#39:

De repente dio un respingo al notar un lengüetazo húmedo en su coño hinchado. ¿Es que quería volverla loca o qué?l

Bradox le introdujo un dedo mientras lamía los pliegues de su vagina y succionaba su clítoris en pequeños chupetones. En un momento dado, él se pudo duro, al ver como gemía a través de la mordaza y se retorcía de placer. Era la mejor tortura que se le podía haber ocurrido. Aunque su tortura supusiera también la suya, porque todo lo que quería era quitarse la bata y follarla contra la mesa hasta que le ardiera la verga.

Pero se contuvo y le introdujo otro dedo, imaginando que era otra cosa más gruesa lo que le metía. Millie gimió, suspiró y se sacudió con más violenta, a medida que él seguía chupándole el coño como si fuera el mejor vino que hubiera probado en su vida. Sin embargo, cuando ya estaba a punto de correrse, sonó el timbre y él dejó lo que estaba haciendo para ir a abrir la puerta. «Maldito hijo de puta», gruñó ella para sus adentros. La frustración sexual era m
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