Luego de leer la nota Ángel fue con los demás hacia el contenedor que habían descubierto. El miedo de lo que pudiese haber dentro era la sensación generalizada entre los que estaban allí. Cuando lo abrieron, con solo abrir un poco la puerta ya se escuchaban sollozos. El último regalo de Fantoccio resultó ser por mucho el más despiadado y el más teñido de rojo.
Dentro del contenedor había gran cantidad de mujeres, algunas con el rostro como para ser llamadas niñas. Sus vestidos estaban rasgados, las manos ensangrentadas y en sus brazos se veían las secuelas en sangre la tortura por diversión a la que él las sometió. Palabras e incluso frases completas talladas en la piel a golpe de cuchillo de la misma manera que en las mujeres que ahora yacían muertas en la casa de los espejos, pero sin duda las mayores marcas que les habían dejado no eran físicas . Sus ojos que en algún momento estuvieron maquillados ahora lucían apagados y del maquillaje solo que
Recibir aquella llamada de Óscar había dejado a Ángel más que inquieto con la situación que tenía por delante. No era en lo absoluto común que el mayor rango dentro de la Mafia quisiera ver a alguien, en primer lugar,porque alguien de ese calibreno solicita,demanda. Y por otro lado es raro que pidiera ver a alguien que a su entender debería estar muerto. -¿Pasa algo?- le preguntó Luna al ver como su cara se tornó pálida al momento que terminó la llamada. -Pues sí, resulta que la persona que debería matarme, quiere verme- respondió Ángel. Ella se quedó en silencio confundida ante lo que estaba escuchando. -Vete a casa- le dijo él. -No, voy contigo- le dijo ella y casi que por reflejo lo tomó de la mano- al menos delante de un testigo hay menos posibilidades de que te mate. Ángel la miró y no dijo más nada, solo articuló una pequeñ
-Así que dime D´Angelo , un disparo a cambio de ser libre no suena como un mal trato para ti- decía Fernando, mientras sostenía aún para Ángel el arma en su mano. Ángel no sabía qué hacer, miró el arma y miraba a la persona sentada en la silla, las pocas fuerzas que todavía tenía las empleó en comenzar a llorar e intentar pedir clemencia, pero la mandíbula rota impedía que algún sonido que no fueran balbuceos sin sentido saliera de su boca. Luna parad justo al lado parecía horrorizada por lo que tenía enfrente y miraba con ojos temerosos a su esposo a la expectativa de lo que pudiera pasar. Finalmente tomó el arma en sus manos, recargó y apuntó al hombre a la cabeza. Una sensación nueva lo invadió, por primera vez en su vida una pistola le temblaba en la mano al sostenerlo. Apretó finalmente el gatillo, cuatro disparos seguidos que hicieron que Luna cerrara los ojos, al abrirlos vio como la pistola apuntaba hacia arriba y el hombre, aunque lejos de estar bien, aún re
Luego de dejar atrás la Catedral, Ángel y Luna seguían recorriendo las calles de Milán. Poco a poco iban dejando de lado todo el tema relacionado conFernando para concentrarse un poco más en los escasos momentos de tranquilidad que tenían. El fotógrafo no se pudo resistir a su modelo favorita,se la pasaba haciendo fotos con la cámara del móvil con Luna en el centro de todo y para él ninguna belleza era comparable. De igual manera las cosas buenas suelen durar poco. Luego de caminar por un raro casi que como turistas descubriendo las bellezas de Milán, un auto negro se detuvo justo junto a ellos. -¡Señor D´Angelo!- dijo el chóferal bajarse del auto. Era un muchacho joven, parecía nervioso. -¿Quién eres?- respondió Ángel. -Me envía el señor Maurizio,Óscar decidió permanecer en prisión pero pidió que usted fuera a verlo. -¡¿Qué?!- gritó
Cuando llegaron a la prisión que se encontraba a unos cuarenta y cinco minutos fuera de la ciudad de Milán, Ángel pidió a Luna que se quedara en el auto y entró solo a ver a Óscar. El lugar era deprimente, tanto como se puede esperar de un lugar así, mientras caminaba Ángel imaginaba cuantas veces estuvo a punto de terminar en un lugar así, dentro de una celda de dos por dos metros, con barrotes y esperando a que la vida se le escurriera entre las manos. Tomó un tiempo, pero luego de un par de conversaciones con los guardias que involucraron soltar un par de euros de más, le permitieron ver a Óscar en privado. Los llevaron a uno de los cuartos que la prisión dedicaba a visitas conyugales. -Sabía que eras imbécil pero ya esto es pasarse de la raya- dijo Ángel una vez que estuvo a solas con Óscar. -Hola a ti también cariño, ¿piensas darme un beso o te lo tengo que robar?- respondió Oscar riendo y le tiró un beso desde donde estaba a Ángel. -No est
-No puede ser, me niego a creer que pueda haber hecho algo así- Ángel se levantó de la cama y volvió a caminar inquieto, golpeó el suelo y gritó para liberar la rabia que tenía por dentro- era su único amigo por dios, al menos eso para él era sagrado. -Precisamenteporesoque no quería decirte nada hasta que no estuvieratotalmente seguro- dijo Óscar y era evidente que lo que más deseabaera poder retirar lo que había dicho. Ángel pegó un puñetazo contra una pared que iba de seguro a dejar estragos en su puño, pero para él fue la manera de liberarse de la carga por un momento. Luego se tiró al suelo y metió la cabeza entresus piernas. -Quizás no es verdad, pero al menos hay que comprobar la posibilidad y aclarar las cosas. -Estoy cansado Óscar- dijo- cansado de todo esto, y ahora me dices que pudiera ser que mi padre mató también al único hombre que se tomó el tiempo de estar ahí para mí- dijo Ángel todavía
Óscar quedó tirado en el patio de la prisióntirado inconsciente. Los guardias lo llevaron de regreso a su celda. Enmedio de aquel sueño forzado a golpes dónde no solo dolían las repetidas patadas que le dieron una vez en el suelo, también estaba el dolor de las heridas que sufrió en la paliza dePalermo que todavía no habían sanado bien. Alucinó de manera continua en medio del dolor con una mezcla de recuerdos que parecían olvidados y fantasías que su mente vio conveniente mostrarle en el momento. Vio a las personas por las que estaba allí en aquel lugar, sus padres. Fue capaz de sentir como le tomaban la mano y caminabanpor las calles de la Habana. Habían prometidomil veces hacerlo juntos perola vida noquiso que se hiciera realidad y su capricho fue otro. Escuchó a su madre tocar el piano e incluso dormido un par de lágrimas salieron de sus ojos. Los abrazó como cuando los tenía a los dos y recibióun beso en la frente de
El corazón de Óscar había comenzado a latir mucho más rápido de lo normal. Él no era capaz de entenderla situación. Durante años para él la muerte de su padre había tenido un significado completamente diferente a lo que en realidad pasó,ahora tenía mil preguntasydelante suyo estaba nadamás y nada menos que la persona que había jalado el gatillo. Aunque la rabia y los deseos casi incontrolables de asesinar a aquel hombre allí mismo había algo que importaba más, el porqué. -¿Tú lo mataste?- dijo tratando de contenerse y era apreciable en su voz que había cambiado completamente su tono. -Sí, fue un encargo personal del Capo de los Sportiello en ese momento. -Pensé que esa noche el objetivo era Bruno D'Angelo y que el chófer fue solo daño colateral. ¿Por qué sería un simple chófer el objetivo de un Numerale? -No eres nuevo en esto, no hacemos pregu
Con tan solo entrar en el auto Ángel notó los nervios a flor de piel de Óscar. -¿Qué sucedió allí dentro?Parece que viste un fantasma- le preguntó. -Sumado a todo de lo que me enteré allí, hay una cosa más, La Casa Nera, volvieron. -¿¡Qué?!- dijo Ángel y frenó en seco el auto- no puede ser. Óscar casi termina con la cabeza incrustada en el panel del auto por el frenazo brusco pero volvió rápido a su sitio. -Pues lo es, me dieron un buen recibimiento y mataron al hombre que habló conmigo. -¿Y ahora qué?- dijo Ángel. -¿En serio me preguntas a mí? El jefe aquí eres tú. Sin embargo si me preguntas, ya son demasiadas cosas volviendo del pasado a tocarnos las pelotas como para seguir guardando un secreto que ya no tiene sentido. Ellos tienen que saberlo en algún momento y mejor oportunidad que esta no