El lugar estaba lleno de padres corriendo, algunos llevando a sus hijos en brazos, otros tomándolos de la mano. Emma caminaba dando saltitos, tomada de la mano de Agustín.
"Bien, nos pintamos y también bailamos una canción", dijo Emma."Qué bueno, mi amor", comenté mirando hacia el frente."¿Me cantarás la canción?", preguntó Agustín."Claro, papá", respondió Emma, y yo me quedé sin palabras."Cariño", murmuré."No pasa nada", comentó Agustín con una sonrisa."Papito, la canción habla de un pollito que era de color rojo y le gustaba volar. Entonces, le abrimos la jaula y era libre y hacía pío, pío, pío, pío, pío, pío", comenzó a cantar Emma, y yo me reí divertida. Emma comenzaba a hacer caras y gestos, mientras Agustín se derretía por aquella niña, y yo lo sabía. Me sentía bien, aunque un poco preocupada de que Emma considerara a Agustín como su padre. Ella tenía un papá, para bien o para mal.Un cocheEn ese momento, Emma me miró enojada mientras yo me reía divertida, tomando a Luis entre mis brazos y llevándolo a bañar. Una hora después, ya estábamos en casa de mi amiga. Melisa comentó que por fin habíamos llegado. Yo respondí divertida diciendo que éramos cuatro y que teníamos que bañarnos. Melisa bromeó diciendo que hacía dos días que no me veía, señalándome con el dedo. Le recordé que nos veíamos todos los días, pero ella mencionó que hacía un día que "raptó" a su mejor amiga, señalando a Agustín. Nos reímos divertidos y bromeamos sobre las relaciones entre hombres y mujeres. Melisa anunció que esperaba que les gustara la comida y mencioné que hacía mucho tiempo que no preparaba pastel de papas, pero que tenía muchas ganas de comerlo. Melisa bromeó diciendo que lo había preparado porque yo tenía antojo. Me acerqué a la cocina, busqué los platos y los cubiertos, mientras observaba de reojo que Melisa terminaba de preparar la comida. Antes de llegar, habíamo
"No quería bajar del vehículo porque tenía miedo, y aquí me haces algo tan tierno como esto. ¿Cómo no podría no amarte?", preguntó hacia Briana, quien sonrió y lo abrazó."Entonces ahora disfruta de tu pequeña fiesta", dijo."Juan, qué alegría verte aquí con tu esposa", comentó saludando a ambos. Luego saludó a algunos más, y también había otras doctoras. Briana se encargó de servir las empanadas que habían pedido. No había tenido tiempo de cocinar, pero el pastel quedó en la mesa, y ella sonrió."¿Hace mucho que se conocen?", preguntó María, una de las doctoras clínicas, con curiosidad."No hace tanto", comentó Briana, y comenzaron a hablar sobre la relación que tenían y, sobre todo, lo
Melisa: Melisa, ¡te regañó bien! Es cierto, ¿esperas? ¡Encima te dio un anillo! — preguntó mirando su dedo.Melisa: Sí, así me lo puse.—¿Cómo ni siquiera sabes lo que va a ocurrir? Quizás él conozca alguna africana comestible, lo olvidé.Melisa: No importa, el anillo es bonito — comentó Briana con dolor, y se miró la mano.—Ay, amiga, ¿cómo así nomás te pasa? Da igual, vamos, hay que ir a correr.Melisa: No quiero comer, quiero morirme aquí.Diana: La vida sigue y sigue siendo madre, lamentablemente, así que por favor, levántate.Melisa: Por favor, déjame estar deprimida.Diana: Yo nunca estuve deprimida, ni cuando vi a mi hermana casars
"Lo lamento, acordaremos bien en la próxima sesión", comentó la jueza y se marchó. Eduardo miró con desgano a su ex esposa, quien lo miraba con una sonrisa triunfante"Nos vemos el próximo martes", comentó mientras movía sus caderas y se alejaba. Eduardo suspiró enojado y la siguió deslizando su silla de ruedas."Es injusto", protestó."¿Por qué?", preguntó Briana ignorándolo."Porque seguro te dan más días porque eres mujer", dijo Eduardo."Supongo", comentó Briana."Me cambiaré de género, así tendría más días", murmuró Eduardo"Te quedaría bien", murmuró Briana.—Él puso los ojos en blanco. "Bien, claro, total tú puedes ponerte de hombre", comentó Eduardo. “¿Estás queriendo de
“Tiene un silbido, debe tener bronquiolitis", dijo la doctora.“Pero por qué", preguntó Briana confundida.“Está saturando mal, lo vamos a internar ahora mismo", comentó, y Briana se quedó pálida, sin haber esperado escuchar esas palabras.“Pero ¿ahora?", preguntó Briana sin poder evitarlo.“Sí, él está saturando apenas en 80, y es muy bajo para él, y mira, de vez en cuando baja a 79—78. Eso no puede ser posible y no está bien", explicó la doctora.“Está… bien, si… es lo mejor para él", dijo Briana con voz entrecortada.“Ven conmigo", comentó la doctora, y Briana la siguió. Habían envuelto al bebé en una manta, y su corazón latía con fuerza. Sentía que todo lo que ocurría a su alrededor era irreal, las enfermeras y
“Claro, ¿en qué momento puedo ir a llevar las cosas?" preguntó Melisa.“El horario de visita es de 4 a 5:00", comentó Briana.“Te llevaré ropa, y espero que te bañes. ¿O quieres que me quede un rato con Luis mientras te bañas?", propuso Melisa.“No te preocupes, la madre que está aquí se turna conmigo", respondió Briana.“Bueno, te llevaré ropa. Mañana buscaré la ropa sucia, iremos haciendo así", dijo Melisa.“Tráeme algunas galletas o algo para comer", pidió Briana de manera divertida.“Claro, eso no se pide amiga", respondió Melisa divertida antes de cortar la llamada.Melisa se encontraba nuevamente en la ciudad. Había visto a su familia y, al regresar, se había enterado del juicio que tenía Briana, y luego de la noticia sobre
“Estoy bien, exagerada, pero me invitó a tomar una taza de café y hablamos", dijo Melisa.“¿Y qué hace él aquí?", preguntó Briana mientras revolvía la mochila y sostenía la ropa que necesitaba.“Al parecer tenía que viajar por el tema del divorcio", comentó Melisa.“Bueno, al menos tienen algo de qué hablar", dijo Briana.“Me preguntó por mi hermana, si aún no nos hablábamos", comentó Melisa.“Tienes que hablar con ella", comentó Briana, mientras avanzaba hacia el baño.“Lo sé, pero es difícil para mí", murmuró Melisa.“No te sientas culpable, fue algo que ocurrió. Somos humanos y cometemos errores", dijo Briana.“Un error que hizo que ella se separara", comentó Melisa.“Bueno, puede ser que s&iac
Muy bien, tengo hambre", comentó Briana acercándose para prepararse una taza de café."¿Me necesitan?", preguntó confusa, tomando su teléfono. Se sorprendió al ver un número muy raro.“Disculpa mi momento", comentó mientras desaparecía cambiando hacia el pasillo.“¿Hola?", preguntó Briana.“Soy Agustín".“Hola Agustín", comentó Briana con entusiasmo y una sonrisa en el rostro.“Lamento no haber llamado, pero aquí hay un solo teléfono en todo el pueblo", murmuró Agustín divertido.“Es lo que me estaba imaginando. ¿Cómo has estado? ¿Cómo ha sido llegar allá?", preguntó Briana.“Ha sido magnífico. La verdad es que me siento muy