39 Jennifer Me sentía nerviosa, pero me armé de valor y terminé de bajar los pocos escalones que quedaban para entrar a la sala y me dirigí directo a la cocina, llenando mis pulmones de tanto oxigeno como podía y soltando despacio el aliento. Joseph hizo como si no hubiera pasado nada, me sonrió y me sirvió desayuno, me regaló otra de esas lindas sonrisas y me relajé un poco. Pero me sentía tensa. —¿Necesitas que te lleve alguna parte hoy? —preguntó— tengo tiempo antes de una cirugía que tengo hoy. —Solo voy al teatro— me encogí de hombros— ya me sé la línea que pasa por aquí cerca. Seguía avergonzada por lo que había pasado, pero comencé a desayunar— saldré temprano para ir al hospital y medir el tamaño del lugar donde haremos el pequeño espectáculo del que hablamos. —Si quieres llegar al mediodía y almorzamos juntos, le pedí esos papeles a mi nueva secretaria, Tiana— me comunica, bebe un trago de su café viéndome atento— también puedo hablar con una amiga, si quieres charlar con
40 JenniferLo primero que vi al entrar fue el inmenso espacio de su oficina, cerca de la ventana estaba su escritorio de cristal y hierro muy sofisticado, con él sentado revisando unos papeles, había toda una pared lateral llena de diplomas y una repisa de premios, del otro extremo una biblioteca llena de muchos libros, vi un pequeño sillón de dos puestos con una mesa que tenía algunas revistas de ciencias reposando en ellas.—Hola, muñeca —me sonrió cuando puse mis ojos azules sobre él.Se había quitado la chaqueta de cuero que cargaba y quedó con su camisa manga larga puesta, sonreí sin poder evitarlo y me acerqué lentamente a él.—Hola, ¿tarde mucho? —le pregunté cuando vi que me hizo señas y rodeé su escritorio para llegar a él.—No, estás a buena hora —me confirma con una sonrisa, besó mi estómago y me abrazó estando yo de pie— la cirugía no se alargó tanto y salió estupendo todo.Acaricié su cabello y respiré hondo por primera vez desde la mañana que lo vi, las lágrimas se agol
41- Jennifer A los pocos días siguientes de mi almuerzo con Joseph me llamó mi abogado, le mandaría la citación de divorcio a Sam, solo era mera formalidad para empezar con el papeleo, me dijo que tomará unos meses, puesto que ya los abogados de Sam estaban intentando frenar lo más que pudieran el divorcio, pero Andrew Galloway me asegura que es un hecho y tendré mi divorcio en unos meses en las manos. No me atreví a ver a la psicóloga, todavía estaba un tanto aterrada por el juicio de un extraño, pero yo misma llamé a los días y me presente y ella muy amable me dijo que tenía una hora en la tarde a eso de las seis y que si quería debería tomarlo. Lo hice. Y aquí estaba. De pie a las afueras del hospital tratando de controlar mis nervios. Caminé con paso indeciso y subo a la planta cinco donde me debe de estar esperando. Bueno en cinco minutos porque aún es temprano, llevaba unos veinte minutos de pie en la entrada del hospital. Hoy estuve más distraída que de costumbre y Santiago
42 N.O Luego de los acontecimientos en la oficina, pese a lo que pensaba Jennifer, el doctor Kessler se portó como un caballero y la llevó a cenar la comida árabe que ella tanto quería, al llegar a la casa solo se dirigieron a la habitación que ella ocupaba como cualquier otra pareja y se prepararon para dormir. Jennifer no sabía que hacer, tomaba la iniciativa o por consiguiente esperaba que fuera él quien lo hiciera. Como siempre. Ignoró sus pensamientos y se acostó a dormir al lado del hombre que le daba paz, seria acribillada por la opinión publica si se enteraban que duerme con el papá de su casi exesposo, pero a efectos de la ley seguían casados y sería vista como una zorra, y, con ese pensamiento se durmió. *** Llegó el día de la función en el hospital Memorial Kessler, los empleados estaban curiosos, y Jennifer y su compañía estaban contentos, Walter Dagger había cumplido con su parte del trato y mandó al apartamento de su hija tres enormes bolsas de regalos para los pequeñ
43 Jennifer La cara de Jennifer era como si hubiera visto un fantasma y trató de disimular cuando le quitó la mano entre sus garras, solo quería alejarse de él que alguien se lo quitara de encima, pero todos estaban en shock, ella jamás había visto a Sam Kessler vestido de esa manera y le sorprendió demasiado verlo en esa tesitura. No había palabras para estos acontecimientos. Segundos después Cora se acercó con los ojos muy abiertos casi saliendo de su órbita para agarrar la mano de su amiga y alejarla un poco del oído indiscreto de los presentes, de frente a las camillas y sillas de ruedas veían como Sam entregaba los globos haciendo monerías a los niños. —Esto se cuenta y no se cree— dice Cora con una rabia jamás antes vista. —No puedo creer que está haciéndome esto, Cora —estaba a punto del llanto. Joseph se acercó a mí en pasos rápidos y largos y me vio preocupado, no le había dicho a Cora lo que me había pasado con Sam y a Joseph solo le había dicho que alguien se sobrepasó
44- Joseph Solo distraje a Sam lo suficiente para que uno de los doctores les mostrara la salida a las chicas, no me gustó la mirada de miedo que se instaló en Jenny no me gustó para nada y cayó como rocas en mi estómago el entendimiento, dejé eso de lado y organicé todo para que no se le arruinara la noche cuando me escribió lo de ir de fiestas. Entendí a Cora y quise darles eso. Verla en ese corto vestido ciertamente me provoca muchas cosas y una de ellas era no salir de la habitación, pero era conocido en mi unidad por mi paciencia, no me iba a fallar ahora, me armé de valor y saqué a las chicas del cuarto para llevarlas directo al estacionamiento o de lo contrario de aquí no salíamos. Tal vez si le pagará el taxi a Coral… No, prometimos ir. Así que eso hago. —Soy su chófer designado—les comento cuando les abro la puerta trasera y Cora entra de un salto. —¡A beber! —exclama contenta la amiga ya dentro del vehículo. —Gracias— me dice Jenny antes de besar mi mejilla y entrar
45- Jennifer Luego de esa noche nuestra vida cambió, fuimos más unidos que nunca y nos conocimos más como una pareja, los días y las semanas fueron pasando mientras caíamos en una cómoda rutina, no volvía a ver a Sam por un tiempo y eso era un alivio, seguí con mis terapias y la doctora dijo que había mejoras en mí, pero sabía que una parte de eso se lo debía a Joseph Kessler, el doctor que entró en mi vida como un huracán categoría 5 y no se fue jamás. ¿Era posible que alguien fuera tu calma y tu tempestad? Para mí Joseph era así, si me pedían describirlo diría que la calma y la tormenta todo junto. —Andas pensativa, estrella y eso luego me trae torceduras— me reclama Greco cuando estamos en nuestro descanso. —Lo siento— me disculpe y bebí de mi agua, estaba sedienta y necesitaba un baño urgente. —Nada de lo siento, solo nos faltan unas semanas para el viaje de la gira, así que no necesito que la actriz principal ande distraída— me habla muy serio. Odio los regaños de Greco, pe
46- JenniferLlegar a casa y tener la cena lista se siente bien, Joseph tiene más facetas de las que pensaba y mas que gustarme me cautiva, estoy cayendo duro por el padre de mi exesposo, ya no considero a Sam mi esposo y es bueno la distancia que hemos tenido en estos meses.He vuelto a encontrarme poco a poco y ser más yo.—¿Qué huele tan divino? —pregunte dejando la mochila en el suelo y acercándome a Joseph por la espalda.—Tú— me dice con una risita.—Muy gracioso, doctor —me burle soltándolo.Se giró y me regaló un beso en los labios que me supo a gloria.—Ve a bañarte, esto está casi listo—me dice entre beso y beso.—Gracias por decirme que apesto— bromeé con él un rato más hasta que subí a ducharme.No apestaba, pero si quería estar fresca para la cena, me puse un vestido sencillo sin sujetador, solo unas bragas que fueran acorde con el vestido azulito que me gustaba y bajé descalza.—La cena esta lista —me dijo saliendo con una fuente con pasta a la boloñesa y mi estómago rug