Cabizbaja allí permanecí, con un sinfín de inquietantes sensaciones que cruzaban por mi entereza sin piedad. Algunas emociones ante todo son más fuertes que otras como lo es la rabia, la cual es capaz de relucir sobre todas las demás y por ella se tiende a ser de manera muy impulsiva cosa que sin dudas a la mayoría nos pasa, razón que por lo mismo termine azotando aquella puerta ante su persona. Ahora bien, aunque para nada soy partidaria de la violencia Dominieck sin dudas estaba realizando todo su mayor esfuerzo para ganarse la lotería, donde a fin de cuentas el premio mayor en recibir sería un buen golpe de mi parte, uno como nunca se lo eh dado y que sin dudas estimo experimentara más temprano que tarde. Con mi reacción estaba casi segura de que aquel hombre se había probablemente marchado, rogaba a los cielos porque aquello fuese así, aunque es bien sabido por mí que tal sujeto es difícil de intimidar, lo que lo hace aún más difícil de lidiar. Por lo cual, a pesar de todo b
Lyall ingreso en aquella sala con la cara completamente sería cosa muy común en él. Ahora bien, al notarlo por ende escudriñarlo de pies a cabeza pude darme cuenta de que al igual que nosotros aquel llevaba un atuendo no acorde con su personalidad por lo que puedo decir que aquí todos probablemente decidimos meramente complacer a Lombardi antes que retarle. Podría ante todo llegar a decir que aquellas incluso eran un tanto parecidas a las prendas de vestir que llevaba Dominieck donde relucía el blanco, salvo por el hecho de los detalles los cuales, en aquel, aquellos se divisaban en un color rojo que a sinceridad estimo era lo único que lo hacían diferentes. Dominieck tras verle aparecer inmediatamente le increpo curioso por descubrir la razón de su presencia allí. — ¿Qué te trae por aquí Lyall? Mientras este inmediatamente sin esperar de continuo contesto. — Eh venido a darles aviso de que la presencia de ambos se es requerida. — Y eso porque — pregunte ante la
La satisfacción que había sentido luego de haberle dejado en ridículo a Dominieck, no tenía precio por lo cual puedo decir que sin dudas si tuviera la oportunidad nuevamente de vivir todo esto que me ha tocado, lo repetiría de modo tal que atravesaría por las mismas circunstancias una y otra vez hasta llegar a tales momentos. Sí... lo admito, sé que estuvo mal haberle hecho pasar tal vergüenza, pero nadie iba a poder imaginar que aquel reaccionaria de esa manera con tal y semejante quejido, lo que dio un toque perfecto a la situación, además de que lo hizo sin dudas un momento inolvidable. Tomada por la risa que para aquel momento yo intentaba disimular mientras avanzaba siguiendo aquel camino termine de subir la colina completamente sola, guardando por sobre todo la prudencia; relajada una vez me tranquilice me acerque hasta los tíos, Lyall y Lina quienes, riendo, aunque también conversando aguardaban por nosotros. — Los veo y no lo puedo creer, ambos son el vivo ejemplo d
— Entonces veo que has podido dar con una preciada perla Emma. Replico aquella sin titubear, con la voz seria, pero manteniendo aquella sensación de calidez que se percibía venir de ella con mucha fuerza la cual se enmarcaba en toda la curvatura de su boca en la figura de una sonrisa. La tía tras mirar a Lina se alejó de mi por un momento y se dirigió hasta donde se encontraba tal chica, quien sin poder decir palabra alguna solo se dedicaba a observarle. Una vez ante ella, tal mujer la tomo suavemente de las manos pues buscaba ante todo atraerla para que Lina le siguiera hasta posicionarla finalmente justo al frente de mí. Ya allí, Susan tomando las manos de Lina junto a las mías ya que se encontraba en medio de las dos haciendo que entre nosotras se alineaba la figura de un triángulo, las unió una encima de la otra al tiempo que las suyas formaban una especie de capullo alrededor, mientras decía sin tardar. — Espero que ambas se puedan apreciar lo suficiente como para qu
El tío aprovechando el momento en vista de que había surgido tal conversación se dedicó a explicar por primera vez como todo este embrollo inicio y por lo cual Dominieck era parte de ello. — Eran más o menos las ocho de la noche y como todo experimento de adulto rebelde para aquel entonces me encontraba en plena entrada del mirador pensando en cómo ingresaría al lugar, para pasar el rato al encontrarme solo y que yo no pareciera ante los ojos de los allí presentes un simple entre tanto desdichado ser solitario en vista de que para aquel entonces el mirador era un lugar entre comillas exclusivo para grupos, parejas o personas de la alta elite. Martin miro al cielo casi de seguido mientras desbordaba una inmensa paz a la vez que se intentaba sumergir en aquellos recuerdos, no dejando de lado para nada claro está el dramatismo para darle vida a todo aquello. — No voy a hondar mucho en lo que paso, pero si diré que aquel día y este no tienen mucha diferencia que digamos; al igual q
Siempre, aunque no es muy bonito que digamos, es grato ver a Susan enojada puesto que mirándola bien tiene un fuerte en tanto aterrador carácter de armas tomar no muy diferente a Emma la verdad por lob que puedo notar la completa similitud entre ambas. Cuestión que sin dudas Martin y yo usamos a nuestro favor cada que queremos por lo que con ello buscamos rememorar así los viejos recuerdos de aquella juventud pasada, donde tanto aquel hombre junto a mí, solíamos hacerla estallar a causa de nuestras constantes peleas. Ahora que lo pienso, de verdad no recuerdo la última vez que estuve así en completa paz, donde nada podía llegar a turbarme o ni siquiera cambiar mi estado de humor, por lo que reír en esta noche se volvió sin dudas en una de las mejores medicinas jamás creada capaz incluso de quitar, aunque allá sido por poco tiempo el peso de la tan incierta y ajetreada vida. Podría decir que incluso estando con ellos el tiempo parecía no pasar tan aprisa, es como si la propia ese
Aprovechando en cómo iba avanzando la noche, Lina y yo tras despedirnos de los tíos no perdimos tiempo, por lo que cada una subió con emoción las escaleras, una vez arriba atravesamos el pasillo e ingresamos en nuestras respectivas recamaras con la intención de refrescarnos antes de proceder a acomodarnos en la sala común, por ende, disfrutar de la compañía de la una y la otra. Con rapidez tras dejar a aquella chica, me aleje e ingresé en mi habitación con avidez pues me negaba a perder tiempo alguno. Así que ya en las inmediaciones de la misma, tras cerrar la puerta me deshice de mi ropa, y aunque no estaba para nada sucia me di una ducha rápida nada más para refrescarme e igualmente de seguido lavé mis dientes intentando ahorrar tiempo, por que estimaba que al estar mirando aquella pantalla había la gran posibilidad de que me quedase dormida por lo agotada que ya me sentía. Una vez me cambié de ropa abrí la puerta de la recamara sin ninguna preocupación, con la idea clara de que
Emma realmente estaba apenada y todo se debía a causa de lo que Lyall había dicho, cosa que era totalmente evidente de que le había sentado realmente mal por lo que colocando un tono de voz un tanto bajo aquella discusión nuevamente tomo vida entre los dos. — ¡Ya vez lo que provocas! — musito ella mientras el mal humor iba tomando el control de cada una de sus expresiones — esto ha sido completamente tu culpa. — Hablas como si estuvieras bajo el mandato de algún general y tu su excelso soldado fiel a sus órdenes le secundas — indique haciendo uso de una evidente metáfora buscando abiertamente darme a entender y continue diciendo — Lyall simplemente nos ha llamado la atención por lo que has de entender que no es nada del otro mundo, ahora bien te pregunto ¿Acaso le temes? — Pues piensas bastante mal — increpo aquella con una evidente seguridad — a Lyall no le temo, tu propia idiotez no te da ni siquiera un respiro para pensar en el hecho, de que solo no se me hace justo que por t