Edward y Anna, continuaron caminando hasta llegar al lado de la camioneta en la cual habían estado escapando de Richard y sus compañeros.
— ¿Crees que todavía sirva? —pregunto Edward.
—No… los cauchos están dañados debido a los disparos.
— ¿Y la camioneta donde iban Richard y su grupo?
Anna después de escuchar este comentario de Edward, giro su cabeza en dirección a la pared que daba por finalizada la carretera y contra la cual la camioneta de Richard y sus compañeros se había estrellado.
—No… creo que sirva… y además, aun s
—Esperen, no eh venido aquí a hacerles ningún daño —se apresuró a decir Edward.—Por favor entréguenos las armas que porta y explique su situación claramente —dijo uno de los policías, mientras miraba fijamente a Edward atento de que no hiciera ningún movimiento sospechoso.—Bien… no tengo ninguna razón para hacerles daño —dijo Edward, el cual se despojó de los machetes que portaba.Anna al igual que Edward también entrego su machete y la pistola sin balas que tenía a los policías los cuales al ver a ambos desarmados se tranquilizaron.—Bien, ¿Por qué han venido? —pregunto uno de los policías.
— ¿Todo lo que me dijiste acerca de ti, fue todo un engaño?... ¿Simplemente para tú diversión?—No todo fue un engaño, la mayor parte fue verdad con alguna mentira entremezclada, pero si… todo fue para divertirme, fue todo tan estimulante, tan divertido… que me provoca volver a hacerlo, engañar a tontos como tú.Cuando Anna, término de decir estas últimas palabras, Edward casi de inmediato soltó un grito lleno frustración y una gran ira que resonó en todo el lugar, mientras Anna volvió a levantar su cabeza con una sonrisa en su rostro mientras veía como Edward gritaba.— ¿Ya terminaste de hablar con él? —pregunto Samuel. Las horas pasaron una tras otra, cada hora que pasaba significaba que tenían una hora menos de vida, todos en este laberinto de cárceles lo sabían y la lenta espera hacia la muerte los estaba volviendo locos, de hecho si una persona supiera que va a ser asesinado y no tiene forma de evitarlo y solo puede quedarse sentado y esperar su inevitable muerte, eso volviera loco a cualquiera y esa era precisamente la situación de todos los presos en este laberinto de cárceles.El grupo de Samuel había llevado a Edward a este laberinto de cárceles que ellos llamaban el “ganadero”, después de cambiarlo de ropa lo metieron en una celda la cual tenía a otras cuatro personas metidas en ella.Cuando los hombres de Samuel, habían traído a Edward a su celda lo habían tirado alDesesperación
—Me hiciste acordar de él María, ese hombre también era gay como tú, cuando nos ofrecimos a él tuvo el descaro de rechazarnos así que… tuvimos que tomarlo por la fuerza, aunque fue una lástima que los guardias nos interrumpieran —dijo Jazmín, mientras se colocaba su mano en su barbilla.Edward cuando termino de escuchar lo que dijo Jazmín, se levantó de inmediato y le agarro sus hombros con mucha fuerza, Jazmín empezó a jadear de dolor debido al agarre de Edward y casi de inmediato empezó a quejarse con Edward mientras internamente estaba asustada.—Suéltame, me estas lastimando… ¿Tus padres no te enseñaron a cómo tratar a las mujeres?— ¡Cállate! —grito Edward.
—No tiene caso… en vez de tener falsas esperanzas… es mejor aceptar nuestro inevitable fin —dijo David.—Estas personas… ya han perdido cualquier esperanza —pensó Edward.—Entonces… hay que aceptar el final —murmuro María, mientras tenía la mirada pérdida en alguna parte.— ¿Pueden al menos decirme cualquier información que sepan sobre esta prisión? —pregunto Edward.—Claro, aunque no creo que logres mucho de todas maneras —dijo María.—No importa, me va a servir… lo sé.
—No es vergonzoso admitir que no tienes ideas… nosotros lo intentamos por un mes y fallamos siempre —dijo María teniendo la intención de consolar a Edward.—Somos cuatro personas y en un mes no pudimos idear ningún método efectivo de escape, es natural de que una sola persona en un par de horas tampoco pueda idear nada útil —dijo Jazmín.Edward ignoro los comentarios de María y Jazmín, y se quedó pensando con la mirada perdida en alguna parte ante la mirada de sus compañeros los cuales se cruzaron de brazos al ver la persistencia de Edward.Pasó otra hora más y nuevamente los mismos guardias vinieron e hicieron su inspección rutinaria.
—Si tú lo dices… mira esta chica ha estado llorando —dijo el guardia, con la barra negra mientras se acercaba a Jazmín.El guardia con la barra negra agarro a jazmín por el cabello y la obligo a levantarse y mirarlo fijamente.—Dime pequeña rata ¿Tienes miedo?... de seguro estás pensando en lo que te haremos una vez que te subamos ¿Verdad?... déjame decírtelo… a unos cuantos los quemaremos vivos, a otros los descuartizaremos, otros los aplastaremos hasta dejar nada más que un monto de carne, a otros los ahogaremos… y las maneras en que los mataremos son muchas más de las que eh mencionado.— ¿Por qué nos hacen esto? —pregunto Jazmín sollozando. Cuando el grupo de María, escucho estas palabras se quedaron en silencio mientras procesaba lo que Edward había dicho, analizando si él lo había dicho en serio o no.— ¿Por qué vas a liberar a todos los presos? —pregunto María.—Porque será imposible escapar por nosotros mismo… todo el pueblo está en nuestra contra, literalmente hablando… si queremos salir… vamos a necesitar ayuda… mucha ayuda.—Esto —murmuro María mientras pensaba.—Solo lo preguntare una vez… ¿Están conmigo o no?—Nosotros —dijo Jazmín al parecer sin saberLiberarlos a todos