— ¿Él escapo?
—No… en eso debemos darle las gracias a Anna… fue ella la que lo capturo y en estos momentos se encuentra en nuestras prisiones.
—Edward ¿Está preso? —cuando Jacob escucho estas palabras del doctor Nelson, empezó a sentirse triste, y un instante después la rabia lo invadió y la mirada que le dirigió a Anna estaba cargada de furia.
—Esa es una buena mirada la que tienes... pero yo siendo tú no me haría ideas tan tontas… Anna te haría pedazos con solo una mano, incluso si estuvieras en óptimas condiciones y completo… por no hablar de que en estos momentos no estás… completo.
— ¡Maldito imbéc
—Ahora… hermanos y hermanas, ha llegado su turno —dijo el sumo sacerdote, el cual empezó a limpiarse sus manos con un pañuelo que Miguel le entrego.—Jacob… ahora veras el verdadero espectáculo —dijo el doctor Nelson.— ¡Ahora limpien las almas de estos impuros! ¡Límpienlas atreves del dolor! —grito el sumo sacerdote.La multitud encapuchada empezó a rugir después de oír estas últimas palabras del sumo sacerdote, y empezaron a correr en dirección hacia el grupo de personas encadenadas y vigiladas por los guardias uniformados.Las personas encadenas empezaron a gritar de miedo y trataron de huir, pero de
Edward y Abraham después de despedirse de David y María, empezaron a correr al lugar que parecía una base militar donde en estos momentos, ocurría una lucha campal entre los lugareños de este pueblo y los antiguos presos.Edward y Abraham, después de correr durante un breve periodo de tiempo llegaron a las puertas de la base y lo que vieron allí les sorprendió.En estos momentos en la base, estaba sucediendo una lucha a muerte entre los habitantes de este pueblo los cuales estaban encapuchados y portaban máscaras de animal y los antiguos presos.Edward y Abraham, a donde sea que giraran su vista veían a personas luchando y matándose pero lo que más sorprendió a Edward, fue un gran
Edward y Abraham bajaron rápidamente hacia el primer piso una vez más, mientras observaban como la lucha entre las personas enmascaradas y los antiguos presos proseguía, sin saber ellos quien estaba en el lado ganador.— ¿A dónde vamos a hora? —pregunto Abraham.—Al siguiente edificio, tenemos... ¡Cuidado! —grito Edward, el cual se abalanzo hacia Abraham haciéndolo caer junto a él.Poco después de que ambos cayeran, Abraham pudo ver como un objeto delgado pasaba por encima de él.Casi instantáneamente ambos se levantaron, y lograron ver a una persona enmascarada que portaba un arco, les estaba apuntando
— ¡Vamos a buscar a otros guardias Abraham!—Voy detrás de ti.Edward y Abraham, empezaron a buscar a los guardias uniformados, los cuales eran fáciles de reconocer, que se encontraban luchando en estos momentos en la base donde se encontraban Edward y Abraham.En el camino vieron a cientos o miles de personas luchando entre sí, con un gran número de cuerpos tirados en el piso, de vez en cuando alguna persona enmascarada se interponía en el camino de Edward y Abraham pero ellos se deshacían rápidamente de sus agresores.Edward y Abraham, buscaron en varios lugares tratando de encontrar a guardias unifor
— ¿Vas interrogarlos? —pregunto de forma repentina Abraham.—No creo que sirva… pero intentemos —dijo Edward, mientras se acercaba al guardia al cual le había cortado la pierna.— ¡Maldito sean seres inferiores! —grito el guardia, mientras veía a Edward acercarse.— ¿Vas a responder mis preguntas? —pregunto Edward, al guardia que tenía enfrente suyo.— ¡Púdrete imbécil! —grito el guardia.Edward, poco después de que escuchara el insulto del guardia, lo apuñalo justo en la boca matándolo al instante y después de hacer esto ca
Edward y Abraham, corrieron escaleras arriba hasta llegar a la cima del altar, cuando llegaron vieron al hombre vestido con ropas cardenalicias rojas acompañado de dos guardias uniformados de negro los cuales estaban a su lado.Cuando Edward y Abraham, cuando llegaron fueron vistos por el hombre vestido de rojo y sus guardias los cuales estaban claramente sorprendidos de que estuvieran aquí.— ¿Cómo lograron llegar hasta aquí? —pregunto el hombre vestido de rojo.—Eso no te importa… vas a pagar por todas las cosas que has hecho —dijo Edward.— ¿Lo que hice? ¿Qué cosas he hecho yo?
Edward y Abraham, bajaron apresuradamente las escaleras del altar y cuando por fin lo hicieron, ambos se apresuraron a correr en la dirección que el guardia les había indicado.—Espero que ese guardia no nos haya mentido —dijo Edward.—Lo sabremos muy pronto, e incluso si lo hizo… no tenemos forma de reclamarle —dijo Abraham.—Eso es cierto.Edward y Abraham, después de ver la muerte del hombre vestido de rojo en la cima del altar, habían logrado ver que cientos de guardias armados estaban corriendo en dirección a la base donde los antiguos presos luchaban contra las personas enmascaradas.
—Edward, esas heridas —dijo Abraham, al ver el corte en la mejilla de Edward y la herida en su hombro.—No son importantes… rápido tenemos que seguir.—De… acuerdo.—Toma su cuchillo, estas barras negras son útiles para incapacitar a tú oponente pero no para matarlos.—Bien, tomare una… tú toma la otra.—No es necesario, tengo la espada…tú toma ambos cuchillos.—Bien… lo hare.Último capítulo