Pero su búsqueda había sido infructífera; había llegado en la mañana del día siguiente a su hogar, y aunque no tenía un ápice de cansancio físico, estaba mentalmente agotado. Recorrió en vano todos los recovecos de la ciudad que pudo en lo que quedaba de la noche, y apenas logró llegar a la mansión con la leve luz del amanecer.
Caminó hasta la entrada de la mansión, cubriendo su cabeza del sol con el sobre todo, y entró con paso rápido. Estando a salvo de la luz, se quitó la prenda que lo cubría para seguir su camino de frustración hasta su habitación, pero cuando se disponía a tomar las escaleras, una figura familiar emergió del piso superior.
- ¡John, hombre! – Exclamó con alegría al encontrarse a su antiguo compañero, quien estaba cabizbajo y con la mirada perdida. – Que bueno
No había querido dormir en las semanas posteriores más que unas cortas siestas, Gilbert se había dedicado casi por completo en investigar y localizar las zonas residenciales dentro y fuera de la ciudad, repasando con la memoria aquellos que ya había visitado. Ahora estaba tomando en cuenta lugares menos fuera de lo común, puesto que ya había considerado en vano desde contenedores, talleres y fabricas abandonados, y sitios en donde nadie pensaría que fueran habitados por alguien.Apenas el sol se puso, se dio una ducha rápida y tomó las llaves de su auto, para salir afuera de la mansión con prisa, esperando no ser visto por nadie. Esta vez estaba más decido que nunca en encontrar a Charlotte, rogarle que no fuera parte de los experimentos de van Helsing y que huyera de allí, o mejor aún que se fuera del continente lo más pronto posible para que no se enfrentase a ninguna familia d
En la pantalla de un televisor se muestra la imagen borrosa y deformado de un metraje. Pese a que se trata de un archivo digital, el video parece haber sido corrompido, causando que se vea pixelado y distorsionado. Apenas inicia y se puede distinguir la figura de un hombre mayor de traje gris, sentado en un sofá, de cabello y barba grisáceos, contextura regordeta y anteojos circulares. Debajo de la imagen del hombre se despliega la animación de una barra, apareciendo un nombre: Dr. Joseph Johnson, medico e investigador.De pronto, una voz fuera de la imagen empieza a narrar.- El Doctor Joseph Johnson es un médico especialista en medicina regenerativa, tuvo una participación principal en el caso “Resurrección” promovido por la ahora conocida Organización van Helsing. Doctor, sabiendo lo que implica admitir su responsabilidad en este evento ¿Cómo llegó a involucrarse? – Dice la voz f
- Había tiempo limitado para mantenerla sedada, así que comenzamos de inmediato. – Decía el doctor Joseph en el video corrompido y distorsionado. - Lo primero que hicimos fue simple, extraer muestras de sangre y enviarlas a los laboratorios, pero mientras esperábamos también comprobamos su capacidad regenerativa.En medio de su relato, aparecían metrajes cortos, grabados de forma amateur, de sala en donde se llevaron a cabo los experimentos de van Helsing. Un doctor Joseph unos años más joven, cubierto totalmente por un traje quirúrgico, se acercaba a la mesa de operaciones, en donde reposaba Charlotte inconsciente, atada de manos y pies a la mesa con esposas de plata, y conectada a un catéter a una bolsa de suero.- No quisimos hacer mucho, pero con lo poco que hicimos bastó para que los escépticos callaran sus bocas.El doctor se acercaba a la chica, portando un escarpelo
Estaba inmersa en una eterna pesadilla; sentía como si hurgaran en su mente, colocando de aquí a allá todo lo que les placía. No podía sentir o mover su cuerpo, solo se sentía como si estuviera viendo una película atroz de su vida. Aquello que veía de forma borrosa en sueños ahora cobraba mucho más sentido; todo eso era su pasado.Las imágenes venían a ella como puñetazos al rostro, pero al fin había encontrado sentido a esos escenarios grisáceos desolados, campos de batallas sanguinolentos, personas despidiéndose de ella, todo era claro ahora. Pero faltaba la razón por la cual había olvidado todo aquello, y todavía no podía levantarse de esa interminable experiencia onírica.Buscaba formas de hacerlo, pero no tenía control sobre su cuerpo, e incluso, pensaba que actuaba por sí solo en sus memorias, como si est
La alarma de seguridad de la mansión se activó de repente bien adentrada la noche. Gilbert fue sorprendido por ese inusual hecho mientras estaba en su cama, sin hacer nada y sin humor, como había estado haciendo desde hace unas semanas atrás. Pero su curiosidad pudo más que su pereza y decidió salir afuera.Al asomarse por la puerta, se encontró con varias empleadas domésticas corriendo con premura en dirección a las escaleras, por poco se tropieza con una cuando abrió la puerta de pronto. Quedó pasmado ante el hecho y se aproximó hacia las escaleras, hacia donde estaban las empleadas desaforadas.Cuando llegó al borde de las escaleras vio algo que dejó muchas más preguntas que respuestas; todos los empleados de la mansión estaban intentando salir por la puerta principal de forma apresurada, algunos de ellos esperaban en la sala porque hubiese espacio para sa
Aquello que Mina le había dicho resultó ser mucho más desconcertante de lo que pensaba. Boquiabierto la observaba cuando ella terminó su relato, teniendo la esperanza de que a ella se le hubiese ocurrido jugarle una broma en un momento tan tenso. Pero ella no lo negó, permaneció con una mirada inerte sobre él por todo ese tiempo. Y aunque también llegó a tocar la posibilidad de que lo estuviese engañando de forma tan descarada, de inmediato cambio esa idea, puesto que al menos hubiese intentado formular una mentira mucho más creíble.- Eso si no lo esperaba. – Dijo aún atónito-- Por eso tengo que irme. – Ella se acercó a él y lo tomó de los hombros, con una mirada de preocupación en los ojos. – Gilbert, tienes que ayudarme a salir de acá. Virginia debe haber rodeado toda la mansión.Él no tení
Gilbert arrastró la camilla hasta el estacionamiento subterráneo de los cuarteles, con llaves en mano, la compuerta trasera de una de las camionetas de cacería e introdujo la camilla hasta dentro del compartimiento. Luego ingresó al puesto del copiloto y antes de arrancar el vehículo, desconectó la pantalla del tablero. Durante el viaje hasta el centro de la ciudad, estaba inmerso en sus pensamientos; no quería hablarle a Mina por temor de que la pudiesen observar desde afuera por casualidad. Pero había otra razón por la cual no quería hacerlo, y era porque todavía dudaba si estaba haciendo lo correcto al ayudarla, sin embargo, por alguna razón se sentía extremadamente motivado a hacerlo. Mina, por su lado, reposaba en la camilla intentando parecer lo más inmóvil posible, esperando por las indicaciones de Gilbert. Sabía que se estaban alejando de la mansión puesto que sentía el movimiento del vehículo, pero no podía ver nada en realidad. Además, también se estaba pre
Habían estacionado en una acera que colindaba con varios hoteles de bajo coste. Mina siguió a Gilbert, quien entraba en uno de los establecimientos hasta llegar a una recepción. La mujer de mediana edad detrás del mostrador sonrío de inmediato al ver detenidamente el rostro del joven. Pero antes de que pudiese decir algo, Gilbert la abordó apoyándose del mueble.- Hey, una habitación, por favor. – Dijo con premura.- Cuanto tiempo sin verte, Gilbert. – Indicó la mujer con amabilidad, revisando la computadora que tenía al frente. - ¿La misma de siempre?- Ehm, no. – Expresó él, sonrojado e incómodo. - Solo una persona.Su voz había temblado de tal forma que Mina no pudo contenerse en dirigirle una mirada y sonrisa burlonas. Lo cual hizo que él se volteara hacia ella, fingiendo no saber por qué tenía esa expresi&oac