Capítulo III

 Tony se encuentra profundamente dormida y pegada a mi espalda, el dolor es punzante y al parecer el ungüento no ha hecho su mágico efecto.  La chica levanta la cabeza y pasa sus labios humedeciendo mi cuello y mi cuerpo sufre un corrientazo como si hubiese tocado un cable de alta tensión ¡adoro esta chica! Sabe lo que quiero y conoce el momento perfecto en que lo necesito. Baja de la cama y desnuda se pasea por la habitación en busca del botiquín  de primeros auxilios, saca las gasas y el antiséptico para curar mis heridas, ella sabe que no duelen mas que mi corazón, sin embargo hace lo posible por lastimarme poco.


 —¡Recuéstese  amo por favor! – sus manos tocan mi cuerpo y me convierto en una bestia, un amasijo de dolor y gruñidos que esperan por atacar la yugular de ese enemigo que pugna por eliminarme.


 Mis demonios vuelven: el accidente, la sangre el dolor y los gritos de las personas que amé y que por mi maldad fueron quitadas de mi lado, mi madre que murió al darme a luz; soy un asesino: yo la maté. Mi padre que no soportó verme con vida en  vez de a ella que era su ángel y me maltrató hasta el punto de que yo… ¡me defendí! También lo maté.


 Grito desesperado con lagrimas en los ojos ordenándole a mi sumisa que me obedezca — ¡De rodillas, ahora! – obedece y azoto su trasero con fuerza , gime pero, sabe lo que haré. Salgo de la cama y busco en el cajón de la cómoda una cadena con su collar y lo coloco alrededor de su cuello, sabe que me fascina cuando sonríe y lo hace, la insto a que camine a gatas y suelto la cadena para admirar su trasero bellísimo mientras camina delante de mi.


 Saco de la mesa de luz una caja que contiene un dildo el cual lleva al extremo  una hermosa cola de perro y junto al lubricante me dirijo hacia ella de nuevo.


 —¡Baja la parte delantera, separa las piernas todo lo que puedas  y sube el culo nena! – y lo hace quedando abierta para mi, comienzo a salivar y bajo la cabeza para pasar la lengua por la hendidura entre las nalgas  saboreándola y dejando saliva para facilitar la entrada  del dildo, a este punto mi hombría se encuentra como una roca pero en este momento es otra cosa lo que deseo, luego me saciaré sexualmente.


 Baño su entrada con lubricante suficiente y voy penetrando con delicadeza ya que el juguete es bastante grande, se queja pero abre mas las piernas y ya casi entra completo, empujo con un poco mas de fuerza y ¡listo! ya se encuentra dentro. Masajeo sus glúteos para que se relaje porque se que le ha dolido pues gritó y se removió en su sitio.


 —¡Ssshht, tranquila cielo, relájate! – le dije acariciando su cabecita tiernamente.


 Se calmó y paseé por la habitación disfrutando de esa hermosa vista que me proporcionaba la posición  en la que se encontraba su precioso culo desnudo penetrado con ese artilugio. Busco la fusta y un antifaz; es mi juego ahora  y ella lo sabe, se coloca en la posición que necesito y coloco el antifaz en sus ojos ¡preciosa! Esta deseosa de que la azote porque luego su recompensa será grandiosa.


 —¿Preparada? – pregunté acariciando con la punta de la fusta su precioso coño.


 —¡Si amo! – contestó con un grito ahogado por el placer.


 Bajé su espalda con la mano hasta dejar sus deliciosos senos haciendo contacto con el piso y le doy el primer azote en el clítoris y la vulva, aulló y en vez de contraerse se lanzó hacia atrás pidiendo más y buscando la fricción de la punta de la fusta pero no lo hice a lo que respondió gimoteando.


 —¡Amo por favor! – suplicó y mi miembro vibró ante el gesto.


 Bajé la cara hasta su entrada que se dilataba y contraía por la necesidad y soplé para que gritara de placer, sus piernas temblaron junto a sus ricas nalgas a causa  de la presión pre orgásmica, no resistirá mucho, le propiné dos azotes más en la parte trasera de los muslos y uno en la nalga derecha el cual se trajo arrancando un poco de piel, la sangre no tardo en salir y lamí ese delicioso líquido que calma mi ira, mi dolor, mis demonios.


 —¡No te corras Tony! – lloró frustrada tratando de retener el orgasmo mientras sus jugos se deslizaban entre sus muslos.


 —¡Amoooo, no puedo más por favor! – lloraba,  mi bestia afloraba con sus gemidos y suplicas entonces decidí calmar su suplicio.


 —¡Todo tuyo preciosa! – y la empalé de una sola estocada provocando el ansiado orgasmo.


 Su eyaculación fue larga y el fluido se coló por entre sus piernas ya que mi pene aumentado de tamaño casi al máximo lo hacia brotar, sus gritos de placer desataban la bestia dormida en mi ser y mientras pedía más, más fuertes eran mis embestida, coloqué la rodilla derecha en el piso cerniéndome sobre ella que temblaba aún por su corrida. La tomé por el cuello apretando un poco para que la desesperación la lleve a un próximo orgasmo. Entro y salgo de manera implacable y su respiración ya trabajosa y ahora medida por mi mano en su cuello la hacen explotar de nuevo su movimiento fue brusco ya que le imposibilité gritar pero un gruñido desesperado me alertó de que su aire expiraba y la fui soltando poco a poco.


 Su llanto desesperado me produjo mas placer pero al apretarme con las paredes de la vagina me desestabilizo y me retiré, mi orgasmo va a ser anal. La tomé en brazos para llevarla a la cama, está laxa y sin fuerzas. La deposito y adoro cada parte de su cuerpo para despertar de nuevo su libido introduce sus manos en mi cabello y a medida que beso lamo  y chupo cada parte de su piel va respondiendo con gemidos y pequeños gritos que colman mi hombría de anticipación, nunca he perdido la erección su cuerpo, su piel y su olor no me lo han permitido.


 Llego a su sexo húmedo  y jugoso bañado por el néctar de su orgasmo y bañando también su suculento ano, muevo el dildo y suspira  eso me dice que duele; sin embargo, entierro la lengua en su hendidura y recuerdo sus manos  en mi cabello porque siento que tira de el. Quito sus manos y las llevo hacia arriba mientras me arrastro sobre ella quedando justo en su entrada avanzando poco a poco e introduciéndome suave y delicadamente, protesta, desea tocarme y sabe que voy a atarla. Ajusto las correas en sus muñecas y bajo de nuevo saliendo de ella, vuelve a protestar pero no por mucho ya que la giro y quedo justo frente al dildo que extraeré en este momento. Lo tomo y giro para intentarlo y gime de dolor, descanso y vuelvo a girarlo pero esta vez masajeo su clítoris en círculos también y se relaja permitiéndome sacarlo; clavo la lengua lo mas profundo que puedo y grita porque se esta corriendo de nuevo, sus fluidos caen por mi mano e instintivamente aprieta mi lengua que se encuentra toda dentro de su ano, pero la dilatación a causa del artilugio se lo dificulta.

 Se recompone al instante y levanto su parte trasera  preparándome para la penetración porque mi orgasmo lo obtendré por esta vía y ella lo disfrutará también, beso cada una de sus nalgas y acaricio su espalda causándole escalofríos paso mis labios húmedos por su espina y gime sonoramente al sentirme en su entrada y penetrándola poco a poco, mi sangre fluye rápidamente y mi corazón se desboca ante la sensación, con los ojos cerrados y los labios separados profiero un gemido que es en parte placer y deseo, comienzo el vaivén  que me hará disfrutarla y ella gime un poco dolorida.


 —¡Relájate preciosa! Sabes que  no me detendré.


 Masajeo nuevamente su clítoris y nos dejamos llevar juntos por ese baile intenso de lujuria donde solo existe el movimiento, los gritos, los gemidos y el placer que solo ella me ofrece con su preciosa sumisión y el respeto que me otorga en cada sesión, donde nos encontremos.

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