Capítulo noventa

La luz de la luna fue disminuyendo, el sol aparecía como cada mañana, alumbrando la cama de los jóvenes recién casados. El primero en despertar fue el alpha, siendo descubierto por una bola de carne humana abrazándolo cual koala, no podía estar tan enternecido con aquella imagen que la mañana le despertaba, y beso sus labios en un dulce y casto beso, para luego acariciar su pelo largo y opaco por las secuencias de el día pasado. Quitó las sábanas de su cuerpo, sintiendo un ardor en el cuello, rápidamente se dirigió al baño solo para apreciar una bella marca cicatrizada de los dientes humanos de April, sin embargo la marca funcionaba como tal, y el olor que el desprendía naturalmente era una mezcla de ambos. Solo que la suya seguía siendo más fuerte, al igual que en April, ella tenía su marca pero su olor natural predominaba en ella.

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