Destino de luna
Destino de luna
Por: Alejandro CD
Comienzo exitante

Krow New, una persona exitosa desde el punto de vista de cualquiera que lo analice. Con una inmensa fortuna respaldando su poder y una gran cantidad de territorios dominados que demostraban su inmensa hambre de expansión. Era alguien que lo había logrado todo en muy poco tiempo, causando así la admiración de cualquier persona que le conociera.

Bebía de una copa su liquido favorito. A muchos podría parecerles excéntricos aquellos gustos a la hora de beber mientras que a otros les parecía interesante dicha combinación que le deleitaba el gusto todas las noches. La bebida estaba compuesta por tres elementos; En su mayoría era el vino "Romanée-Conti Grand Cru" que funcionaba como base para su preparado. Vino que traían de la propia Europa para halagar al millonario. 

El segundo componente era ni más ni menos que sangre de algunos animales que se utilizaban para las granjas, como los borregos. Aunque había rumores que afirmaban que en muchas ocasiones empleaba sangre humana para esta combinación. 

El tercero pero no menos importante era una pisca de sal, elemento que no solo ayudaba a darle el sabor ideal si no que contaba con propiedades regenerativas para su sistema digestivo. 

A esta bebida decidió llamarle "Gondre" En honor al humano que le ayudó a elaborarla un siglo atrás. 

Todos los días a las 10:00 pm se sentaba en su lujoso sillón para deleitar un par de copas de este líquido. Le gustaba hacerlo con las cortinas abiertas para apreciar así al cielo y su tenue iluminación ocasionada por algunas estrellas y por la Luna.

Lo hacía recargado completamente, reposando como si el peso de los años ya le cobraran factura. Tenia tres siglos de existir pero su cuerpo lucía como el de un hombre de 30 años. Su fisonomía era la de un preparado atleta que se ejercita todos los días para lograr un cuerpo no solo marcado si no con buen volumen en los músculos. Principalmente los brazos y el pecho que se remarcaban bastante en aquella camisa negra ajustada que los cubría. 

Su aspecto era bien respaldado por el hermoso rostro que era lo primero en resaltar de él. Su tes morena clara muy lisa y bien cuidada. Su nariz afilada y gruesa que encajaba perfecto en aquel rostro pícaro y atractivo. La barba corta y muy bien cuidada era el complemento ideal para el rostro mostrando así facciones de un hombre interesante y atractivo. Sus ojos no eran la excepción en terrenos de la belleza y la atracción que esta puede generar. De tamaño medio y de color verde, capaces de hipnotizar a cualquiera que decidiera verlos por más de tres segundos sin sentirse apenado e incluso intimidado. Eran como dos grandes espejos que te invitaban a perderse en ellos.

El lugar donde se encontraba hacia un juego perfecto con su personalidad. Una habitación elegante con pintura en las paredes intactas, ni una sola mancha de suciedad o algún rayón. A pesar de su personalidad intensa y en ocasiones impulsiva, sabia cuidar muy bien aquel que para él era un lugar especial. 

Había un escritorio muy ordenado donde podían verse solo un par de carpetas y un bolígrafo de tinta negra. El escritorio no lucia mucho ante aquella obscuridad pues era de color gris opacándose aún más en aquel lugar. Junto a este escritorio había un mueble muy alto con algunos adornos lujosos, entre ellos resaltaba un globo terráqueo de oro así como varias figuras de deidades deformes que al mirarlas se perdían entre su espeluznante aspecto, de manera visual las hermosas joyas que custodiaban.

El resto de la habitación solo contaba con un protyector muy similar al que se usa en las escuelas modernas. Lo usaba para reproducir algunos vídeos y para ver la imagen de las cámaras de seguridad. 

Su tranquilidad de vio interrumpida por uno de sus asistentes que llamaba a su puerta un poco desesperada. 

—¡Señor por favor tiene que atender esto!—Hablaba muy apresurado como si quisiera correr al evento del que daba aviso, pero su jefe no pretendía corresponder al llamado con esa misma velocidad.

—¿Qué sucede Wils?, Estoy descansando.—Su voz era tenue pero imponente al mismo tiempo. Inconfundible para algunos mientras que para otros era un himno.

—Lo sé señor, créame que no me atrevería a interrumpir su descanso si no fuera algo importante.—Wils sabía perfectamente las reglas que su jefe tenía y no se hubiera atrevido a buscarlo si no lo considerara importante.—Es sólo que nadie puede solucionar este problema, solo usted.

—¿Eres consciente que hay nueve divisiones de hombres lobos, todos con un líder y varios representantes de cada división?—Preguntó un poco más molesto y dispuesto a dar un sermón a su noble encargado. 

—Soy consciente señor.—Respondió tragando saliva preocupado porque el carácter de su jefe no se saliera de control. Para evitar esto tenía que ser rápido y no darle más rodeos al asunto.—Por ese motivo estoy aquí, la mayoría de los líderes están a punto de pelear entre ellos, una gran rebelión esta comenzando en el gran salón. 

—¿Ah sí?—Contestó un poco emocionado y mucho más interesado en el tema. Bebió de una forma muy rápida lo que restaba en su copa y miró fijamente a la puerta desde donde su súbdito se dirigía a él por el otro extremo. La miró tan penetrante como si pudiera ver a Wils claramente detrás de ella. —¿Por qué todos los lobos estarían interesados en romper el régimen de paz, las reglas y por supuesto su seguridad al iniciar este conflicto?

—Mi señor, todo es por una mujer que capturaron.—Wils mantenía ese tono nervioso que ocurre al dar un mensaje importante a un líder con fama de tener un mal temperamento. Esa tensión aumentaba al no poder verlo a su rostro dejando a la imaginación colocar las facciones que ponía.—Todos ellos la reclamaban como suya y nadie está dispuesto a cederla o llegar a un acuerdo. 

—¡Maldición!—Se levantó de su cómodo asiento, ajustó su camisa y meditó un poco la situación para salir de ahí. Caminó lentamente pero con cada paso se sentía su perturbadora energía que se colocaba incluso por debajo de la puerta poniendo a Wils al borde de un infarto por la presión. 

El jefe de los hombre lobo salió por la puerta abriéndola fuertemente provocando un gran viento que sacudió todo lo que había cerca, incluido a su mensajero.

—Dime Wils, ¿Qué tiene esa mujer de extraordinario para provocar todo esto?—El jefe lobo era más alto que él por lo que tuvo que bajar la mirada para hacer contacto visual, esto perturbó más al mensajero. 

—No estoy seguro, solo se que un grupo de nuestras secciones la trajo y de inmediato llegaron todos los demás como si alguien les avisara, quisieron pelear por ella...

—No te estoy preguntando ¿Qué les hace pelear?—Interrumpió fríamente la conversación.—Estoy preguntando ¿Qué tiene esa mujer de especial para que yo salga de mi habitación y vaya hasta allá en mi hora de descanso?

Wils se quedó callado e incluso bajó la mirada, no supo que responder aunque el no hacerlo tampoco era una buena idea para enfrentar al jefe.

—Tu silencio me está diciendo que por un motivo inferior me estás interrumpiendo para que vaya a detener una pelea de lobos. ¿Es eso Wils?

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