De nuevo

Tenía ganas de beber lejía.

Me dolía el cuerpo, todo en mí era un dolor abrasador que me hacía querer gritar. Mi cuerpo se sentía como si estuviera en llamas. Y no el tipo de llamas cuando estas en los grandes momentos de la pasión.

-¿Dónde diablos ...?- Mi voz se apagó cuando abrí los ojos, una habitación oscura me saludó. Estaba oscuro, dondequiera que estuviera, mi cuerpo yacía sobre concreto frío.

Gemí, sentándome exhausta, mi cabeza se sentía como un vidrio roto envuelto en mi cráneo. Tenía los ojos abiertos, el dolor y la fatiga me daban ganas de gritar.

¿Qué diablos pasó?

Todo lo que podía recordar era la sensación de pavor cuando el auto volcó y la vista de los zapatos acercándose antes de que mi mundo se volviera negro.

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