Era atractivo, bastaba con dedicarle un par de miradas para que sacara un suspiro a cualquier mujer, incluso a las que creían tener el corazón de hierro. Ojos gatunos, capaces de desnudar a sus amantes sin usar las manos, labios carnosos, que volvían adictas, obsesivas a cualquiera, que se dignara a besarlos, piel levemente tostada, pelo marrón prácticamente rubio engominado. No le gustaba la barba, de hecho siempre se burló de Dominik y Adriano porque les hacía verse mayores, y a Marlon le encantaba ser joven y vivir sin desmedida. Así era Marlon Black, nada de su vida era estable excepto los billones que hacia junto a su colega Adriano en el despacho, bufete aclamado por las revistas más prestigiosas e incluso las Universidades más exitosas del mundo les solicitaban que dieran seminarios y conferencias sobre derecho, administración y económicas. Al fin y al cabo representaban las empresas má
—¿Qué cojones te pasa, Alonzo?—escupió con fuerza sus palabras Dominik al niño sin poder creerse lo que estaba sucediendo, intentó poco después deshacerse de las cuerdas que lo ataban, totalmente en vano, lo único que provocó es agravar sus heridas y las de Meredith.El niño se mantuvo con expresión neutral. No gesticuló ni expresó palabra, tan solo observó la escena con seriedad, hizo una señal a sus subordinados, dos niños que no levantarían ni dos palmos para que se fueran y lo dejaran solo con sus invitados.—No es tan fácil como crees, tu muerte dejó un vacío de poder y nos dejó desamparados a mis hermanos y a mi, ahora estamos sometidos a un nuevo jefe. Lo siento pero debo mirar por los míos—expresó el niño con un hilo de voz—Él no tardara en llegar—añadi&oacu
Las luces rojas parpadeando de forma frenética fue lo que hizo que los cinco hombres que habían en esa sala se dieran cuenta de que la chica nueva tenía algo mucho más especial que el resto, su piel blanca, fina, prácticamente de porcelana en contraste con esa cabellera larga negra perfectamente lisa, la hacían verse extremadamente inocente.Pronto Bianca abrió los ojos de par en par al sentir el frío rodear su prácticamente desnudo cuerpo, se llevó las manos a su cuerpo tapándose de forma instintiva ante la mirada invasora de sus atacantes. Estos susurraron algo en un idioma que ella no supo distinguir haciendo que mil arcadas se formaran en su estomago. El olor a combustible y a moho que desprendía el lugar casi de forma natural no ayudó a que su mareo mejorara.No sabía como había llegado ahí pero ahí estaba. Los miró sin esconder su miedo, su co
—Lo sentimos, el cuello de la mantis religiosa vale más—susurró uno de ellos tirando de la peluca dejando la melena de Malak atada en un moño al descubierto. Ella lo miró con asco, blanqueó los ojos disgustada.—¡Malak!—gritó con sorpresa Ezra—¡Debí haberlo sabido siempre con tus mil disfraces!—añadió negando incrédulo a lo que ella le dedicó una de sus mejores sonrisas, llenas de burla y veneno.Finalmente volvió a blanquear los ojos ignorándolo, dejó ir un suspiro, dejó el cuerpo de su hermana en el suelo. Poco después buscó con la mirada a uno de los hombres de lo que era el hombre que la crio, que le respondió asintiendo. Pronto vendría a por Meredith mientras ella se encargaba de esos cerdos.—Primero que todo, debo decir que yo no había venido a esto chicos, de verdad, yo
—Lo sentimos, el cuello de la mantis religiosa vale más—susurró uno de ellos tirando de la peluca dejando la melena de Malak atada en un moño al descubierto. Ella lo miró con asco, blanqueó los ojos disgustada.—¡Malak!—gritó con sorpresa Ezra—¡Debí haberlo sabido siempre con tus mil disfraces!—añadió negando incrédulo a lo que ella le dedicó una de sus mejores sonrisas, llenas de burla y veneno.Finalmente volvió a blanquear los ojos ignorándolo, dejó ir un suspiro, dejó el cuerpo de su hermana en el suelo. Poco después buscó con la mirada a uno de los hombres de lo que era el hombre que la crio, que le respondió asintiendo. Pronto vendría a por Meredith mientras ella se encargaba de esos cerdos.—Primero que todo, debo decir que yo no había venido a esto chicos, de verdad, yo
Dos sombras, la primera es de un hombre alto y segura de sus pasos, la otra es de alguien bajito e indeciso, mira siempre hacia el primer hombre como si fuera su referente. Tienen los rostros cubiertos con dos Palestinas, el primero de ellos guarda un arsenal de armas en el abrigo. Ambos caminan con pasos igual de apresurados hasta llegar finalmente a la entrada del antro, en su trayectoria un cliente totalmente embriagado por el alcohol, salta a los brazos del primer hombre que rápidamente lo mira con sorpresa.—¡Pague, no se puede tocar a las chicas sin pagar!—gritó una voz persiguiéndolo con rabia.—Era una zorr—el hombre ni siquiera lo deja terminar, le da un cabezazo y lo tira como si fuera un deshecho sin prestarle más importancia continua con su trayecto mientras la música, los gritos de los clientes, de las chicas llorando, y de sus proxenetas vendiéndolas va torturando sus tímpano
Atada y golpeada, vestida en un diminuto traje, estaba siendo expuesta como un animal en su jaula, mientras hombres sedientos que tipificarían incluso la edad de su padre, de haber estado vivo, comentan obscenidades. El niño miró al adulto sin entender el porqué de su comportamiento, se sorprendió al verlo en completo trance. —¿Dominik?— lo llamó finalmente. El rubio siguió con la mirada fija en la joven princesa de la mafia quien ya no lloraba, tan solo mordía, arañaba, a cualquiera que pusiera una mano encima de ella. Caminó entre los hombres cubriéndose la cara de nuevo, en medio de protestas y empujones, al parecer Bianca había conseguido llamar la atención de muchos hombres. Sus ojos se salieron de órbita al ver que el mejor amigo de su hermano había interrumpido en medio de la sala, todas las miradas se posaron encima del jov
—¿Por qué no me dijiste nada?—preguntó desesperada Malak sin poder esconder la tristeza que se hizo con su corazón poco después de pronunciar sus palabras. Ni ella entendía como podía afectarle tanto la simple mención de su hermana. Lo que era un hecho es que pocas veces se la veía así y cuando uno podía observarla destrozada, cuando se tenía el privilegio de poder verla vulnerable, era jodidamente imposible no empatizar con ella. Había asesinado, destrozado, hecho miserable a medio mundo, no se arrepentía de ninguno de sus actos, aún así por más inapropiado que pareciera, verla en ese estado la hacía verse increíblemente humana y por tanto merecedora de clemencia por ese simple hecho. El hombre sonrió haciendo un ademán de manos para que los dejaran solos en medio de la oscura sala donde solía reunirse con
Adriano no había podido conciliar el sueño en toda esa noche, no era novedad, esa casa no se sentía como un hogar para él, el error sería pensar que alguna vez sería diferente. Asi que finalmente decidió que lo mejor era salir a pasear por el jardín. Lo último que necesitó en esos instantes era verla ahí, la razón de su insomnio, Meredith.—Porqué el destino se esfuerza por dejarte bien, como si fueras inocente—susurra más para él que para ella, aun asi ella se voltea inmediatamente poniendose en alerta.—Tal vez porque lo soy—sonríe con sarcasmo—Una noche larga…—añadió ella mostrandole la taza de café en sus manos intentando no discutir con él. Era algo así como su bandera blanca. No quería caer en eso, ya que tenía todas las de convertirse en circulo vicioso nada p