Adiós

Punto de vista de Arlet

Hice que mis hombres rastrearan la llamada de Sasha, no sé cómo se las arregló para conseguir un teléfono celular, pero solo escuchar su voz me dieron ganas de llorar.

Muy varonil, lo se.

Ya estábamos en Italia, hablando con pandillas individuales que trabajaron para mí, logré conseguir 3 restaurantes que eran los lugares favoritos de las pandillas. Estaba Café Push, Piccolino y Buono.

Ya habíamos estado en Café Push, fue casi vergonzoso, entrar con 50 hombres detrás de mí, con armas apuntando a todos.

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