Capítulo 4
Cuando Alex se acercaba a la entrada de la casa, Sofía lo notó detrás de ella.

"¿Aún no has tenido suficiente?", le preguntó ella con sarcasmo.

"Créeme", le respondió Alex, "encontrarte es lo último que quería hoy".

Sofía se plantó frente a él, bloqueándole el paso. "¿Entonces a qué viniste? ¿Vienes a restregarme el mayor error de mi vida?".

"¿Error?", el tono de Alex se endureció. "Podría decir lo mismo. ¿Crees que disfruté despertando y darme cuenta de que había desperdiciado mi tiempo con alguien tan superficial?"

"¿Superficial?", los ojos de Sofía despidieron chispas de rabia. "Solo estás amargado porque sabes que tengo razón. No eres más que un perdedor, un cazafortunas".

Alex se rio, negando con la cabeza. "Estás delirando. No necesito absolutamente nada de ti, ni mucho menos tu dinero".

Sofía se le acercó más, con su dedo señalándolo amenazante. "¿Entonces qué quieres? ¿Arruinar mi vida aún más?".

"No, no estoy aquí para arruinarte nada", Alex le clavó su mirada en la de ella. "Voy a conocer a mi prometida".

"¿Tu prometida? ¿Tienes una prometida?", Sofía se quedó impactada.

"Estoy aquí para encontrarme con alguien llamada Sofía Lancaster, ella vive en esta dirección", le dijo Alex, perdiendo la paciencia. "No te estoy buscando a ti. Así que, si puedes ayudarme, llámala, y me iré lo más pronto posible".

¡¿Qué?!

Sofía hizo una pausa, su expresión cambiando de sorpresa a comprensión.

"Espera... ¿estás aquí por Sofía Lancaster?"

Alex le respondió fríamente. "¡Sí! ¿Podrías por favor llamarla? No tengo tiempo para tus juegos."

Sofía se mordió el labio, tratando de ocultar la confusión que se arremolinaba dentro de ella.

"No hay necesidad de llamar a nadie. Yo... yo soy Sofía Lancaster."

Se quedaron allí, mirándose en un silencio atónito.

Justo entonces, se escuchó una voz desde dentro de la mansión.

"¡Alexander Leonhart!"

Un anciano salió, con su rostro iluminándose con una amplia sonrisa.

"¡El Maestro me dijo que vendrías hoy! ¿Qué haces ahí afuera?"

"Abuelo", lo llamó Sofía.

El anciano, Abraham Lancaster, se giró hacia ellos, con sus ojos brillando con diversión.

Miró entre ellos, su sonrisa haciéndose aún más amplia, como si hubiera estado esperando este momento.

"Así que ya conociste a Alex, tu prometido. Es genial saber que ya se conocen."

Sofía intervino rápidamente, "Nosotros no estamos..."

"Llama a tus padres, Sofía", le dijo Abraham, interrumpiéndola.

"Reúne a todos en el Gran Salón. Tengo un anuncio. Ustedes dos se van a casar hoy."

Sofía se quedó paralizada, impactada.

"Finalmente, mi mayor deseo puede cumplirse hoy", la voz de Abraham temblaba de felicidad.

Se acercó a Alex, extendiendo su mano para tomar la suya.

"Ven, vamos al Gran Salón. Conocerás a tus suegros."

Sofía los vio alejarse, con una incredulidad y una ira surgiendo dentro de ella.

Había perdido su virginidad con ese hombre, y ahora se suponía que también perdería su futuro con él.

"¡Esto no puede estar pasando!"

Había soñado con un prometido extraordinario, alguien digno, alguien heroico, ¡no cualquier pordiosero!

En cambio, ahora la estaban entregando a un hombre que podría fácilmente haber recogido de la calle.

Como CEO del Grupo Lancaster, conocida por su belleza y brillante futuro, ¿cómo podría casarse con semejante hombre?

¿Qué pensaría la gente?

"No", se decidió. "Detendré esta boda, sin importar cómo."

***

En el Gran Salón, Abraham guio a Alex a un asiento de honor.

"¿Cómo está el Maestro?"

"Aún está saludable después de cien años", le respondió Alex.

"Eres joven, exitoso y humilde. Soy afortunado de tener un nieto político como tú. Sofía es una buena muchacha, por favor, dale una oportunidad de conocerte mejor."

Alex asintió cortésmente, pero dudaba de esa posibilidad.

Sofía no parecía querer la oportunidad.

"Maravilloso, maravillo..." Abraham se reía alegremente.

Sin embargo, en ese momento, una voz furiosa interrumpió.

"¿Están locos? ¡Sofía no puede casarse con ese tipo!"

Lady Lancaster, la esposa de Abraham, irrumpió con furia en el Gran Salón.

Estaba flanqueada por sus dos hijos y sus dos nueras, con Sofía caminando detrás de ellos.

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