Regina
Mi madre me miró de una manera que no pude explicar. Tenía sentimientos encontrados al escucharme decir esas palabras en voz alta.
—Regina—intentó dar replica a las mis palabras, pero que realmente ella me había dicho años atrás.
—Es la verdad, tus palabras siempre han sido sabias. —se escuchó el timbre a lo lejos, di un largo sorbo a mi bebida, mientras mirábamos cuando Elena iba a abrir la puerta, al abrir, -y era muy temprano- apareció mi padrino. Saludó a Elena y mientras se acercaban a nosotros se dijeron algo y ella soltó una risita.
—Buenos días, ¿Llegué tarde al desayuno? —preguntó saludando a mi madre, luego a mí, se sentó a mi lado.
—Llegas a tiempo—le digo, Elena sirve otro poco más de panqueques para él, más jugo,
ReginaNo podría soportar subir con él y su botella de loción, mi madre vio que no seguí su camino al interior del elevador.— ¿Tiene algún servicio cerca de aquí? —el hombre asintió, me señaló el letrero a lo lejos.— ¿Qué pasa? —negué hacia a mí madre.—Me voy a refrescar un momento, puedes adelantarte, en unos momentos te alcanzo. —ella dudó por un momento, asintió y luego el hombre presionó el botón para que las puertas del elevador se cerraran, cerré los ojos e intenté sacar el olor de esa loción, al abrirlos, me dirigí a los servicios, al entrar, había dos mujeres vestidas elegantemente frente a los espejos de los lavamanos, se estaban retocando el maquillaje, entré a un cubículo vacío, luego me sent&eacu
ReginaEstaba en shock. Rachel lucía bastante igual a mí. El cabello rubio. Corto. Y el conjunto ejecutivo el que solía usar cuando trabajaba, era una réplica. ¿Qué mierdas le estaba pasando? ¿Está loca? ¿Por qué…? Sentí mi estómago algo incómodo.—Algo me decía en mi interior que estabas con ella. —Rachel dijo en un tono cargado de ira, su rostro estaba enrojecido.—Rachel. Tranquilízate. —dijo fríamente, Liam.— ¿Cómo quieres que me tranquilice cuando estoy escuchando que te has encerrado con una mujer en tu oficina? ¡Dime! —Liam se pasó una mano por su rostro, estaba empezando a enfurecer, mi mano se fue a su brazo y miré a Rachel.—Te pido disculpas, pero no me sentía bien, así qué&hellip
LiamRegina regresó de nuevo al cubículo, de nuevo la veo de rodillas frente al váter, después de unos minutos, se le han calmado las arcadas, humedecí el pañuelo de nuevo y le limpié la frente.—Gracias—susurró tomando mi pañuelo para ella hacerlo, veo que mantiene su orgullo ante mí.—Ven—intenté ayudarle a levantarse, pero ella se negó.—Yo puedo hacerlo, gracias—pero flaqueó cuando intentó levantarse, extendí mi mano para ayudarle ignorando su renuencia.—Anda, ven, te voy a ayudar, no seas necia, Montenegro.Regina aceptó mi mano, le ayudé a levantarse, la acerqué con cuidado al lavamanos, ella se inclinó para enjuagarse la boca, mi mano se quedó en su cintura, se lavó la cara, quedando sin maquillaje.Habí
Regina—En tres minutos podremos saber si está embarazada, de no ser así, mandaré a hacerse unos análisis en general para saber qué es lo que la está poniendo de esa manera…—anunció el doctor, seguí en shock a sus palabras anteriores. “Tiene los síntomas de un embarazo” “¿Cuándo ha sido su última menstruación?” Entonces, le había dicho que había tenido mi regla, solo que las dos últimas veces, fue muy poco. “Suele pasar, pero le haré una prueba de embarazo para confirmar…” había sentido un escalofrío recorrerme de pies a cabeza al escucharle decir eso. Al pasar los tres minutos, anunció una inesperada noticia. —Efectivamente, está embarazada, señorita Montenegro. —abrí mis ojos, escuché mi propia respiraci&o
RachelHojeé la revista de Vogue, pero no estaba prestando atención, entonces escuché los tacones de Amelie acercarse, fingí estar viendo.—Rachel, pensé que estabas con Liam—dijo acercándose a mí.— ¿Cómo lo haría si ahora que está tu ahijada en la ciudad? Desde que ha llegado solo está concentrado en ella.Amelie se sentó en el sillón de la sala que estaba a mi lado.—Lo sé, lo que pasó hace horas atrás, me tiene furiosa, ¿Cómo te sientes? —mostró importarle mi humor.—Furiosa.—Me imagino, tienes que sentarte a hablar con él, hacerlo desistir acerca del divorcio, tienes que luchar por este matrimonio. —ella cruzó su pierna sobre la otra, mi celular vibró de nuevo, me tensé, lo recogí
RachelJalé mi maleta por el pasillo principal del aeropuerto de la ciudad, había repasado una y otra vez lo que diría ante mis padres, no pude evitar no sonreír a todo lo que tenía planeado.—Aquí estás—escuché a mi padre tirar de mi codo con algo de prisa, arqueé una ceja intrigada, me solté, ya que si seguía tirando de esa manera, podría tropezar con mis tacones altos.— ¿Qué pasa? ¿Alguien te persigue o qué? —soné irritada, reacomodando mi mano en el agarre de mi maleta.Se puso delante de mí, Steve Arquette no parecía darle felicidad que estuviera ahí.—No, pero no quiero que te escabullas en cualquier momento.Sonreí, levanté mi mano para acariciar su mejilla, pero él fue rápido, atrapó mi muñeca
Rachel— ¿Tomar tu vida devuelta? —pregunté en un tono cargado de sarcasmo. — ¿Cuál vida? —ella me lanzó una mirada cargada de ira.—La que me has robado hace meses atrás. Hiciste tu jugada seduciendo al enfermero, me drogaron ¡Pudiste matar a mi hijo!, luego desperté ahí, amarrada…—su voz se quebró. —No vas a salirte con la tuya, Raileey.Miré a mis padres.— ¿Y le creyeron? —soné sarcástica.— ¡Es tu hermana! ¿Cómo es que le has hecho tal cosa? ¡Eso es usurpación!—No sé de qué hablan. —desvié mi mirada hacia la maleta, me acerqué y la tomé. Necesitaba ver la manera de largarme cuanto antes de aquí.—Detente. —advirtió mi padre en un ton
LiamNo podía creer de todo lo que me había enterado, mi madre, finalmente estaba de mi lado, por ella era que me había enterado de la farsa en la que estaba viviendo, la Rachel con la que había contraído matrimonio, no era quien decía ser, había manipulado tan bien todo, que nadie se había dado cuenta ni sospechado, pero mi madre sí, al ver que sonaba constantemente el teléfono de Rachel y esta se negaba a contestar, hurgó más, había pedido un estado de llamadas del último mes, para su sorpresa, había muchas llamadas a Texas, a números que luego fueron investigados, era de los padres de Rachel y Raileey, mensajes de texto, en los cuales pedían con urgencia que regresara, no decía más y el motivo por el cuál le pedían eso. Mi madre y, su intuición le gritaba algo, pero no sabía qué