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VI. Lobo al asecho (El sonido de la muerte) - I

El mirador el cual no es más que la parte alta de una antigua cascada que desciende en caída libre fluyendo desde el centro de la montaña en los períodos donde mayor concentración de lluvia hay es el sitió justo y perfecto para ir a disfrutar en una noche como esta.

De igual forma y ojo también, es un lugar donde lo humano y lo natural congenian en secreto por igual, haciendo de Belcier aún más sorprendente.  

La naturaleza alrededor, se alza con especial aire de grandeza dominando la mayor parte del espacio.

En tanto a un costado sobre la superficie rocosa reluce una larga carretera que va desde el nacimiento hasta lo alto del mirador un tanto estrecha, aunque perfectamente pueden transitar sin preocupación dos vehículos en los carriles circundantes. 

Al final una vez estas en lo alto tal vía se encuentra unida a un estacionamiento que limita por algunos cuantos metros de la simulación de almacén por donde se ingresa al bar que, aunque su apariencia diminuta es singularmente enorme en su interior.   

El bar, como se es llamada a aquella estructura subterránea ha dado vida a las fiestas más estrepitosas y alucinantes y por demás decir extrañas.

Aunque a sinceridad todos saben de su existencia en la ciudad poco se habla de ella pues justo en sus dimensiones la locura dominada por la música, el alcohol y la diversión toma vida durante las noches.    

. . .  . . .  . . .   

Podrás pensar que en verdad la locura posiblemente me ha tomado y que probablemente no me encuentro perfectamente equilibrada en mis cinco sentidos.

Pero estoy completamente segura de que a pesar de que no soy consciente de lo que pueda estar ocurriendo alrededor nuestro puedo percibir aquella inusual sensación de hormigueo que se produce en nuestra piel tras que alguien se encuentra fijamente observándonos en la distancia. 

No es de broma lo que digo más sinceridad promulgo en mis palabras, pues en verdad podía percibir el peso de aquellos ojos sobre mí cuerpo quienes se mantenían clavados con fervor, aunque no era capaz de detectar su entera procedencia.   

Por obra de tal acción completamente quieta allí me quede intentando descifrar que era lo que yo iba a hacer en dado caso el peor de los escenarios tomara vida pues soy consciente de que poco puedo hacer para defendernos a ambas.  

La verdad poco tiempo había transcurrido tras aquel taxi marcharse cuando Lina se acercó a mi desconcertada por mi forma tan extraña de actuar tras percatarse que yo a fin de cuentas no le seguía.   

— ¿Emma que ocurre?    

Lina preocupada por lo que pudiera sucederme buscaba la manera de insistir y por ende conocer las razones por la que desde hace ya un buen rato vengo actuando fuera de lo normal, pero lamentablemente esta termina tal y como empezó sin recibir ni una sola respuesta.    

Lina intentaba de todas las formas posibles el sacudirme para hacerme volver en sí e insistía una y otra vez sin éxito alguno, pero no fue hasta que la voz de un hombre curiosamente localizado a espaldas nuestras replico...     

— Jovencitas es bien sabido que aquí solas no pueden permanecer — que recobre por completo nuevamente la compostura.    

Por alguna razón mi cabeza me jugo una mala pasada de forma descara me hizo imaginar que quien allí se encontraba no era más que uno de aquellos lobos con los que hacía poco tiempo me había topado obra claro está de mis nervios por lo que la angustia rápidamente me domino y así sin pensarlo dos veces me giré hasta el lugar de donde procedía aquella voz.    

Lo más curioso de todo era que desde nuestra llegada no se había visto ni una sola alma rondar próxima al bar entonces ¿De dónde había salido este hombre? me cuestionaba ante la duda.    

La verdad no pude evitar quedarme anonadada al ver a tal dichoso varón que allí se encontraba tras contemplarle en silenció una vez me di la vuelta, pues ante mí yacía cual caballero de elegante porte quien rondaba algunos casi dos metros de estatura 

Aquel era de tes blanca, pelo rojizo y ojos color ámbar, tenía una barba no demasiado abundante, pero se encontraba bien marcada, portaba un traje elegante con la parte delantera un tanto abierta en la que parecía hacía pocos minutos quizás le había retirado alguna corbata y quien con una expresión sutil y serena allí se encontraba.    

Lina tras verle no tardo en emitir un saludo de sorpresa tras reconocer a tal individuo por lo que dibujando una sonrisa en sus labios dijo...    

— ¡Oh! Hola Señor Lyall es usted ¿Qué gusto verle?    

— El gusto es mío Lina.     

Con una amable sonrisa aquel dirigió su mano hasta Lina siendo igualmente correspondido por esta y con cual saludo de antaño agacho su cabeza dirigiendo su boca hasta la parte alta de su mano donde tras propinar un beso se alejó de ella. 

No muy bien aquel se encontraba erguido con una mirada un tanto osada fijo sus ojos en mí como si intentara desnudar lo profundo de mi alma rebuscando mis más recónditos secretos.     

— ¿Qué le trae a usted por estos lados? — le cuestiona Lina abiertamente.    

— Resolvía algunos asuntos de trabajo, temas los cuales no podía dejar para luego. 

Sin más una pausa se instaló, una en la que podía distinguir como, aunque no de forma abierta aquel hombre clavaba de vez en cuando sus enormes ojos en mí y prosiguió diciendo.

— Ahora bien ¿Quién es tu hermosa amiga, Lina?     

— Cierto, aun no los eh presentado que descortés ha sido de mi parte; señor Lyall ella es mi amiga Emma es nueva en la ciudad.     

Y al igual que hizo con ella aquel hombre no tardo en extender su mano hacia mí.

Valla cuestión se presentó pues yo no quería devolver aquel saludo por la desconfianza que sentía ante mi desconocimiento respecto a aquel hombre, ahora bien, si no lo hacía sabía que probablemente terminaría pasando como una mal educada y altanera chica ante sus ojos cosa que no suponía de mi entero agrado.    

En aquel momento no sabía que hacer, menos aún como dirigirme a aquél, por lo que yo insistía en observar a Lina en busca de una respuesta, pero, para mala suerte mía aquella en vez de apoyarme entre dientes replicaba que debía de responder.

Sin tener otra opción y menos forma alguna de escapar apelando finalmente a la razón extendí mi mano hacía aquel hombre. 

De seguido Lyall realizo el mismo movimiento que había hecho con Lina anteriormente y de igual forma me recibió, nuevamente extendiendo su mano para tomar la mía y allí agacho la cabeza para propinar un beso sobre ella.

Pensé que todo términaria así de sencillo justo como paso con Lina pero o sorpresa no lo fue pues no muy bien se acercó hasta mi aquel se quedado completamente pasmado de la nada.

Ante su reacción no pude evitar pensar en aquel momento que quizás algo había corrompido sus pensamientos y fue justo allí que mientras nos encontrábamos distraídos que el aullido a lo lejos de un lobo se escuchó.    

Aquel hombre no dudo en erguir su cuerpo nuevamente ahora con cual actitud a la defensiva mientras que de seguido soltó mi mano inmediatamente en el acto, en cambio Lina y yo aterrorizadas nos abrazábamos.     

— ¿Qué ha sido eso? — recalca Lina tomada por primera vez por el miedo tras escuchar aquel extraño sonido de sorpresa.    

Lyall tras observar la agitación que en ambas se manifestaba se estremeció, sin dudas escuchar aquello provoco un gran malestar en su persona y dándonos la espalda se acercó a nosotras colocándose como cual muralla para resguárdanos.

Ahora pensándolo bien completamente próximas a él y comparando nuestros escasos ciento sesenta y cinco centímetros podríamos quizás pasar como unas pequeñas y diminutas muñecas de porcelana.   

— Lo eh de decir una sola vez así que pongan mucha atención, no se separen de mí, caminen lentamente en dirección a la fachada no griten, no lloren, muévanse con completa cautela despacio y con confianza.    

— Lo dices como si fuera algo tan sencillo — musita aquella quien se mantiene aterrorizada.   

Y así lentamente empezamos nuestra marcha, el bar se encontraba a unos pocos cincuenta metros, pero con tal lentitud se podía sentir como si nos enfrentáramos a un eterno desafío luchando a fin de cuentas por nuestras vidas.     

Los sonidos provenientes de lo que al asecho se encontraba eran alucinantes, gruñidos amenazantes que podían llegar a sentirse cada vez más fuertes.

Ante nosotros se podía percibir como una antigua lucha donde el recelo y el odio eran los principales protagonistas los cuales tomaban vida mientas aún se mantenían contenidos en medio de la naturaleza de donde nos observaban desde lejos queriendo cazarnos pues lo que allí se encontraba no se atrevía aun a dar el primer paso.     

Eh de decir que desde el primer momento que le pude escuchar pude diferenciar que efectivamente era uno de nosotros quien disfrutaba abiertamente percibir el olor del miedo que de nosotras en gran medida emanaba, sin dudas en aquel momento nosotras éramos su principal atracción.    

Aquel no dudaba en regodearse al pensar que nosotras nos encontrábamos atrapadas en su trampa y que probablemente no tendríamos salvación alguna e incluso yo por un momento le di la razón, pero el tiempo sin dudas la arrebataría por completo. 

Poco tiempo después lo que parecía ser un simple sonido animal paso a tener voz y al menos para mi paso a tener sentido y significado.

Cada uno de sus gruñidos podían ser completamente interpretados por mí, así que una vez agudizando mi oído preste atención a sus parloteos.   

— Maldito Lyall, pensabas que me ibas a logar atrapar, pensabas que me ibas a entregar al malnacido de tu jefe, pero, te aseguro que no lo conseguirás...

Replico una primera vez tan claro y firme como ningún otro discurso.

— Querías salvaguardar tú duda no es así de sí todo lo sucedido con la carga había sido mi culpa, pues sí te daré respuesta, aunque pensaba no afirmarlo nunca sí...

Su descaro al pronunciar cada una de aquellas palabras era atroz yo ante nada no comprendía como podía existir un ser tan horrible como él.

— Sí, yo fui el causante, por mis manos sus planes se vieron arruinados, por mis manos sus hombres se vieron capturados y te aseguro que por mis garras hoy tu vida y las de esas mujeres a tus espaldas se habrán finalmente extinguido en especial la de la omega que se esconde detrás de ti.    

Valla que dilema y sin yo quererlo había resultado involucrada en todo esto.     

Entonces que era lo que sucedía, era lo que me cuestionaba y junto a aquellas dudas y más dudas se formaron.

Un sin número de preguntas más rondaban por mi cabeza, pero había una en específico que con gran énfasis se repetía, era Lyall también un lobo amigo o enemigo, lo peor de que clase sería y cuál sería la razón que tendría aquel para protegernos porque era evidente que no daría su brazo a torcer.

Pero por más que aquel lobo insistía en retarle abiertamente con sus amenazas aquel hombre no pronunciaba ni la más mínima palabra.     

Ante nuestros ojos una lucha incierta se levantó, una lucha la cual no tenía ni sentido ni lógica alguna especialmente para nosotras que desconocíamos por completo la razón del porqué de dicha situación y así por buen rato más aquel nos retó.  

Valla sorpresa nos llevamos los tres tras trascurrir algunos pocos minutos donde el silenció fue nuestro más fiel aliado y la incertidumbre nos controlaba pues de la nada un sonido estrepitoso no muy lejos de donde ya nos encontrábamos surgió. 

Aquel lobo finalmente había dado la cara se había atrevido finalmente a enfréntanos mostrando con gran recelo sus dientes hacía nosotros mientras de su boca descendían hilos de baba y sangre.

Su hocico permanecía completamente abierto era evidente que lo único que quería era cazarnos, devorarnos y acabar con nuestra completa existencia.   

El lobo empezó a colocarse de la nada en posición de ataque, lo vi atentamente llevar sus patas traseras hacia atrás para tomar impulso y agachar su cabeza para tener estabilidad a la hora de lanzarse dando aviso así de que ya no había vuelta atrás.

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