Loan continúo observando esa joven rubia que se fue dando saltitos como si fuera una niña pequeña, definitivamente la americana estaba loca, pero como ella dijo, era una loca feliz y Loan se propuso a seguir su ejemplo, tomo el anillo que tanto tiempo le había llevado elegir, miro una vez más la pequeña silueta de la americana alejarse y lanzo el anillo al rio, despidiéndose para siempre de Susan Layen.
Jade ingreso a la casa de Javier, estaba ansiosa, ya que había pasado más de dos horas hablando con el asiático y creyó que su novio estaría preocupado por su demora, nada más alejado de la realidad ya que lo primero que observo cuando llego fue la cara de enfado de Javier.
— Amor, lamento la demora…— su explicación, aunque el joven no se la había pedido, quedo en la nada cuando él la interrumpió.
— Compre pruebas de embarazo, ve y hazla, mientras más rápido sepas si estas o no embarazada más rápido podrás solucionar todo.
— No es necesario, mi periodo me acaba de llegar.
Sin decir más Jade fue a ducharse, se le hizo inevitable pensar cómo podía ser que Javier le hablara de esa manera, trataba el tema de embarazo como si fuese su culpa y su responsabilidad, la culpaba con cada palabra, cuando ambos eran responsables, en ningún momento se incluyó en la conversación, parecía solo un espectador, comenzó a pensar si estar con él era lo que realmente quería, mientras recordaba las palabras de su padre. “Que el amor no te ciegue”. Cuando fue a la cocina por un bocadillo ya que no había ingerido nada desde la tarde se llevó una sorpresa, una grata para variar.
— Amor, aquí esta tu cena.
Javier parecía otra persona, parecía el joven que ella siempre había conocido y del que se había enamorado, sin embargo, algo había cambiado en el interior de Jade, ya no sentía esas ganas de contarle su día, por lo que no dijo nada de su encuentro con el asiático, y mucho menos del supuesto trabajo que podría conseguir.
Al día siguiente se levantó temprano y fue a la dirección que se encontraba en la tarjeta, allí un hombre también asiático la recibió y al ver la tarjeta la observo con curiosidad.
— ¿Qué es lo que deseas? — preguntó como si fuera una especie de genio mágico que cumpliría cualquier cosa que ella solicitara.
— Un trabajo, el hombre que me dio la tarjeta dijo que aquí me darían un trabajo decente y bien pago. — respondió la joven llena de esperanzas.
Y sin ninguna otra pregunta el hombre la envió a una de las sucursales de Zhao GRUP. Lo que Jade desconocía es que ella podría a ver pedido cualquier cosa y se la hubieran dado, ya que lo que decía esa tarjeta negra con letras doradas era “SE DEBE UN FAVOR”, esas tarjetas solo la poseían la familia Zhao, esa joven había hecho un favor a alguno de los tres jóvenes de la familia, ya que solo ellos se encontraban en América.
Un mes y medio había pasado desde que Jade trabajaba en aquel lugar, no tenía un puesto importante, pero si tenía posibilidades de ascender y aprender, el sueldo era más de lo que ella recibía en sus dos empleos y no estaba tan cansada, ya que su horario era de 8 A.M a 3 P.M era por esto mismo que aún no se terminaba de dar cuenta que era ella la que se ocupaba de todos los quehaceres del hogar, trataba de centrarse en las cosas buenas, como su padre le enseño, y una de ellas era que Javier pasaba todo el día buscando trabajo, a veces llegaba con dinero que según él conseguía con uno que otro trabajo por hora, pero solo eso, era viernes cuando la joven se estaba preparando para ir a trabajar y al no encontrar su cargador para el teléfono móvil, comenzó a revisar los cajones del mueble de la sala, grande fue su sorpresa cundo encontró varias boletas de servicios sin ser pagadas.
— Javier, ¿Qué significa esto? — fue a enfrentar a su novio que aún estaba durmiendo.
— ¿Qué cosa? — dijo mientras bostezaba.
— ¿Por qué no has pagado los servicios? Te di el dinero para que lo hicieras.
— Oh… yo… perdí el dinero. — Jade lo miraba y no podía creerle, no nuevamente.
— ¿Estas bromeando? No compraste los alimento de la semana porque te robaron, y la semana anterior porque perdiste el dinero y ahora nuevamente, ¿en verdad crees que soy idiota?
— Tranquila Jade, yo lo solucionare.
Jade salió dando un portazo, ya no quería seguir escuchándolo, en realidad ya no quería verlo, comenzó a plantearse que ella podría pagarse un lugar propio y acto seguido se dio cuenta que ella estaba manteniendo a Javier, él no aportaba en nada, en cierto punto le hacía recordar a Magnolia, ella era igual con Isaías, siempre viviendo de él, quien la trataba como una reina y aun así siempre estaba inconforme.
Al llegar a la empresa choco con un hombre y cuando se disculpó se dio cuenta que era asiático.
— Disculpe. — dijo Jade viendo el parecido que tenía con el joven al que ella había consolado casi dos meses atrás.
— Hola belleza, soy Wang Zhao, dueño de todo esto. — informo como que con esa explicación Jade debiera caer rendida ante él, los ojos del hombre tenían un brillo espeluznante, la joven sentía que la estaba desnudando con la mirada.
— Mmm, que bien, adiós. — huyo lo más lejos posible de él, pero fue inútil, ya que como le había informado, Wang era el dueño del lugar donde ella solo era una empleada.
Wang Zhao estaba acostumbrado a que las mujeres se arrojaran a sus brazos luego de presumir su fortuna y el hecho de que Jade se alejara de él, solo sirvió para atraerlo aún más, Wang era un depredador y Jade se acababa de convertir en su presa, fue así que minutos antes de que ella terminara su horario de trabajo el hombre la envió a buscar, ahora Jade sabía que no se había equivocado al querer correr lejos de él, estaban en la oficina del hombre y a pesar de la insistencia de este, Jade no quiso tomar asiento, solo se mantuvo cerca de la puerta, sea lo que sea que él quisiera, ella estaba dispuesta a correr lo más lejos posible.
— Jade, un hermoso nombre. — dijo mientras veía su expediente laborar.
— ¿Qué necesita señor Zhao? — la rubia no era hueca y no se prestaría a los juegos de ningún hombre.
— Quiero que seas mi mujer durante mi estadía en América, a cambio te propongo… — la rubia no dejo que terminara de hablar y dando un paso hacia la puerta respondió.
— No me interesa señor Zhao, podría prometerme el mundo y aun así lo rechazaría, que tenga buena tarde. — rebatió con tranquilidad, pero también con firmeza.
— Si das un paso más te despido, deberías sentirte alagada que así sea te mire. — el enfado se hacía presente, este hombre siempre conseguía lo que quería y ella no sería la excepción.
— Créame, señor, que siento muchas cosas cuando me mira… — Jade lo veía altiva, arrogante, algo en ella siempre la hacía actuar de esa forma cuando alguien se quería imponer a su voluntad o mejor dicho someterla con alguna especia de poder, como si en el fondo ella sintiera que debía ser al revés, aunque claro, ella era solo Jade Renger, carecía de poder o fortuna que utilizar para doblegar a los demás, pero… tenía carácter y de sobra. — Pero ninguna de ella es buena o agradable, y no necesita echarme, renuncio.
Jade salió de la oficina convencida de que había hecho lo correcto, no le daría la posibilidad a ese hombre de acosarla, no tardó mucho en juntar las pocas cosas que tenía en su cubículo, así como Wang no tardó mucho en salir tras ella, estaba furioso, Jade estaba saliendo de la empresa cuando el mayor de los hermanos Zhao la alcanzo, ambos se sorprendieron de encontrar a Javier afuera, Jade porque él jamás la iba a buscar a ningún lugar, no desde que comenzaron a vivir juntos, y Wang porque conocía al joven, era su mejor cliente en uno de los tantos casinos clandestinos que poseía el tigre blanco.
— Amor ¿qué haces aquí? — dijo Jade marcando la palabra amor, para hacerle saber a ese hombre que no estaba sola, cuando en realidad lo único que consiguió fue poner una soga a su cuello.
— Yo… vine por ti cariño, no me gusta que discutamos por pequeñeces. — Javier se convertía en todo un caballero cuando se daba cuenta que estaba a punto de perder a la mujer que lo mantenía de eso no había dudas. — Señor Zhao. — Jade quedo de piedra cuando Javier saludo de forma respetuosa a su ahora exjefe.
— Javier, hablaremos luego. — Wang ya sabía cómo tener lo que quería, solo era cuestión de tiempo.
— ¿Lo conoces? — indago Jade entre sorprendida y preocupada.
— sí, él tiene un casino clandestino, hace algún tiempo iba a jugar. — Javier omito que era en ese lugar donde perdía todo el dinero que la joven le daba para el hogar.
— No quiero que regreses a ese lugar, me oyes, acabo de renunciar por sus insinuaciones…
Jade fue clara con lo que paso, pero para Javier lo único que eso significaba era que Jade podía hacerlo rico, si Zhao Wang había puesto los ojos en ella, sus problemas económicos se acabarían, solo debía convencer a la joven de hacer una pequeña locura.
El vaso medio lleno, eso fue lo que la americana le había dicho a Loan y fue lo que Loan uso durante los días que siguieron al rompimiento con Susan, aunque ese ni siquiera era su verdadero nombre, solo Park sabia aquello, únicamente a su hermano menor le había confesado la verdad, se había enamorado de una ilusión, una mujer que en realidad no existía y la cual solo se había acercado a él por el tigre blanco, por suerte para la organización, la peli roja se había dado por vencida justo el mismo día que Loan pensaba cotarle toda la verdad. Se concentró en eso, como le dijo la americana, el vaso medio lleno, dejo el dolor a un lado y solo se permitió sentir alivio de que esa agente decidiera darse por vencida y por lo menos serle honesta, tranquilamente podría solo haber desaparecido, y en ese caso él hubiera pasado toda la vida buscando a alguien que no existe si, la americana de hermosos ojos tenía razón, debía centrarse en ver el lado positivo de cada cosa. — No lo comprendo, en ve
Sug-Zhao toco la puerta del monasterio luego de 15 años, la última vez que había acudido a aquel lugar, fue el día que su esposa legitima Suki, había fallecido, aun recordaba el golpe que dio a esa puerta de madera maciza y pesada, ahora un poco desgastada con el paso de los años, estaba molesto, más que eso, Sug-Zhao estaba furioso aquel día con las premoniciones de los monjes.— Señor Zhao, es un gusto verlo aquí una vez más. — el anciano dio un asentamiento de cabeza y el líder del tigre blanco solo lo vio con seriedad, aun guardaba un sabor amargo en su boca de aquella última vez, aun así, comenzó a seguir al mayor por los intrincados pasillos del monasterio.— No pareces sorprendido por mi presencia, aun luego de tantos años. — se limitó a responder, quien aún poseía el poder para hacer desaparecer a quien quisiera.— No estoy sorprendido señor Zhao, sabía que este día llegaría, recuerde lo que le dije aquella vez, el destino está escrito, nada pasa por casualidad. — Sug- Zhao ap
Jade pensaba que aún le quedaba 24 horas para intentar escapar, Javier se había negado a pedir ayuda a la policía, y la joven incluso había pensado como última opción, acudir al Don de Chicago, el gran Marco Constantini, por los rumores que se escuchaban en las calles, era un hombre de palabra, que solo pedía a cambio lealtad, ella podía ofrecer eso y Javier también, aunque en el fondo sentía que sería traicionar los principios con los que su padre Isaías la crio, y es que Isaías siempre fue un hombre de ley y no solo por ser un buen ciudadano, Isaías Renger una vez había pertenecido a las fuerzas de seguridad, por lo que la joven sabía muy bien lo bueno y lo malo, pero todo plan que su mente pudiera idear se vio destruido cuando Wang hizo presencia en la casa de Javier, encontrándolos a mitad de su intento de fuga.— Javier, te creí más inteligente. — el asiático dijo con falsa pena aquellas palabras, pero sus ojos no perdieron tiempo en recorrer el cuerpo curvilíneo de la rubia. — T
Jade no dijo nada, solo lo vio, tratando de descifrar si le decía la verdad o solo la estaba engañando, lo vio en silencio ir y venir por la amplia habitación, escucho como era llanada una bañadera, y se relajó ante el aroma tan delicioso que salía de lo que suponía era el baño.— Jade. — solo cuando escucho la voz de Loan fue que descubrió que había cerrado sus ojos, no se había dormido, pero ese delicioso aroma que se esparcía por el lugar la había relajado a tal punto que su mente había quedado en blanco. — Hare ingresar a las manitas…— ¿Manitas?— Son como las sirvientas en américa, ellas se ocuparán de bañarte y curar tu cuerpo…— Puedo hacerlo yo…— No, no puedes. — Loan respiro con pesar, sabía que sería todo muy complicado a partir de ese momento, no solo debía decirle que sería su esposa y eso era algo que no estaba en discusión si queria regresar a estados unidos, sino que era enseñarle una cultura nueva y muy antigua a la joven, pues si bien estaban en Pais X y en una era
Jade paso gran parte de la noche pensando cuales eran sus opciones y que debía hacer, definitivamente escapar no estaba a su alcance, no solo estaba en otro país, ella estaba en otro continente, en un lugar donde ni siquiera manejaba el idioma y por lo poco que había visto, los Zhao tenían poder en Chicago, y por lo que Loan le aseguro, ellos eran dueños de media Pais X, su única opción era aguardar a que Javier hiciera lo posible por encontrarla teniendo en cuenta y rezando a cuanto Dios se le ocurriera que continuara con vida, pero eso tampoco era garantía de nada, quería confiar en quien era su mejor amigo y el responsable de que ella estuviera metida en semejante problema pudiera salvarla, pero Javier era una persona común y corriente, entonces… todo recaía en ella, debía reconocer y aceptar de una vez por todas que estaba sola en el mundo.— Todo depende de ti Jade, solo de ti.Suspiro ahora si sintiendo el cansancio de la droga que Wang le había suministrado, pero también rela
Tenía miedo, tanto que no podía pensar, solo veía las cosas pasar frente a ella y fue cuando se dio cuenta que estaba caminando una vez más, no comprendía porque no lloraba, o así sea temblaba de miedo, quizás era porque Loan la llevaba de la mano, no se sentía como cuando Javier la tomaba, ni cuando eran amigos, ni luego, cuando lo arruinaron siendo novios, estaba tomada de la mano de un extraño, pero se sentía tan segura, como cuando Isaías la llevaba al parque de pequeña.—Bueno días, les voy a pedir que a partir de este momento hablen en inglés. — dijo con voz profunda Loan, cuando llegaron a un comedor, donde había tres hombres y una mujer, además de un par de empleados, Jade sonrió viéndolo, sabía que lo hacía porque un rato antes ella había bufado al no comprender lo que las manitas decían.— ¿Por respeto a tu novia? — indago Sakura, y Jade pudo detectar en su voz el mismo tono que Magnolia usaba cuando la menospreciaba frente a los demás, su padre, Javier, los vecinos e inclus
El desayuno continuo por varios minutos, en los cuales le informaron a la pareja de “novios” que Park se ocuparía de darle clases de chino a Jade, mientras que Loan se ponía al corriente con todo lo que al negocio familiar correspondía.Hubo un lapso de tensión, cuando el patriarca de los Zhao indago sobre su familia, y Jade dijo que era huérfana, Loan la vio con confusión, eso no era lo que ella le había contado, aun así, permaneció en silencio, no discutiría con Jade frente a los demás. Sakura sonrió lista para llamar a los custodios y que Sug diera la orden de matarla, una huérfana no tenía oportunidad alguna ni para ser concubina y Sakura lo sabía.— Bien creo que eso es todo… por ahora. — informo Sug y su actual esposa lo vio con molestia.— ¿No dirás nada? La americana es huérfana.
Javier veía el techo blanco del hospital, no esperaba visita alguna, pues sabía bien que la única persona que podría preocuparse por su bienestar no estaba en la ciudad, ni siquiera en el país ¿y como sabia aquello? Fácil, Loan Zhao, había ordenado que personas del clan Tigre Blanco le notificaran que Jade estaba bien, que desde que había pisado Pais X estaba bajo su cuidado, el próximo líder del clan y eso ocurriría porque la rubia que él conocía de toda la vida se casaría con el oriental.La enfermera que ingreso en ese momento cortándole todo pensamiento, le comunico que ya estaba dado de alta, luego de preguntarle si todo estaba en orden, ya que desde que fue ingresado, Javier no había demostrado más que dolor por sus heridas, sin embargo ahora, lo veía llorar, lagrimas pesadas y silenciosas, la enfermera que era una mujer mayor, supo que esas lagrimas eran de pena y no de dolor, aun así el joven se las arreglo para decir que todo estaba en orden, los matones que lo habían visitad