Capítulo 6
Alex esbozó una suave risa y movió la cabeza, consciente del desprecio de Sofía.

"Sofía, déjame mostr—", intentó decirle, pero ella le dio la espalda y se dirigió al estacionamiento.

En ese momento, un reluciente Porsche Panamera blanco apareció y se detuvo frente a ellos. De él se bajó una joven deslumbrante, que se movía con una elegancia natural. Su vestido de diseñador y sus joyas brillantes resaltaban su sofisticado atractivo.

"Sofía", la saludó con un abrazo.

"Lyra, gracias por venir", le respondió Sofía con alegría.

"Vine inmediatamente después de recibir tu mensaje".

Lyra lo examinó de arriba a abajo, esbozando una sonrisa de desaprobación. No vio ni un solo artículo de valor en su atuendo. Más allá de ser atractivo y tener un cuerpo aceptable, aquel hombre le parecía completamente insignificante.

Cuando Sofía le había enviado un mensaje contándole que la habían obligado a casarse con un perdedor y necesitaba ayuda, Lyra pensó que su amiga estaba exagerando.

Pero al verlo en persona confirmó lo desafortunada que era Sofía. Los pretendientes habituales de su amiga solían llevar encima alrededor de 250.000 dólares.

Sin embargo, aquel hombre no parecía ni tener 25 dólares en su bolsillo.

"Alex, esta es Lyra, mi mejor amiga", Sofía aguantó su desagrado e intentó sonar un poco más cortés.

"Un gusto conocerte, Lyra", le dijo Alex, extendiendo su mano hacia Lyra por cortesía.

Sin embargo, Lyra retrocedió, con evidente disgusto en sus ojos.

"¿Sabes qué? La chusma debería conocer su lugar en este mundo."

Ignoró a Alex y en su lugar envolvió sus brazos alrededor de Sofía.

Alex se rio fríamente y bajó su mano.

"Vamos, ya llegamos tarde al evento de Chris Roland en el Club Noble Knight", sonrió Lyra con malicia.

Casi todos en Vancouver sabían que Chris Roland era uno de los pretendientes más devotos de Sofía.

Lyra siempre había creído que Chris se casaría con Sofía.

El padre de Chris trabajaba para Alfred Kingston, mientras que Chris era el CEO de Biohealth Solution, una empresa que hacía negocios con Alfred Kingston.

Aparte del nivel gigante, Kingston, había cuatro niveles más bajos en el reino de la riqueza de Vancouver.

La familia de Chris podría considerarse de tercer nivel, un nivel más alto que los Lancaster.

Por lo tanto, desde el punto de vista de Lyra, Chris y Sofía eran la pareja perfecta.

"Por supuesto", le respondió Sofía felizmente. "Alex, deberías venir con nosotros."

"Claro", Alex alzó las cejas.

Tal vez Sofía aún estaba tratando de cumplir el deseo de su abuelo de llevarlo a conocer lugares de la ciudad.

Mientras tanto, Lyra se burló por dentro.

Ya había le advertido a Chris Roland de antemano.

Chris estaba furioso y ansioso por darle a Alex una lección que lo dejaría reflexionando profundamente en una cama de hospital.

Le haría saber a Alex que era un miserable infeliz, realmente inadecuado para la vida rica y el estilo de vida de Sofía.

"Vamos entonces."

Entraron al auto de Lyra y los llevó al Club Noble Knight.

Era uno de los clubs de artes marciales más exclusivos de la ciudad, solo para gente rica.

Ninguna persona clase media se podría permitir el precio por entrar ahí.

Incluso los del nivel más bajo entre los ricos en Vancouver todavía pensaban que este club era demasiado caro.

Si la gente de clase más baja viniera, se sorprenderían al ver cómo los miembros podían gastar su salario de un año en un solo día.

Cuando llegaron, Alex se dio cuenta de que era un club de artes marciales y máquinas de guerra.

Hoy en día, las artes marciales eran populares, especialmente la esgrima, y la mayoría de la gente conocía algunas técnicas, más o menos.

"No puedo esperar a ver a Chris durante su combate", gritó Lyra y rápidamente arrastró a Sofía hacia la entrada del club, dejando a Alex atrás.

La puerta automática se abrió mientras realizaba el reconocimiento facial de los miembros y el guardia exterior les hizo una reverencia respetuosa.

Cuando Alex se acercó a la entrada, la puerta de vidrio se cerró justo frente a su cara.

El guardia se burló de él, "No se permite la entrada a choferes ni sirvientes, así que regresa por donde viniste."

Lyra sonrió con suficiencia mientras alejaba a Sofía.

"Deja que aprenda cuál es su lugar, nunca estará donde estamos nosotros."

"¿Quién te dijo que soy un chofer o un sirviente? Quiero entrar", le dijo Alex con calma.

"Entonces hazte miembro", bostezó el guardia.

"¿Crees que un don nadie como tú puede simplemente entrar aquí? Vete ahora mismo, o te arrepentirás."

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