Melisa: Melisa, ¡te regañó bien! Es cierto, ¿esperas? ¡Encima te dio un anillo! — preguntó mirando su dedo.
Melisa: Sí, así me lo puse.
—¿Cómo ni siquiera sabes lo que va a ocurrir? Quizás él conozca alguna africana comestible, lo olvidé.
Melisa: No importa, el anillo es bonito — comentó Briana con dolor, y se miró la mano.
—Ay, amiga, ¿cómo así nomás te pasa? Da igual, vamos, hay que ir a correr.
Melisa: No quiero comer, quiero morirme aquí.
Diana: La vida sigue y sigue siendo madre, lamentablemente, así que por favor, levántate.
Melisa: Por favor, déjame estar deprimida.
Diana: Yo nunca estuve deprimida, ni cuando vi a mi hermana casars
"Lo lamento, acordaremos bien en la próxima sesión", comentó la jueza y se marchó. Eduardo miró con desgano a su ex esposa, quien lo miraba con una sonrisa triunfante"Nos vemos el próximo martes", comentó mientras movía sus caderas y se alejaba. Eduardo suspiró enojado y la siguió deslizando su silla de ruedas."Es injusto", protestó."¿Por qué?", preguntó Briana ignorándolo."Porque seguro te dan más días porque eres mujer", dijo Eduardo."Supongo", comentó Briana."Me cambiaré de género, así tendría más días", murmuró Eduardo"Te quedaría bien", murmuró Briana.—Él puso los ojos en blanco. "Bien, claro, total tú puedes ponerte de hombre", comentó Eduardo. “¿Estás queriendo de
“Tiene un silbido, debe tener bronquiolitis", dijo la doctora.“Pero por qué", preguntó Briana confundida.“Está saturando mal, lo vamos a internar ahora mismo", comentó, y Briana se quedó pálida, sin haber esperado escuchar esas palabras.“Pero ¿ahora?", preguntó Briana sin poder evitarlo.“Sí, él está saturando apenas en 80, y es muy bajo para él, y mira, de vez en cuando baja a 79—78. Eso no puede ser posible y no está bien", explicó la doctora.“Está… bien, si… es lo mejor para él", dijo Briana con voz entrecortada.“Ven conmigo", comentó la doctora, y Briana la siguió. Habían envuelto al bebé en una manta, y su corazón latía con fuerza. Sentía que todo lo que ocurría a su alrededor era irreal, las enfermeras y
“Claro, ¿en qué momento puedo ir a llevar las cosas?" preguntó Melisa.“El horario de visita es de 4 a 5:00", comentó Briana.“Te llevaré ropa, y espero que te bañes. ¿O quieres que me quede un rato con Luis mientras te bañas?", propuso Melisa.“No te preocupes, la madre que está aquí se turna conmigo", respondió Briana.“Bueno, te llevaré ropa. Mañana buscaré la ropa sucia, iremos haciendo así", dijo Melisa.“Tráeme algunas galletas o algo para comer", pidió Briana de manera divertida.“Claro, eso no se pide amiga", respondió Melisa divertida antes de cortar la llamada.Melisa se encontraba nuevamente en la ciudad. Había visto a su familia y, al regresar, se había enterado del juicio que tenía Briana, y luego de la noticia sobre
“Estoy bien, exagerada, pero me invitó a tomar una taza de café y hablamos", dijo Melisa.“¿Y qué hace él aquí?", preguntó Briana mientras revolvía la mochila y sostenía la ropa que necesitaba.“Al parecer tenía que viajar por el tema del divorcio", comentó Melisa.“Bueno, al menos tienen algo de qué hablar", dijo Briana.“Me preguntó por mi hermana, si aún no nos hablábamos", comentó Melisa.“Tienes que hablar con ella", comentó Briana, mientras avanzaba hacia el baño.“Lo sé, pero es difícil para mí", murmuró Melisa.“No te sientas culpable, fue algo que ocurrió. Somos humanos y cometemos errores", dijo Briana.“Un error que hizo que ella se separara", comentó Melisa.“Bueno, puede ser que s&iac
Muy bien, tengo hambre", comentó Briana acercándose para prepararse una taza de café."¿Me necesitan?", preguntó confusa, tomando su teléfono. Se sorprendió al ver un número muy raro.“Disculpa mi momento", comentó mientras desaparecía cambiando hacia el pasillo.“¿Hola?", preguntó Briana.“Soy Agustín".“Hola Agustín", comentó Briana con entusiasmo y una sonrisa en el rostro.“Lamento no haber llamado, pero aquí hay un solo teléfono en todo el pueblo", murmuró Agustín divertido.“Es lo que me estaba imaginando. ¿Cómo has estado? ¿Cómo ha sido llegar allá?", preguntó Briana.“Ha sido magnífico. La verdad es que me siento muy
"Teniendo en cuenta el interés superior de los niños y la importancia de mantener una relación sana entre los padres, otorgaré la custodia compartida a Brianna y Eduardo", declaró el juez. "Ambos han demostrado su dedicación y amor hacia sus hijos, y es crucial que sigan trabajando juntos para el bienestar de Mateo y su hermana".La sala de audiencias se llenó de tensión mientras Brianna y Eduardo continuaban su disputa por la custodia de sus dos hijos. Aunque ambos padres habían demostrado amor y compromiso hacia Luis y su hermana, ahora se enfrentaban a un desafío adicional. Eduardo, con una expresión preocupada y firme, expresó su desacuerdo con respecto a permitir que Luis saliera de casa debido a su condición de salud.Brianna, consciente de los riesgos que la bronquiolitis presentaba para Mateo, había abogado por una custodia compartida, p
— Soy Franco.— Hola Franco — comentó Melisa.En esa semana, Melisa había estado encargada de ir a visitar a Briana y llevarle su ropa, así como traer la ropa sucia. Se había olvidado completamente de Franco.— ¿Cómo has estado? — preguntó Franco.— Bien, bastante ocupada en esta semana — respondió Melisa.— Lo supuse, y no quise molestarte — dijo Franco.— Gracias por eso, aunque no me molestas — comentó Melisa.— ¿Quieres que nos veamos hoy? — preguntó Melisa.— Claro, en realidad te llamé para eso — respondió Franco.— ¿Y a dónde propones ir? — preguntó Melisa divertida. Se sintió feliz en ese instante, con una enorme sonrisa hablando por teléfono.Briana terminó de nebulizar a Lu
— Algo así. Pues no, no estoy aquí contigo para acercarme a ella, sino porque quiero acercarme a ti — comenta Franco, y ella sonríe.— Eso me da un enorme alivio — dice Melisa.— No pienses lo contrario. Yo estoy aquí con la mujer más hermosa de todo el restaurante — dice Franco. Sus palabras hacen sonrojar a Melisa.— Eres un exagerado, ¿lo sabías? — comenta Melisa.— Es la verdad. Eres la mujer más bella del mundo, y estoy muy feliz de tener a alguien así frente a mí — dice Franco.— ¿Qué comeremos? — preguntó Briana hacia Eduardo, quien se encontraba ocupado en su escritorio, trabajando.— ¿Quieres que cocine algo yo? — preguntó Briana.— No, déjame cocinar yo — respondió Eduardo, quitándose los lent