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CAPÍTULO DOS, (primera parte)

-Sus signos vitales han sido controlados, aparentemente sigue dormida

-Hay que levantarla, la necesitamos despierta antes de llegar –oigo lejanamente una voz que parece la de mi mamá, pero ¿me hablarán a mí? ¿Llegar a dónde? Espera, ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí?

 -Cass, Cass, ¿Estás despierta? – dice mi hermano. Me incorporo abruptamente, estoy dentro de un vehículo, alrededor de mi está mi mamá, mi hermano, y dos doctores

-Claro, ¿Qué pasó? ¿Qué hago aquí?

-Lamento decirte que vamos camino a una clínica de salud mental

- ¿Por qué? ¿Y Alfredo?

-Él ya ha sido trasladado, después de nuestra discusión, unas personas se lo llevaron a su cuarto, diciendo que tenían que hablar con él, y luego llegó mamá y me dijo que lo internarían. Al parecer luchó con esas personas, no quería ir, pero supongo que al final de cuentas quienes deciden son los padres.  Y, bueno, ya viste la nota que dejó

- ¿Me van a internar? ¿y a ti? No por favor, no me hagan esto, no sé cómo se lo tomaría la escuela o las instituciones de mis concursos…

-No te enojes conmigo, creo que es lo mejor que ambos nos quedemos allí por un tiempo, siendo honestos, lo necesitamos

-Espera, ¿Por cuánto tiempo nos quedaremos? ¿estaremos los 3 en la misma clínica?

-El tiempo no está definido, el lugar es el mismo para los 3 aunque en diferentes áreas, como era de esperarse. Y si, nos veremos muy seguido, por lo que tendrás que arreglar el desastre que ocasionaste hace unos momentos

-Chicos, lamento interrumpirlos, pero ya vamos a llegar y bueno, tengo que decirles unas cosas.

-Cass, antes de que sigan, tienes que saber que esto es por nuestro bien, y ya está decidido

- ¿Por mi bien? ¿Y si luego mi currículum queda machado con esto? ¿Quién aceptaría a una loca que tuvo que ser internada? ¡Te recuerdo que dijeron lo mismo cuando nos separaron, y mira donde quedamos!

-Cassandra, no hables así por favor –contesta mi hermano

-Niños, tengo que entregarles algo que necesito que lean juntos, sé que esto no aliviara lo que pasaron, pero de verdad que es importante que lo sepan. – esta vez es mi mamá la que habla, y antes de dar tiempo a contestaciones, dice: -En cuanto lleguemos, su padre estará allá listo con las cosas que van a necesitar, ya hablé con él de todo. Les aviso antes que haya más quejas, hay varias restricciones que tienen que acatar. Existen ciertas pautas para la vestimenta, ya que algunas prendas pueden ser “peligrosas”, No cordones, No pulseras, No aritos, collares, etc. En cuanto a lectura, los libros que quieran ingresar deben ser revisados por el centro, no pueden ingresar cualquier libro debido a la situación en la que se encuentran. Sobre los horarios….

Allí fue cuando me desconecté, la verdad no tenía ganas de oír nada, suficiente tenía con lidiar conmigo misma como para más, y mis pensamientos se dirigieron hacia donde ningún ser humano es capaz de llegar

Desperté de mi “trance zombie” en cuanto vi a mi papá. No sabía cómo reaccionar, lo extrañaba mucho, pero no esperaba encontrarlo a pesar de que mi mamá había dicho que vendría. Se notaba muy triste cuando lo saludé, y la verdad yo también lo estaría en su lugar

“no lo justifiques, abandonó a tu hermano cuando más lo necesitó y por eso es que está acá”

“Cómo quisiera borrarte esa tristeza de los ojos”

“lo siento” “te amo” “te odio”

De verdad, a veces (bueno, todo el tiempo en realidad) odiaba a mi cabeza y todos esos pensamientos que surgen de la nada.

Pasamos a recepción y una señorita nos atendió. Recopiló nuestros datos y comenzó a hacer muchas preguntas, que creo que la mayoría tuvo que responderlas un familiar por mí.

Entramos al edificio y nos explicaron cómo se dividía. Piso 3, pacientes más graves y/o peligrosos, Piso 1, pacientes más nivelados y pacíficos, el 2 es un intermedio. De ahí cada piso tenía más divisiones, (por sexo, patología, edad, etc.)

Alfredo quedó en el 2

Roberto y yo en el 1

Nos impusieron horarios muy rígidos para mi gusto

Como ya habían comenzado las clases, los del piso 1 que aún estuviéramos estudiando, tenían que tomarlas, había un “departamento” aparte para eso.

 -MIÉRCOLES 9 DE ENERO-

Creo que habiendo pasado unos días, ya soy capaz de explicar mejor algunas cosas, si no me equivoco, me quedé con el horario

Nos despiertan a las 5 de la mañana para asearnos y desayunar, a las 6 comienzan las terapias, (allí entra ya un horario personalizado), a las 8 comienzan las clases, que siguen hasta las 2, de 2:30 a 3:00 tenemos la comida, y de 3:00 a 3:30 hay un “tiempo muerto” donde te dejan dormir, leer, escribir, o hacer ejercicio. De 3:30 a 6:00 siguen las terapias y consultas, y mientras no tienes terapia tienes que estar en un “taller”, tenemos papiroflexia, pintura, lectura, y otros que no recuerdo bien, de 6:00 a 8:00 es aseo personal, y luego a la cama. Y vuelves a comenzar

A veces pienso que nos tratan como presos, aunque tal vez todos estamos atados en referencia a algo más. Un hijo a su padre, el estudiante al estudio, un adicto a su adicción, un adulto a su trabajo. La diferencia es que cada uno escoge su propia prisión, o al menos la acepta.

Yo no

No me gusta este lugar

A veces me siento más vacía de lo que estaba

A lo mejor lo que quieren no es que mejoremos y volvamos a la normalidad, sino mantenernos bajo control. Muchas cosas de verdad rayan en lo absurdo

Detesto no poderme dar una ducha a gusto porque me tocan la puerta para ver si “estoy bien” cada 5 minutos. Detesto no poder escribir del diario sin supervisión porque “puedo hacerme daño”  Detesto la vida, y eso sí que es una mala señal, porque se supone estoy aquí para no hacerlo.

Dicen que cada uno se crea su propio infierno

Bueno, esto no era lo que esperaba.

 Solo espero pronto poder reconciliarme con Alfredo, estar con Roberto sin necesidad de poner un escudo de autoprotección, poder abrir la carta que nos dio mamá y salir

Todo lo que quiero es una vida normal ¿Es mucho pedir?

Tal vez para mí si

 -VIERNES 11 DE ENERO-

Parece que, a diferencia de mí, todos han mejorado bastante.

Hoy en el desayuno bajó alguien del piso 2

Alguien que casualmente yo conozco

¿Coincidencia? No lo creo

Justo hoy estaba pensando fingir un dolor de estómago o algo así para que no me hicieran bajar

Estaba mucho mejor que la última vez que le vi

“Por supuesto, todos mejoran cuando no estás allí”

“¡Claro que estaría mejor! Acuérdate que la última vez lo dejaste hecho una m****a”

Y como si nada hubiera pasado, se sienta a mi lado, y sonriente saluda

-Hola, ¿Cómo estás?

-Lo mejor que puedo estar, gracias- bufo

-Pues yo me encuentro bien, ya comenzaba a hartarme del otro piso, no nos dejan hacer mucho y a veces no se puede dormir con tanto grito - Retiro lo que pensaba, no muchos la tienen mejor que yo, aunque si pueden mejorar más que yo-

- Me alegro que te hayan bajado –Digo sin mucho interés y queriendo zanjar la conversación-

- ¿Y cómo son las cosas acá?

-Bastante tranquilas para ser verdad- contesto llevándome una zanahoria a la boca

- ¿Hay compañeros de habitación y toda la onda?

- ¿Piensas tocar tu comida? Si no lo haces tendrías problemas. Y sí, algunos comparten habitación, otros tenemos la suerte de tenerla sola. –Después de mi comentario veo como casi se atraganta con la comida, y después de arreglar eso contesta:

-¿Qué opinas de los talleres? Dijeron que estaban muy buenos

- Pues, supongo que ya me habitué.

- ¿Has hablado con tu hermano?

-No mucho, la verdad

- ¿Reciben cartas y visitas? –No diré que las cartas son mi posesión más preciada ahora

- Sí, son permitidas, las cartas se reparten al final de cada comida y las visitas son los sábados y domingos, así que no he tenido oportunidad de tener una hasta ahora. Oye, me siento culpable por lo que pasó en el hospital, de verdad lo siento, no quería eso, yo…

-Tranquila, no hay resentimientos de nada, ¿Si? –Me sonríe

Amas esa sonrisa”  grita mi cabeza, "cállate" le respondo

Terminamos el desayuno y el día pasa sin mayor novedad.

 -SÁBADO 12 DE ENERO-

Hoy nos dejaron dormir hasta las 7, y según nos dijeron, a las 9 comienza el horario de visitas.

Estos días son a los que se les llaman “días muertos” porque no hay talleres ni terapias, y si no tienes visita no tienes nada que hacer

Si vienen mis padres, estoy segura de que nos llamarán a sus dos hijos, así que tendré que ver a mi hermano. Y si no, de todas formas planeo buscarlo y pasar el día con él.

Se lo debo, ¿No?

Después del desayuno y una breve charla con Alfredo que me carga de energías

“Oh, no, tu no acabas de decir eso, o si?”

¿Dónde estaba? Ah, si, después de eso me dedico a buscar a mi hermano.

Bueno, creo que es él quien me encuentra primero

Siento que alguien toca mi hombro y cuando volteo, ambos decimos al unísono

-¡Te encontré!- y acto seguido nos echamos a reír

Después de parar la risa, llegan los habituales ritos de cortesía:

-¿Cómo te va?

-Bien, ¿Y a ti?

-¿Por qué me buscabas?

-Quería pasar tiempo contigo

-¿Y ese milagro? Me has estado evitando. Y te he visto hablar con cierta personita, ¿Tengo de que ponerme celoso?

-Es solo un amigo, ya lo dije, y no te estoy cambiando- digo de manera divertida

-Bueno. ¿Qué opinas del lugar?

- Esto apesta, la verdad, pero creo que tal vez ya no apesta tanto

- Me alegra que te estés acostumbrando. Y perdona por lo que te hice, sé que no querías verme en ese estado cuando llegué al hospital.

-No te preocupes, no hay resentimientos –Estoy sonriendo mientras digo eso

“Oh, my good, ¿Sonriendo?¿Yo?... Pues claro que si”

-WOW ¿CASS SONRIENDO? ESO SI QUE ES FENOMENAL –Dice una voz masculina que reconozco como la de Alfredo

- Hola, ¿Qué tal? –Dice mi hermano

- Fabuloso, esa sonrisa reinicia la vida, ¿No crees?

- Claro que sí, pero cuidado que hablas de mi hermana

- Genial, hermano celoso de nuevo –Digo rodando los ojos, aunque de una manera divertida; seré mala y les negaré mi sonrisa muajaja, necesitarán ganársela

- ¡Pero hermano! ¡Acabas de borrar la octava maravilla del mundo!

“Debería llamarla la primera” “Espera, ¿Qué acabas de decir? Vete con cuidado”

“Espera, le acaba de decir ´hermano´?”

-Que hermano ni que ocho cuartos –Dice intentando sonar protector, pero comienza reír finalizando la frase, lo cual nos contagia a todos, y terminamos riendo como locos

“Definitivamente estamos locos”

Y así pasa el día, entre risas, sarcasmo e intento de flirteo por parte de Alfredo

Es un buen día

“Es el mejor día”

Ni cuenta nos damos que ya es tarde hasta que vienen a buscarnos. Y creo que es bueno, ni tiempo nos dio para aburrirnos o entristecernos porque no tenemos visita

“Lo que hace especial al mundo son todos esos pequeños detalles, que a veces no nos detenemos a apreciar, pero que son los que más extrañamos cuando llegan a faltar”

 -DOMINGO 13 DE ENERO-

Al igual que ayer, hoy nos dejaron dormir más tarde, cosa que no necesitaba porque ayer me recargué por completo

Voy al mismo lugar donde me encontré ayer con mi hermano y me dice:

-Hoy Alfredo no podrá estar con nosotros, tiene visita

-Oh-oh, ¿Sabes si estará bien?

-Espero que sí, ¿Qué podría pasarle?

-Depende de quién sea su visita, ¿Viene su mamá?

- ¿Qué tiene de malo que venga?

- ¿No te dijo nada sobre ella?

- Nop

- Ella lo abandonó cuando era chico, y en el hospital fue a buscarlo a decirle que debían internarlo acá

- ¡Demonios!, entonces debí haber preguntado

- Ni modo, tendremos que esperar a ver qué pasa.

- ¡¿Son ustedes los hermanos Ramírez Castañeda?! –Dice una enfermera

-Sí, claro, ¿Qué pasó?

-Tienen visita

“oh-oh”

 -LUNES 14 DE ENERO-

- ¿Cómo te fue ayer con tu visita? –Estar sentada en un consultorio con mi psiquiatra es lo primero que recuerdo del día

- Supongo que bien

- ¿Supones? ¿O sabes?

- ¿Cómo podría saber si me fue bien?

- ¿La pasaste bien?

- Pues… -Lanzo un largo suspiro antes de continuar- El sábado no tuve visita, pero me la pasé muy bien, h**o muchas risas y sonrisas, estaba con mi hermano y un amigo; Y esperaba que el domingo fuera igual, pero mi amigo tuvo visita, y luego mi hermano y yo también, llegaron nuestros padres y nos hicieron muchas preguntas, nos dejaron un par de dulces que comimos al instante y luego se fueron, no creo haberla pasado muy bien

- Otra vez a lo mismo, ¿Crees o sabes?

- ¿Qué tiene eso de importancia?

-Hay mucha diferencia entre lo que sabes y lo que crees. Y para hablar debes mostrar más seguridad en ti misma

-No puedo mostrar algo que no tengo

-Entonces deberías empezar por tenerlo

- ¿Y qué pasa si no puedo?

- Todo tu esfuerzo se irá por el caño. Nadie puede confiar en alguien que no confía en sí mismo.

- ¿Cómo comienzo con ello?

-Al igual que comienzas a confiar en alguien más

- ¿A qué te refieres?

- No puedes confiar en alguien que no conoces, por ende, debes conocerte a ti misma, tus límites, tus logros, definir tus pensamientos y emociones, Solo así sabrás que tan alto eres capaz de llegar, y podrás confiar en que puedes alcanzarlo. Después de todo para eso estás acá, ¿No?

- La verdad no sé bien para qué estoy acá. Podría decir que es para darle gusto a mi mamá; o quizá para no tener problemas y restricciones en la clínica; tal vez tengas razón y es para definirme, o podría ser solo para superar, ¿No lo crees?

- ¿Y te gustaría vivir solo para complacer a otras personas o para evitar problemas? ¿No sería mejor vivir por uno mismo? Además, ¿No siempre existen diversas razones para realizar una acción? A veces una sola no es suficiente. Si vives solo para los demás, te pierdes, y puede suceder lo que pasó para que entraras acá.

- Buen punto – contesto y mi pensamiento después de eso es “creo sé que es hora de abrir esa carta”

Después de mi terapia, voy corriendo a buscar a los chicos, sé que no tienen nada que hacer ahora, porque el sábado lo comentaron

Al primero que encuentro es a Alfredo, y su reacción al verme es:

-Vete, por favor. No quiero hablar, No quiero lastimarte- Eso es un “No estoy bien, necesito ayuda, ayer todo estuvo de la patada” por lo que decido darle un apretón en la mano y decirle:

-No importa, no te obligaré a hablar si no tienes ganas, pero me quedaré porque es eso lo que hacen los amigos, ¿No? – Me mira a los ojos, y vuelvo a ver en ellos ese peculiar brillo que descubrí en él durante la estancia en el hospital

En ese momento siento un fuerte tirón, y cuando me doy cuenta, estoy siendo abrazada por mi amigo, quien llora silenciosamente, escondiendo su cabeza en mi hombro

No sé cuánto tiempo pasa, pero no quiero irme de aquí; se siente…bien

Las lágrimas se transforman en sollozos casi imperceptibles y poco a poco va dejando de hipar, y lentamente se separa de mí, para luego mirarme a los ojos, y decir:

-Lamento haberte inmiscuido en esto, no era mi intención. Yo, yo sé que puedo con todo, de verdad, pero a veces solo necesito ser débil solo un momento. Siempre me dijeron que “era momento de ser fuerte” … Sólo… déjame ser débil un momento, prometo que al siguiente estaré bien, de verdad.

-Te dejaré rendirte si dejas que me rinda contigo

-No, Cass, no puedo dejarte hacer eso. Por mucho que quiera… es peligroso. Soy peligroso… Tengo muchos miedos, y obscuridad es mayor que mi luz

-No importa, esperaré y acompañaré tu obscuridad; para poder apreciar más de cerca toda la claridad que albergas. ¿Qué tiene de malo caerse, si vuelves a levantarte? –Digo mientras ahora soy yo quien lo abraza. Siento su cuerpo aferrarse al mío y sonrío.

“Nunca vuelvas a decir que no eres importante, pues acabas de ver que eso es una mentira” No sé si ese pensamiento va para mí o para él, pero estoy a gusto con ello.

Momentos después aparece mi hermano, y al percatarnos de su presencia, rompemos el abrazo

-Hola, ¿Qué tal? –Dice Alfredo

-Pues… supongo que todo bien

- ¿Cómo estuvo la visita? - Me atrevo a preguntar. Estando presente Roberto, creo que no moriré si cuestiono

-Fue un desastre. ¿Ustedes?

-No estuvo mal, pero tampoco bien; parecía más un interrogatorio. Aun así, me alegro de ver a mis padres. ¿Cómo están los tuyos? –Ahora es mi hermano quien pregunta

-Es una larga historia, no quiero aburrirlos

-Anda amigo, no nos aburres

Y después de un largo suspiro, comienza a sincerarse

-Tenía 5 años la última vez que vi a mamá. Recuerdo que en mi cumpleaños contrataron actores para representar “Pinocho” en casa; haber creído que esas personas eran los verdaderos personajes del cuento. También recuerdo haber pensado que el hada estaba enamorada de Pinocho, y que por eso le daba vida y lo convertía en un niño de verdad. Me acuerdo de haber visto en mis padres esa mirada tan cariñosa, que compartían entre sí y conmigo; y haber pensado que mientras estuviera con ellos, todo estaría bien.

Pasó una semana de esa felicidad; pero un lunes, mi papá me despertó. Tenía una mirada vacía y solitaria, y me pidió que me arreglara para la escuela; cuando le pregunté por qué ese día mamá no vino a despertarme, me dijo que ella se había ido porque “esto” no le parecía lo suficiente. Poco después de ello nos mudamos con mis tíos, y yo me sentía “feliz” porque tenía una familia; sin embargo, buscaba siempre ser independiente, pues no quería que luego me dejaran porque “esto” no es suficiente –Dijo señalándose a sí mismo –Así me sobrecargué a mí mismo con muchas cosas. Para poder ser suficiente; para poder ser independiente. Hace medio año, salí al parque con, hasta entonces, mi única amiga, hablamos de muchas cosas, y después no volví a saber nada de ella. Creí que también se había hartado de mí, así que un día caminé hacia el puente. Me subí, queriendo tener las agallas y lanzarme. Nunca iba a lograr lo que quería, ni lograría ser lo bastante bueno para los demás, ¿Qué caso tenía seguir? Entonces me encontré con uno de mis primos, que me hizo bajar de allí e ir a casa. 3 meses después, ya que había calmado todos esos pensamientos, soy víctima de una bala perdida en una pelea entre borrachos; luego llega me deja una carta diciéndome que me encerrarán. Busco a la única persona que conozco en el hospital y todo resulta una calamidad. Llegan los doctores, mi padre y mi madre a traerme aquí y lucho para que no lo hagan; ellos me creen loco ante esa escena y me meten al segundo piso, donde todo el día hay gritos, llantos o risas escalofriantes. ¿Cómo querían que se me quitara lo loco con ello? De alguna manera logro salir de aquí y me dan chance de visitas, y llega ella a decirme que “es por mi bien” “me extraña” “le dolió dejarme” y todas esas cosas. Y luego llega papá a decirme que le haga caso. Luego se van los dos. No entiendo cómo se les ocurre desestabilizar mi vida diciendo que estoy mal, justo cuando ya estoy bien. No me gusta poder decirles “estoy bien” y oírlos diciendo “no lo estás, ya deja de mentirte” cuando no es en ese momento que me estoy mintiendo. Que me digan “déjate sentir” después de decir “no demuestres tu debilidad”. Simplemente no puedo con eso – Después de decir eso nos quedamos en silencio unos momentos, hasta que se me ocurrió decir:

-Lo malo de ser padre es que, si tienes heridas y no las has sabido sanar, crearás otras en tus hijos

-Sí, pero uno solo ve esa cara de la moneda; no se ve que, siendo hijo, puedes ocasionar heridas en tus padres. Al fin y al cabo, solo somos personas que intentan dar lo mejor de sí –respondió Mi hermano, pensativo

-No importa lo que haya pasado; nada justifica el abandono de un niño. Todos necesitamos ese cariño que sólo existe en una familia sólida. Pero créeme que, si regresó, es porque sigue amándote, y aunque suene muy trillado, solo quiere lo mejor para ti. Quizá no pueda enmendar lo que hizo, pero no te negará la ayuda que requieres. Después de todo, si no hubieras ingresado te hubieras perdido de mucho –Digo sonriente, pensando en las risas del otro día

-Vale, vale, tienen razón, tu sonrisa lo paga todo –Dice entre risas, sabiendo lo que ese comentario provocará en mi hermano

-Vaya, pues, señor don caballero, ande menos galante por aquí –Contesta éste, serio.

-Hablando de padres… creo que es hora de abrir la carta que nos dejó mamá, ¿No crees Rob?

-Sí, claro, ¿Nos acompañas, Al?

Entre nosotros nunca quedó claro cuándo fue que comenzó este equipo; pero para mí, fue en este día que quedó consolidado, para mí, fue esta ocasión, cuando entre los 3 pudimos vernos sin tapujos, vergüenza e idealizaciones; y fue que supe que, pasara lo que pasara, este equipo podría con todo. No estábamos solos, y nos dimos cuenta que valía la pena vivir por estos momentos.

En el momento en el que me disponía a ir a buscar la carta, llegó la hora de la comida. Usualmente nos quedábamos como lobos solitarios en ese horario, pero ese día a ninguno le apetecía hacerlo, por lo que nos fuimos juntos al comedor y nuestra plática continuó como si nada.

Me agradaba esto, poder hablar de trivialidades o de cosas profundas, y que te prestaran atención de todas maneras; que tu opinión fuera valorada. Y me di cuenta que era afortunada, porque nunca me faltó compañía, incluso cuando más sola me sentía.

Después de la comida, nuestro horario estaba ocupado, pues teníamos talleres y terapias, por lo que cada quien tuvo que irse por su lado.

Creí que me entristecería o aburriría sin ellos, pero la verdad fue estaba equivocada. No necesitábamos estar juntos las 24 hrs del día, porque nos bastaba con saber que estábamos bien para continuar. Que no dependíamos unos de los otros, pero aun así estábamos para lo que se necesitara.

Con ese pensamiento en mente me fui a la cama, y creí que había alcanzado eso que tanto anhelaba desde siempre

Independencia

Y que en realidad no era como me lo imaginaba, sino que era totalmente distinto, y mil veces mejor.

 -MARTES 15 DE ENERO-

Desde que me desperté, supe que este día no sería como los demás; y que a partir de ahora algo cambiaría en todo.

En lugar de levantarme con pereza y pensando que detestaba ello, lo hice con alegría, pensando en que agradecía levantarme temprano porque me rendiría el día. Cuando me bañé, en lugar de lamentarme por no tener más tiempo, pensé en que ayudaría ahorrando agua. Y cuando bajé a desayunar, lo hice con una sonrisa resplandeciente, puesto que no podía negarme a mí misma ese pequeño placer; de paso podría contagiarla a mis “compañeros” y hacer un día mucho más llevadero; y para evitar retrasos, bajé con la carta, dispuesta a descubrir lo que allí contenía.

Después de desayunar y antes de que iniciaran clases y talleres, salí al patio con Alfredo y Roberto, quienes seguían atolondrados por mi actitud. A pesar de ello, me di cuenta de que a los tres nos hacía bien el cambio.

Nos sentamos, y después de un poco de silencio, dije

- ¿Listos?

- Para lo que sea –me respondieron

Así que procedí a leer la carta

Al terminar, estaba con los ojos llorosos, incapaz de creer lo que mi madre había pasado, y sin querer, suspiré, y en un susurro dije –Mamá… -Me callé al instante; lo sé, estaba con mi equipo, pero los cambios no son tan repentinos, y aún costaba dejarme ver débil

-No puedo creer que haya tenido que pasar por ello, y sola- Dijo Roberto

-Es difícil de creer que existen personas tan perversas y aprovechadas- Complementó Alfredo

-El mundo que conocemos está conformado por esas personas, Alfredo, no seas iluso –Dije con evidente pesimismo

-Eso no tiene por qué ser así, nosotros podemos lograr un cambio –Se defendió

-Eso van diciendo todas las generaciones pasadas y nada, ¿Qué te hace creer que ahora sí?

-Nosotros tenemos más de lo que ellos tenían, aunque no lo quieras ver, han logrado bastantes cosas. – Dijo mi hermano

-Rob tiene razón. El mal nunca va a acabarse, siempre estará acechando, pero puede reducirse y combatirse… Ahora existen mecanismos de defensa. Sindicatos, Cortes, Centros de Ayuda, que antes no podías ni si quiera soñar. Si esto le hubiera pasado a tu mamá hace unos 30 años se habría armado un escándalo y ella sería la mal vista en la ciudad, sin embargo ahora puede demandarlo y evitar que alguien más pase por lo que ella.

- “Lo hecho, hecho está”, ¿no es así? No se puede revertir el daño que le hicieron, ni a ella, ni a mi padre, ni a nosotros –Lo sé, estaba dolida con el mundo; creo que eso es más que evidente, pero lo que dije no era correcto

-Vamos, Cassandra, ya me estás hartando. Sabes perfectamente que no se puede cambiar el pasado, pero sí tu manera de verlo. Puedes seguirlo repudiando y no prosperar; o cambiar tu perspectiva, reconciliarte con él y aceptarlo como parte de lo que algún día serás. Si quieres cambiar al mundo, comienza contigo, verás que es más fácil

Tenían razón. No quería aceptarlo, pero tenía que hacerlo

Pues la vida es un constante movimiento, y si dejas de actualizarte, te mueres. No físicamente, pero el quedarte estancado mata a tu espíritu lentamente. Y era lo que estaba haciendo. Torturándome a mí misma, auto flagelándome por algo que no valía la pena.

Me di cuenta que era momento de parar con ello. De perdonarme y seguir. Que no podía seguir posponiéndolo. Y comenzaría con eso respondiendo las cartas que tenía.

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