dejanos disfrutar de nuestra luna de miel—formula como si no esperara una respuesta por su parte y así era.—Todo está bien. He planeado todo para que mi hermano regrese a Milano por fin después de tantos años, él se casará con la hija de los Lombardo y por lo tanto estará obligado a permanecer en Italia…—aclara sin poder esconder su emoció
—Puedo ser muchas cosas pero jamás el juguete momentáneo que un hombre compra una mujer para satisfacer su deseo sexual—añade mirándolo con asco.Adriano con los ojos fuera de órbita no duda en hacer una señal con las manos a sus hombres para que no intervinieran dado que ya estaban a media trayectoria de dispararla se retiran. De pronto una melodía invade la habitación, era Claro de Luna de Beethoven.—Adriano…—llamó Ezra sin poder esconder su preocupación por la cabeza de Meredith—¿Escuchas Beethoven?¿Qué tienes noventa años?—añade sin poder evitar fruncir el ceño disgustado.—Mide tus palabras—espetó el moreno sin perder de vista ni las distancias con Meredith, tenía colocados cada mano en un lado del asiento y ella en lugar de mostrarse sumisa y echarse para atrás se mantuvo inm&
Cada familia poseía un sello, un lema que capturaba la escencia de sus valores, los Caruso la serpiente, los Bellucci el halcón y los Lombardo el lobo. Mientras que los Caruso velaban por el honor, los Belluci por el poder, los Lombardo lo hacían por la familia.La mansión de los Lombardo estaba ubicada cerca de uno de los monumentos más visitados de Milano aún así estaba custodiada por una entrada totalmente blindada, con un lobo en la entrada, muchos al pasar se paraban para tomarse fotos incluso alguno se había intentado colar para poder apreciar el hermoso camino de frondosos árboles que había dentro, estaba construido de tal manera que cualquiera que se acercara sintiera la necesidad de acercarse a admirar el hogar de los dueños de la zona.Los Lombardo habían sido mucho más propensos a estar rodeados que vivir alejados del resto o al menos había sido así antes del
Ezra con los ojos fuera de órbita no dudó en ir a socorrer la tragedia que estaba a punto de darse en ese mismo instante.—Mide tus palabras o me encargaré de limpiarte la boca yo mismo cuando menciones el nombre de mi hermano, Lombardo—espetó con furia Adriano entre dientes.—Lo mismo te digo—torció una sonrisa ladina en una mueca invirtiendo los roles, ahora era Adriano quien chocó brutalmente contra el poste—Antes de tocar mi hermana te limpias esas manos de cerdo que tienes, Caruso—añadió desganado mientras prácticamente en el mismo instante se apuntan con una pistola haciendo que la tensión se multiplicara aún más.Bianca quien había visto dolida la escena se debatió en ir o no pues sabía que su hermano guardaba en parte la razón aunque también debía entenderla a ella, en el amor no hay leyes ni reglas a
Ver a Meredith en los brazos de Adriano era como ver dos imanes iguales intentar unirse, igual de cabezones, tercos, aún así esa loca mezcla pareció ser suficiente incentivo para que todos dedicaran un silencio de admiración ante el momento. Todos excepto Bianca. Bianca sintió como la amargura y el malestar se apoderaba de ella sin dar tregua, como cuando uno siente la injusticia de padecer un robo de una de sus mejores pertenencias. —Que oportuno, Adriano. Todo un héroe mi futuro marido—sonrió finalmente Bianca sin mostrar su perfecta dentadura antes de colocarse en el regazo de este apartando a una aun confundida Meredith.—Creo que voy a ir a por…—ni siquiera terminó sus palabras, señaló la mesa de la comida con la mirada a lo que Adriano asintió sin más mientras una cariñosa Bianca se esmeraba en repartir caricias y besos en su cuello sin pud
—¿Cómo he terminado aquí?—la voz de Meredith sonó abatida en medio de la gran habitación que a partir de ahora sería suya y al parecer de su difunto marido, al menos por lo que durara la misión de Ezra. Bufó molesta llevándose una mano a su larga melena en un intento de serenarse al recordar que esta era de momento la única forma viable de sobrevivir. Esta gente de otro modo no habría tardado en darle caza, después de todo había asesinado a su líder. Bueno, ella no. Pero al parecer tampoco importaba mucho ese último detalle.Cerró la puerta tras ella y siguió su primer instinto de explorar lo que sería su hábitat mientras estuviese en la mansión Caruso. No estaba muy recargada, eso fue lo que le sorprendió, de hecho era muy simple para ser la habitación del que era el jefe de la mafia o al menos bajo el imaginario