AMÉRICAMe congelo, las piernas me tiemblan y un escalofrío recorre mi espina dorsal, me escabullí con Debby a la dichosa fiesta de la que Bryce me mantuvo alejada, y ahora entiendo por qué, mi amiga, es quien tiene que sostenerme del brazo para que no pierda el equilibrio. Ver a mi padre y hermana resulta ser un golpe bajo, hace dos años que no los veo y parece que fueron como veinte más. Ellos no se han dado cuenta de mi presencia, de hecho, nadie lo hace, ya que estamos escondidas detrás el Cristal de una de las entradas de la mansión. Me doy cuenta de cómo ayudan a bajar a mi hermana, mintió y ahora eso podría suponer una mancha en mi carrera, los reporteros se acercan a ella y comienzan a hacerle preguntas. —América, es mejor que nos vayamos —dice Debby. Pero no puedo apartar la mirada de la mujer que se parece a mí, solo que ella está llena de odio hacia Bryce y a mí. —No estoy segura —musito.—No creo que sea buena idea quedarnos después de lo que dijo tu hermana —respond
AMÉRICANo pude dormir en toda la noche, y cuando por fin lo logro, me despierta la alarma que me anuncia que ha amanecido. Miro a mi alrededor, por un segundo mantengo la esperanza de encontrar a Bryce dormido, a mi lado, pero la desilusión le embarga al notar que nada fue un sueño, una pesadilla, él no llegó a dormir, él seguro se quedó con Alene. Las palabras que le dijo, hacen que de nueva cuenta se conviertan en espinas que se me clavan en el pecho. De cualquier modo me doy una ducha rápida para despertar, no quiero encontrarlo, ya sé lo que me dirá y no me siento preparada para lo que viene. Voy a la habitación de Madeline, la cargo y ella me recibe como siempre, el color de sus ojos hace que un nudo se forme en mi garganta y la pego a mi pecho. —No importa bebé, somos tú y yo contra el mundo —le susurro—. No necesitamos a tu papá. Me quedo mirando a mi hija todo el tiempo que puedo, luego trabajo un momento hasta que Debby me saca de mi ensimismamiento. —He encontrado un
BRYCETermino de firmar los papeles que tengo frente a mí, siento que el cansancio se convierte en una enorme piedra que cae sobre mis hombros, lo que estoy haciendo no es para nada fácil, en especial, cuando la vida de América y de mi hija corren peligro. Muevo el cuello con estrés, necesito hacer que ellas estén a salvo y fuera de lo que mi padre provocó, aunque no estoy seguro todavía de ello. He mandado a un par de investigadores para que ahonden en el caso. Por otra parte, América está un poco extraña, trata de ser sutil y cortante cada que nos cruzamos en el camino, puso como excusa no follar porque está en sus días, pero joder, ha pasado una semana de eso, hay algo más y lo pienso averiguar. La mirada que me lanzó anoche, cuando entré al baño con la intención de ducharme con ella, cubriendo sus tetas y coño con las manos, como si no quisiera que la viera desnuda por mucho más tiempo, me hace sentir como una mierda. Había un destello de molestia, de decepción, vi el dolor en
AMÉRICAEntro a la habitación, tratando de ignorar tanto la pregunta cómo la presencia de Bryce, ha sido toda una odisea, y, sin embargo, las cosas están saliendo bien con el asunto del divorcio, Altair ha resultado no solo un buen abogado, sino, un excelente compañero y amigo. Hoy, luego de una reunión para mostrarme que el proceso ha avanzado, me invitó a cenar. Pase muchos días rechazando sus ofertas hasta que Debby me convenció de que no era tan mala idea, fue ahí cuando él me dijo que ningún abogado hubiera aceptado mi caso por Rupert, porque es el abogado de Bryce, mencionó que nunca pierde un caso y que es temido en el mundo de las leyes. Cruel para sus clientes, descarado con los jueces, implacable en los juzgados y ganador nato, así lo describió Altair. Le temen lo mismo que le tienen respeto, pero eso a él no le importa, así que eso lo convierte en una de mis personas favoritas. —Te hice una pregunta —insiste Bryce. Sello mis labios y lo miro por encima del hombro, ¿po
AMÉRICADuele, eso es lo que siento en el pecho cuando los veo juntos, pero no pienso demostrarles ningún indicio del daño que me están haciendo con su presencia aquí. Gracias a Dios, Madeline descansa su barbilla sobre la curvatura de mi cuello y hombro, se ha quedado dormida. —Mi sobrina —arguye Alene con falso orgullo. Olvida que somos gemelas y que sé cuando miente y cuando dice la verdad, bueno, esta es una de esas en las que dice mentiras. Imagino que está pensando en las mil maneras que tiene para sacarnos de aquí, pero antes de que lo haga, pienso salirme por mis propios medios. —Bryce me ha contado todo, quiero que sepas que estos dos años han sido un infierno para mí —habla—. No solo por lo obvio de mis piernas, sino, porque te he extrañado mucho. Miente. —Escapé de papá, y he venido a vivir aquí… Mi corazón se vuelve a romper y evito mirar a Bryce. —Quiero que comencemos de nuevo —finaliza mi hermana. Sello mis labios, sé que ambos esperan a que diga algo, siento q
BRYCEJuego con el anillo que América me dio hace una semana, una en la que ya no vive en la casa que compré por ella, no por su hermana, no me quiso escuchar, si bien, pude haberle gritado que todo es un maldito plan y que solo la intento proteger, no quise que tuviéramos más problemas y que todo se fuera por la borda. Solo esperaba que el resultado fuera positivo, porque estoy poniendo mucho en juego, se compró una casa a quince minutos de la mía, quince jodidos minutos nos separan. Y aún por las noches, rememoro las palabras que me dijo "Te amo" Maldita sea, yo también la amo, la deseo, es mi mujer, mi esposa, la madre de mi hija y futuros hijos, porque quiero tres como máximo, mi polla desea hundirse en su cuerpo todo el tiempo. Pero ahora tengo que esperar, las cosas con Alene van bien, sé que miente, sé que sigue teniendo contacto con su padre, lo único que me queda es averiguar qué es lo que planean los dos. Hacerla creer que quiero intentar las cosas con ella, me han orill
AMÉRICAEn cuanto digo las palabras, no me siento liberada como dijo que me sentiría, Altair, todo lo contrario, es como si un nuevo peso cayera sobre mis hombros, y ver la cara de desagrado de Bryce, con las pupilas brillando con algo parecido al miedo, no ayuda tampoco. El ambiente que se respira a nuestro alrededor, es más que hostil. Mi corazón late con tanta fuerza, que por un segundo creo que está a punto de salir de mi pecho. —Altair —rompo con el silencio ensordecedor. Mi abogado rompe el contacto visual con mi aún esposo falso. —Déjame a solas con Bryce —pido amable. —Pero… —duda.Niego con la cabeza. —Voy a estar bien —le aseguro. Él parece dudarlo por un segundo, pero al final asiente y nos deja a solas. En cuanto la puerta se cierra, Bryce parece haber recobrado su postura amenazante. —Supongo que ya debes saber cuál es la respuesta —lanza la carpeta al bote de basura—. Eso es un no, por supuesto. Me muerdo el labio inferior. Tratando de mantener la calma. —No h
AMÉRICALa cabeza me da vueltas, siento la imperiosa necesidad de vomitar, pero al recordar todo lo sucedido, abro los ojos de golpe, tengo frío, un escalofrío recorre mi espina dorsal cuando me doy cuenta de que estoy en medio del bosque, acostada, pero lo que me pone en alerta es el hecho de que estoy en ropa interior. La luz de la luna es lo único que me ayuda al momento de revisar miserablemente mi cuerpo, para ver si tengo algún golpe o indicios de violación, pero no hay nada, estoy bien, me siento bien, a excepción del hecho de que estoy casi desnuda, con frío, en medio de la nada boscosa. Me abrazo como si eso me fuera a quitar el frío que cala hasta en mis huesos, reviso a mi alrededor si está mi ropa, no hay nada, miro a mi alrededor, tampoco encuentro trampas. Armándome de valor, comienzo a caminar y me adentro a no sé dónde, piso algunas ramitas y siento que las plantas de mis pies se queman. Maldigo a quien sea que me haya metido en este lío, camino no sé por cuánto t