Ambos se miraron fijamente a los ojos, verdes contra azules una mezcla única y verdosa que ambos tenían. El ambiente era tranquilo, sereno y silencioso hasta podían escuchar el corazón latente del otro, y prácticamente sincronizaban su respiración de forma corta inconscientemente. Y a pesar de todo lo que vivieron no podían evitar estar nerviosos, era algo irónico teniendo en cuenta los días y cosas que ellos tuvieron juntos, lo mejor en ese momento era calmarse y dejarse llevar por el poder que la luna llena les otorgaba en el día tan especial para ellos. April y Abdel estaban sentados justo en el medio de la cama, sintiendo las suaves sábanas de seda rozar sus piernas de forma sutil, uno frente al otro esperando el momento indicado para hablar y empezar con la acción requerida para completar el vínculo, sus ojos derrochaban nerviosismo y amor por ambas partes. En un gran impulso de coraje la pelinegra se levantó, quedando parada en sus rodillas para luego acercarse a él en
Abrió su boca al sentir un dolor extraño en sus caninos, pero no se alarmó, solo dejo un camino de besos húmedos desde su hombro hasta la curvatura de su cuello, sintiendo algo parecido en el suyo, pues la mordida tenía que ser sincronizada. Apretó sus brazos alrededor de él y encajo sus colmillos en su piel cruda, casi jadeando de placer cuando sintió su cuello abrió por la mordida de Abdel, casi no completaba su marca por lo repentino pero siguió, tomando un poco de ay sangre cálida y sintiendo como el corazón de su amado bombeada con fuerza, sintió los grandes brazos del alpha arropando mientras succiona a su sangre tal cual un vampiro.
El dolor se volvió más presencial que el placer, sin embargo siguió mordiendo, hasta quedar sastifecha y retirar sus dientes de la piel de Abdel. Sonrió al ver su marca en el y sin poder evitarlo lamio con esmero su herida para limpiarla, aquello fue algo natural e instintivo, se aparto para ver mejor su obra maestra y no pudo evitar sonreír con cariño antes de besar los labios hinchados de Abdel. El alpha la veía con amor y esmero, antes no creía posible que ella pudiera morderlo o marcarlo como suyo como el lo haría con ella, y en parte estaba aliviado, pues si eso no pasaba y el era el único que la marcaba, quedaba como un lobo sin pareja o parecería como si el ña hubiera obligado. No estaría más feliz por eso.
Ambos se miraron, las lágrimas amenazaban por salir ante la alegría que experimentaban, estaban completamente unidos y eso era algo totalmente hermoso. La luna, la noche y sus almas danzaban con entusiasmo a sus alrededores como una ilusión, el amor que se tenían el uno al otro se intensificó a tal punto de derrocharse, no podían con tal emoción. Abdel se levantó, tomando la mano se April y se dirigió a la ventana, donde la abrió y sacó su cabeza….respiro todo el aire que tuvo y luego de una mirada de reojo para la pelinegra…soltó un gran aullido entusiasta que se escucho por el territorio y más, haciendo asustar a las aves dormidas quienes despavoridos salieron volando de las copas de los árboles.
La luz de la luna fue disminuyendo, el sol aparecía como cada mañana, alumbrando la cama de los jóvenes recién casados. El primero en despertar fue el alpha, siendo descubierto por una bola de carne humana abrazándolo cual koala, no podía estar tan enternecido con aquella imagen que la mañana le despertaba, y beso sus labios en un dulce y casto beso, para luego acariciar su pelo largo y opaco por las secuencias de el día pasado. Quitó las sábanas de su cuerpo, sintiendo un ardor en el cuello, rápidamente se dirigió al baño solo para apreciar una bella marca cicatrizada de los dientes humanos de April, sin embargo la marca funcionaba como tal, y el olor que el desprendía naturalmente era una mezcla de ambos. Solo que la suya seguía siendo más fuerte, al igual que en April, ella tenía su marca pero su olor natural predominaba en ella.
Suspiró mirándose al espejo, se sentía pesado y cansado, era algo normal para ellos pues requería mucha energía hacer aquellos vínculos con April, era como cuando la pelinegra no media sus acciones y usaba energía demás para después caer en coma. Lavo sus manos y abrió la puerta del baño solo para regresar a la cómoda cama que ahora compartía con su amada, su pecho se inundo de felicidad, sus latidos se aceleraron obligándolo a apoyar sus manos en el, la calidez desbordó como un río después de una larga lluvia y solo pudo sonreír, la imagen de una chica de pelo negro tapada con la fina sabana blanca alrededor de su cuerpo lo esperaba…no podía estar más que feliz.
Despertó al sentir un pequeño movimiento en la cama, se encontraba totalmente cómoda y calentita por lo que no quería moverse ni un centímetros, pero estaba claro que eso no iba a pasar, pues una gran mano rodeo su cintura y un par de besos húmedos comenzaron a recorrer su hombro y brazo desnudos. Sonrió inconscientemente y se dio la vuelta para devolver el abrazo que abdel le estaba propinando. Y beso sus labios en un tierno y suave rose, claro que era un pequeño beso de despertar…uno de los muchos que tendría de ahora en adelante, pues era marido y mujer después de todo.
El día era muy soleado, después del final de temporada fría no podría estar mejor, desde luego que eso favorecía en grande la suerte de la nueva pareja casada recién formada. La manada se sentía alegre, pues ahora sentían otro vínculo más que el del alpha, y ese vínculo solo trasmitia paz y serenidad además de alegría a todos. Muy pocos pudieron ver a su luna en plena acción en su primera batalla por ricoparis, pero podrían decir que estaban más que emocionados de conocerla personalmente en el banquete que se hacía una vez al mes para reforzar el gran vínculo de la manada, donde todos participarían de esta.